Fariñas: «Temo que Cuba termine en una guerra civil, como Siria o Libia»

Guillermo Fariñas√ΩΩ

Mientras la Unión Europea (UE) ultima un nuevo marco de relaciones con La Habana, el disidente cubano Guillermo Fariñas opinó hoy que la situación en Cuba puede derivar en una guerra civil si ese acuerdo no está condicionado al respeto a los derechos humanos.

«Tengo miedo a que Cuba termine en una guerra civil, como en Siria o Libia. Todas las condiciones políticas, económicas y sociales están creadas para eso», dijo en una entrevista con Efe Guillermo «El Coco» Fariñas (Santa Clara, 1962) en la sede del Parlamento Europeo (PE) de Bruselas.

Con voz calmada, traje holgado y aquejado por problemas de circulación sanguínea, debido a sus últimos 54 días de ayuno, Fariñas -que ha hecho 25 huelgas de hambre- se expresa la víspera de su comparecencia ante la subcomisión de Derechos Humanos del PE.

«Venimos a buscar la vergüenza, la ética y la moral de los eurodiputados. Quieren lo mejor para Cuba pero, nos da la impresión de que están siendo manipulados por el gobierno cubano, que son muy hábiles en dar la impresión de que ha habido cambios cuando en realidad no ha habido nada», opina el Premio Sájarov 2010 a la Libertad de Conciencia.

El periodista cubano ha pasado más de 11 años en prisión por su militancia contra la revolución castrista.

«Creo que si los dos grandes bloques políticos democráticos de este mundo, la UE y Estados Unidos, no comienzan a ponerle pautas al gobierno cubano (…) con pasos hacia la democracia, va a llegar una cadena de explosiones sociales, porque hay mucho odio acumulado, que va a derivar en una guerra civil. Tenemos que buscar una solución negociada», opina.

La Unión Europea espera aprobar antes de que termine el año un acuerdo bilateral con Cuba que defina un nuevo escenario de relaciones con el país latinoamericano, el único de la región con el que el club europeo no tenía un acuerdo de ese tipo.

Europeos y cubanos iniciaron las negociaciones de su primer acuerdo bilateral en abril de 2014 y, una vez concluidas, el pacto quedó rubricado el pasado 11 de marzo en una ceremonia en La Habana.

El objetivo de la negociación ha sido abrir una nueva etapa de relaciones y superar la llamada posición común, la política que la Unión todavía aplica para regular sus relaciones con La Habana y que fue impulsada en 1996 por el Gobierno conservador español encabezado entonces por José María Aznar.

Las autoridades cubanas siempre han considerado esa política como un escollo para unas relaciones plenas con la UE.

En septiembre pasado, la Comisión Europea propuso a los países de la Unión respaldar el acuerdo de cooperación y diálogo político con La Habana. En paralelo al acuerdo, ambas partes han establecido un diálogo formal sobre derechos humanos.

«Estamos a favor de que haya un acuerdo y de que la UE se involucre en el tema cubano. Pero creemos que cuando uno está negociando con bandidos» hay que poner «plazos de tiempo a cumplir con respecto a los derechos humanos», dijo el opositor.

A su juicio, el acuerdo debería recoger aspectos concretos como la liberación de los presos políticos, la legalización de otros partidos políticos, creación de una ley electoral democrática, entre otros.

«La UE y EEUU están compitiendo a ver quién obtiene más prebendas económicas en Cuba(…). No puede haber prosperidad económica si no hay libertad y democracia», razona Fariñas, que ve «incongruente» que Europa no consulte con la oposición.

«Los demócratas somos nosotros», dice el intelectual, que en el más largo de sus ayunos políticos, de 12 meses y en la cárcel, pasó de 82 a 48 kilos.

Su compromiso con la no violencia es inequívoco, pero esquiva lanzar una crítica directa a los grupos de oposición que, desde Miami, Nueva Jersey o Puerto Rico, se sirvieron de la violencia para intentar derrotar al castrismo.

«No podemos hablar de un terrorismo de izquierdas, que es bueno, y un terrorismo de derechas, que es malo. Tenemos que empezar a perdonarnos», añade el cubano, que realiza una gira europea en la que ha pasado por Madrid y que le llevará al Consejo de Europa en Estrasburgo (Francia) y a dos universidades españolas, en Valencia y Salamanca.

Fariñas acusó a los revolucionarios cubanos de haber sido los primeros en recurrir a la violencia contra la población, y fija su discurso en la figura de su propio padre, que perteneció al Movimiento 26 de julio de Fidel Castro para derrocar al dictador Fulgencio Batista.

«Ponían bombas (…) para crear el caos y que la gente se quedara en sus casas. Y eso lo ordenó Fidel Castro», recuerda.

Equipara al comandante a su hermano Raúl, que ha sido «capaz de pedir que perdonen a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)» pero que no accede a «perdonar a sus propios compatriotas que ejercieron la violencia en un momento determinado».

«Lo que te enseña la lucha no violenta es a perdonar. Si dependiera de nosotros, comenzaría ahora mismo», concluye. EFE (I)

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