La noche loca que Ryan Lochte ocultó al mundo

Ryan Lochte.

RIO DE JANEIRO (AP) — El nadador olímpico estadounidense Ryan Lochte se disculpó el viernes por su conducta en torno al incidente del pasado fin de semana en una gasolinera de Río de Janeiro y señaló que debió ser más «cuidadoso y sincero» en la manera en que describió lo sucedido.

En un largo texto publicado a través de Instagram el viernes, Lochte dijo disculparse por su papel al robar la atención a los otros atletas olímpicos.

El nadador estadounidense, 12 veces ganador de medallas olímpicas, reiteró su afirmación de que un desconocido le apuntó con un arma y le exigió dinero a cambio de dejarlo ir. Lochte lo llamó un asalto a mano armada, pero la policía brasileña indicó que él y otros tres nadadores realizaron actos vandálicos en el baño de una gasolinera y fueron confrontados por guardias de seguridad armados.

Como siempre, la verdad ha sido descubierta por la prensa. Corría la noche del sábado en Río y el nadador Ryan Lochte, compañero de cuarto de la leyenda de la natación Michael Phelps, tenía una medalla de oro que celebrar. La Casa de Francia, uno de los lugares patrocinados por los países visitantes durante los Juegos, estaba de fiesta y el estadounidense, acompañado por los también nadadores Gunnar Bentz, Jack Conger, y Jimmy Feigen, decidió ir. Eran casi las dos de la madrugada del domingo y había una larga fila para entrar al evento, cuyas invitaciones rondaban los 600 reales (unos 186 dólares). Lotche y compañía esquivaron la cola y entraron con aire de vencedores. Al fin y al cabo, eran las estrellas de la noche.

Los nadadores bebieron y mucho, como reconocieron después. Lochte llegó a compartir en una red social un vídeo del lugar. La fiesta era enorme. Unas mujeres aparecieron, flirtearon y se besaron con los atletas. Después, se contaron los detalles en el taxi que las llevó de vuelta a casa. El taxista oyó la conversación y acabó siendo una de las piezas clave de la investigación al relatar a la policía los diálogos. “Eso indicaba que uno de los atletas tenía un motivo para no divulgar la historia verdadera”, afirmó el jefe de la Policía Civil, Fernando Veloso. Lochte mantiene una relación desde marzo pasado con la modelo Kayla Rae, según la prensa norteamericana.

Los nadadores dejaron la fiesta muy animados cuando faltaban 15 minutos para las seis de la mañana– y no a las cuatro, como inicialmente declararon – y pidieron un taxi. En el camino de cerca de 40 kilómetros que separaba el baile, en la turística Laguna Rodrigo de Freitas, de la Villa de los atletas, los nadadores hicieron una parada. Necesitaban ir al baño. El taxista entonces aparcó el coche en el lateral de una gasolinera de la avenida de las Américas, ya en Barra da Tijuca, cerca del Parque Olímpico. Lochte estaba  exaltado, confirmó uno de los compañeros a la policía, y parte del grupo acabó haciendo pis en la calle. Arrancaron una placa del puesto y al llegar a los baños rompieron espejos, jaboneras y la propia puerta. La policía no aclaró si todos participaron o fue solo Lochte, el más agitado, pero confirmó que el medallista había consumido mucho alcohol.

La confusión llamó la atención de los trabajadores de seguridad de la gasolinera, dos agentes (no fue confirmado si son policías militares o agentes penitenciarios) que estaban trabajando. Ellos, en portugués, intentaron advertir a los nadadores sin mucho éxito. Querían evitar que se fueran antes de que la policía llegase y que pagaran los daños. Lochte y compañía no tenían ninguna intención de obedecer, según la policía, y pidieron al taxista que los sacase de allí, pero el conductor se negó. No quería problemas y menos aún con hombres armados. La situación se salió de control.

Al menos uno de los guardas acabó mostrando su arma para obligarlos a quedarse quietos. El vigilante ordenó, ayudado por una persona (ahora testigo) que se ofreció como intérprete, que se sentaran en el suelo. Todos obedecieron, menos Lochte, que estaba decidido a quedarse de pie. La escena tiene cierta similitud con la que el nadador describió en una televisión de EE UU después de que el escándalo del supuesto asalto fuese divulgado, solo que en la versión del atleta él se colocaba como víctima de un robo por parte de falsos policías que lo habían obligado a salir del taxi y tumbarse en el suelo.

“Pararon nuestro taxi y esos sujetos salieron con un distintivo de la policía, sin el luminoso ni nada además de ese distintivo, y nos quitaron del coche. Sacaron las armas y dijeron a los otros nadadores que se acostaran en el suelo. Ellos lo hicieron. Yo me negué, no habíamos hecho nada malo”, relató Lochte. En su versión no había mención ninguna al vandalismo. La policía afirmó que dudaba mucho que “una persona normal” hubiera podido confundir la situación filmada por las cámaras de seguridad con un crimen violento.

El conflicto acabó resolviéndose con dinero: 100 reales (31 dólares) y una multa de 20 dólares. La cantidad, según lo que el dueño de la gasolinera declaró a Globo, no cubre los gastos de los daños que causaron, pero permitió a los nadadores volver a la Villa antes de que llegase la policía.

En esta imagen del domingo 14 de agosto de 2016, tomada de un video de vigilancia, el estadounidense Ryan Lochte (2do de derecha a izquierda), aparece con otros nadadores en una gasolinera, durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (Policía brasileña via AP)
En esta imagen del domingo 14 de agosto de 2016, tomada de un video de vigilancia, el estadounidense Ryan Lochte (2do de derecha a izquierda), aparece con otros nadadores en una gasolinera, durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (Policía brasileña via AP)

«Acepto la responsabilidad por mi rol en este incidente y he aprendido una valiosa lección», declaró Lochte.

Dos de los otros nadadores, Gunnar Bentz y Jack Conger, viajaban a Estados Unidos el viernes después de haber sido retenidos por las autoridades brasileñas para declarar. El cuarto atleta implicado, Jimmy Feigen, llegó a un acuerdo con un juez de Brasil para realizar un pago de 10.800 dólares y se le ha permitido abandonar el país el viernes por la noche, de acuerdo con su abogado.

«Aceptamos y agradecemos su disculpa», dijo Mario Andrada, vocero del Comité organizador de los Juegos Olímpicos de Río.

El drama en torno al supuesto asalto —y los constantes cambios de versiones de los nadadores sobre lo ocurrido— enfureció a los brasileños, que lo consideran un incidente que crea una mancha en la imagen de la ciudad y sus Juegos Olímpicos en momentos en que se esfuerzan por demostrar que son capaces de organizar unas justas olímpicas de forma segura.

La saga representó una enorme vergüenza para la delegación olímpica de Estados Unidos.

Los acontecimientos se desataron el viernes por la mañana después que la policía anunció que Lochte y tres de sus compañeros no habían sido retenidos a punta de pistola después de una reunión el sábado por la noche, como Lochte aseguró. En su lugar, la policía brasileña señaló que los atletas, ebrios, causaron destrozos en el baño de una gasolinera y fueron interrogados por guardias armados antes de pagar por los daños e irse del lugar.

«Ningún robo fue cometido contra estos atletas. Ellos no fueron víctimas de los delitos que dijeron», subrayó el jefe de la policía civil, Fernando Veloso, en conferencia de prensa.

Mientras Bentz y Conger abordaban el avión rumbo a casa la noche del jueves, su abogado insistió en que ninguno de los dos tuvo nada que ver con el relato de Lochte —quien de antemano había salido de Brasil durante la semana.

Bentz y Conger «sólo declararon como testigos. Esto debe quedar muy en claro», enfatizó el abogado Sergio Riera a The Associated Press. «Ellos no ofrecieron ningún falso testimonio. Ellos no mintieron en sus declaraciones».

Por PETER PRENGAMAN, Associated Press
MAURICIO SAVARESE, Associated Press
LUIS ANDRES HENAO, Associated Press

Los periodistas se reúnen en torno a los nadadores estadounidenses olímpicos Gunnar Bentz, izquierda, y Jack Conger, centro, mientras sales de una estación de policía en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, el jueves 18 de agosto de 2016. (AP Foto/Mauro Pimentel)
Los periodistas se reúnen en torno a los nadadores estadounidenses olímpicos Gunnar Bentz, izquierda, y Jack Conger, centro, mientras sales de una estación de policía en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, el jueves 18 de agosto de 2016. (AP Foto/Mauro Pimentel)
Ryan Lochte, en foto del 29 de julio de 2011.
Ryan Lochte, en foto del 29 de julio de 2011.

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