Investigan aportes millonarios de Chávez a Madres Plaza de Mayo

El fiscal argentino de antilavado, Raúl Pleé, investiga si el gobierno de Hugo Chávez destinó fondos estatales a la Fundación de la Madres de Plaza de Mayo de Argentina y si Sergio Schoklender (el ex apoderado de la Fundación investigado por lavado de dinero) tuvo acceso a ese dinero. La investigación está centrada en el uso que le dio la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo al financiamiento internacional que recibió. La inquietud surgió luego de que Schoklender hiciera sospechosos cambios de dólares y euros en mesas de dinero del microcentro porteño (de la ciudad de Buenos Aires).

Hugo Chávez y Hebe de Bonafini.
Así, el fiscal antilavado espera un listado completo de todos los aportes del extranjero que recibió la Fundación para determinar si la plata fue efectivamente a la casa de altos estudios o si hubo algún desvío de dinero. Dos diputados opositores venezolanos de Unidad Democrática, Miguel Ángel Rodríguez y Carlos Berrizbeitía, sospechan que Chávez envió fondos a la entidad de Hebe de Bonafini. Según indica el diario Clarín, la suma sería de 1 millón de dólares para la cátedra Pensamiento bolivariano.

Rodríguez asegura que «la señora de Bonafini es una consentida del régimen de Chávez en Venezuela, y con este caso de corrupción se hace urgente escrutar qué cantidad de los fondos que ha manejado la Fundación Madres de la Plaza de Mayo viene del gobierno venezolano o de alguno de sus afiliados privados». Las Madres también habrían administrado donaciones provenientes de ONG extranjeras, de fundaciones políticas de Alemania, países escandinavos y del gobierno de Galicia, entre otros.

Allanamiento

El viernes pasado, la Policía Federal de Argentina allanó varios inmuebles de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en Buenos Aires, por orden del juez que investiga al ex apoderado de la institución, Sergio Schoklender, por presunto lavado de dinero y defraudación al Estado. Los agentes ingresaron al edificio en el que funciona la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo y a la sede de la Fundación Sueños Compartidos, a través de la que construyen viviendas populares con millonarios aportes estatales.

El juez federal Norberto Oyarbide ordenó un total de doce allanamientos en edificios dependientes de las Madres, de Schoklender y de terceras personas que están siendo investigadas por su presunta implicación en los hechos, entre ellos el hermano del ex apoderado, Pablo Schoklender, quien también trabajaba en la asociación humanitaria.

Hebe de Bonafini y Sergio Schoklender.

Las Madres de Plaza de Mayo solicitaron ser admitidas como parte querellante en la causa, a la vez que denunciaron a los hermanos Schoklender por asociación ilícita, administración fraudulenta y falsedad documental. En realidad, mucha gente sabía en Buenos Aires que el apoderado Sergio Schoklender, de 53 años, el hombre con gafas oscuras, siempre al lado de Hebe de Bonafini, andaba en avión privado, tenia un Ferrari e, incluso, paseaba en yate por el río de la Plata. También que el dinero que manejaba podía estar saliendo de los cuantiosos fondos públicos que entregaba el Gobierno a la asociación para realizar obras sociales. Mucha gente lo sabía, pero nadie hizo nada, hasta que el escándalo estalló con toda su fuerza y en pocos días alcanzó a la propia Hebe, presidenta de la asociación y el mejor exponente de los problemas que existen en Argentina con grupos de defensa de los derechos humanos, a los que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y buena parte de la sociedad, han considerado, hasta ahora, ajenos a cualquier control o crítica.

Para Bonafini no se trataba más que de «pelotudeces». Hoy, esta mujer de 82 años, que encarnó como nadie la resistencia a la dictadura, tiene que explicar que no conocía los manejos corruptos de sus protegidos y defenderse alegando que es una mujer anciana, engañada y estafada. «Esos malditos tienen que ir a la cárcel para siempre», se despachó el viernes.

Historia de Hebe.

La titular de Madres, Hebe de Bonafini, ha deslindado toda responsabilidad de la institución que preside con los hechos delictivos que investiga la Justicia. El suyo es un caso paradigmático. En febrero de 1977 fue secuestrado su hijo mayor, Jorge. Diez meses después desapareció su otro hijo, Raúl. Al año siguiente fue su nuera, la esposa de Jorge, la que fue capturada. «Yo era una mujer del montón, un ama de casa más. No sabía muchas cosas, no me interesaban. La cuestión económica, la situación política, me eran totalmente ajenas», explica ella en una historia publicada por el diario El País. Pero tuvo el suficiente coraje como para ayudar a fundar el grupo de madres de desaparecidos que rompió el silencio manifestándose, día tras día, ante la Casa Rosada, con pañuelos blancos que las identificaron para siempre. Con la llegada de la democracia, y a diferencia de algunas de sus compañeras, Hebe decidió asumir la ideología revolucionaria de sus hijos y acompañar sus reclamaciones por los derechos humanos con una activa propaganda antinorteamericana y anticapitalista. La batalla interna dentro de la organización finalizó con la salida de un grupo que pasó a llamarse «Línea Fundadora» y la creación de las Abuelas de Plaza de Mayo, que preside Estela de Carlotto, y que se concentra en la localización de los bebés secuestrados por la dictadura y dados ilegalmente en adopción.

Poco a poco, De Bonafini fue aumentando su participación en la vida pública y su agresividad: defendió a ETA, se alegró sinceramente por el atentado de las Torres Gemelas y arremetió con vehemencia contra quienes criticaran a Néstor y Cristina Kirchner, sus grandes protectores. Todo quedaba disculpado en la izquierda argentina. «Dura, exagerada, inclemente, extrema, caprichosa, injuriosa como solo sabe injuriar quien fue brutalmente dañado, todo eso ha sido la voz de Hebe», escribe el filósofo Ricardo Foster, cercano al oficialismo, que la semana pasada, acudió también, en medio del escándalo a la entrega del Premio Rodolfo Wash, como reconocimiento a su lucha por los derechos humanos.



En ese ambiente, y sin que nadie le ayudara a ponerse límites, Hebe de Bonafini fue creciendo y, con ella, la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, que pasó a desarrollar diversas obras sociales, entre ellas la construcción de viviendas de bajo coste, y a disponer de una radio y una universidad. Por cosas misteriosas de la vida, esta madre despojada de sus hijos fue a caer en manos de los hermanos Sergio y Pablo Schoklender, que, cuando tenían 23 y 20 años respectivamente, asesinaron a golpes a sus padres, Mauricio, ingeniero y empresario, y Silvia, una mujer que se movía en la alta burguesía porteña. Hebe conoció a Sergio en la cárcel y rápidamente le ofreció trabajo para que pudieran disfrutar de libertad condicional. Nunca quedaron claros los motivos del doble parricidio. Se sabe que Sergio quiso asumir toda la responsabilidad y que su hermano Pablo, huido y finalmente condenado también, le escribió una carta conmovedora en la que expresaba su afecto y admiración.

«Yo soy Sergio Schoklender»

Cuentas en rojo. Manejo discrecional de fondos. Las irregularidades administrativas de la “Misión Sueños Compartidos” de las Madres de Plaza de Mayo, en Argentina, fueron investigadas por los periodistas Jorge Lanata y Leonardo Nicosia, en un reportaje publicado en Perfil.com, meses antes que los jueces tomen el caso.

Según los investigadores, el Gobierno de Cristina Kirchner intentó “ordenar” los libros contables de la Fundación enviando allí a Felisa Miceli, y el periodismo, con muy pocas excepciones, hizo lo posible por silenciar rumores: las visitas nocturnas de Sergio Schoklender al Casino de Puerto Madero, los ostensibles retrasos en las obras licitadas, los cheques rebotados por los bancos, pero silenciados por el sistema. Lanata admite que él mismo no fue la excepción: «parte de los datos de esta nota duermen en el disco rígido de mi computadora desde 2009 y evité despertarlos, siempre, con la misma excusa: Son las Madres…”.

La Presidenta Cristina Kirchner junto a Hebe de Bonifani.

Cuando el  escándalo ya fue inevitable, el Instituto de la Vivienda se negó a seguir girando fondos ante los incumplimientos del plan de obras; las Madres entonces taparon de pintadas la casa del presidente del IVC, la sede del Gobierno porteño y cortaron la intersección de la General Paz y la Avenida Ricchieri en señal de protesta. Antes, habían hecho un ayuno en la Catedral para reclamar por fondos retenidos. El gobierno de Cristina Kirchner cedió: presentaron un “balance presentable” y dijeron que sentían “orgullo por colaborar” con quienes “están haciendo una excelente tarea”,mientras se describió como “una militante de toda la vida”. El título del documento firmado estaba cubierto de eufemismos: “Desfasaje financiero años 2007 y 2008”.

El rojo financiero de 2007 era de $ 10.821.945,14 y el de 2008 se proyectaba en $ 20.710.539.

La argumentación en detalle del déficit está antecedida por una explicación: “se trata de sumas invertidas en conceptos que no tenían financiamiento previo y que ya se han abonado con otros recursos”.

Los saldos negativos del balance de Felisa se completaban con los gastos de la Universidad de las Madres (no tiene aranceles, hay una cuota promedio de 30 pesos al mes que sólo paga el 30% de los estudiantes), la Radio (con sueldos y cargas sociales de 29 personas) y la Fundación. “Si nosotros hiciéramos eso con fondos del exterior nos meterían presos –afirmó a PERFIL una fuente vinculada con la construcción de viviendas populares. Aún si pudiéramos explicar la necesidad social de las obras emprendidas, ni el gobierno de Canadá, ni la Comunidad Europea ni el Banco Mundial lo aceptarían, por mas justificado que lo encuentren”. La fuente afirmó que la calidad de viviendas que las Madres construyen es muy buena, en opinión de varias ONGs, pero para iniciar las obras nunca se necesita mas de un aporte inicial del 30% (la comparación alude a que las Madres recibieron, en el caso de la construcción de viviendas en el barrio Los Piletones, el 82% de adelanto financiero. La obra se contrató en 2007 y aún no está terminada: deben entregar 84 viviendas en julio y otras 84 en diciembre).

Bonifani y Sergio Scoklender.

The dream is over.  Sergio Scoklender (52 años, abogado, una hija natural reconocida después de 11 años de juicio, en libertad condicional desde 1995 después de haber sido condenado por el homicidio de sus padres) fue el creador del emprendimiento constructor de las Madres lanzado en 2006. El proyecto “Sueños Compartidos” ya construyó unas 4.800 viviendas financiadas por el Gobierno nacional, en su mayoría en el Chaco, Capital Federal y Tigre.

Hasta los legisladores han fracasado en su intento por conseguir la cifra exacta de fondos que la constructora recibió por parte del Gobierno: la diputada Elsa Quiroz afirmó que el Ejecutivo se ocupa de “esconder” la cifra en el Presupuesto y evita mostrarla en las páginas oficiales. “Hay un bloqueo de la información en todos los aspectos vinculados a los fondos públicos”, dijo. Según el diario La Nación, en base a una evaluación propia, las Madres reciben, sólo en el caso de la Ciudad, unos 75 millones de pesos.

La verdad es que los cinco mil pesos de salario de Sergio Schoklender en la Fundación no llegan a explicar su nivel de vida:
-Posee una casaquinta en La Lonja (Pilar) con 157 metros construidos.
-Alquiló una casa en el country Highland, uno de los mas exclusivos de la zona de Pilar.
-Se lo vincula con un crucero bautizado Arete, matrícula REY 044 668, de 14 metros de eslora y un valor aproximado de 400 mil dólares. Arete pertenece a la empresa Medorek, con el mismo domicilio fiscal que el declarado por Schoklender: Alvarez Thomas al 100.
-Es habitual pasajero de dos aviones charter: un Cessna Citation y un Pipper Cheyenne Turbo con los que viaja por el interior para controlar la marcha de las obras de las Madres. Ha llegado a hacer tres viajes diarios al Chaco, por ejemplo, a un costo de 7 mil dólares cada uno. Las aeronaves están también a nombre de Meldorek, que declara entre sus objetivos sociales el de “servicio de transporte aéreo de pasajeros”.
-Compró dos terrenos en Jose C. Paz, que incluyen una mansión de 19 habitaciones,14 baños, canchas de tenis y fútbol, vestuarios, quincho y pileta.

Este proceso judicial podría incluir la citación de la histórica presidenta de Madres, Hebe de Bonafini, y salpica al gobierno de Cristina Kirchner, que subsidia los proyectos humanitarios y sociales de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.

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