Los túneles secretos de Gadafi

Obsesionado por su seguridad, el coronel Gadafi ha dedicado casi 30 años de su dictadura a urdir una de las maniobras de evasión mejor proyectadas de la historia, según relata un reportaje de El País, uno de los diarios más prestigiosos del mundo. Preocupado por la creciente hostilidad de Occidente contra su régimen, el líder libio puso en marcha en 1984 la construcción de cientos de miles de kilómetros que oficialmente fueron descritos como ‘túneles de riego’, pero cuya utilidad podría ir más allá de lo doméstico. Según Sky News, el coronel libio pudo escapar de su complejo -tomado este martes por los insurgentes- utilizando el búnker y sistema de túneles bajo Bab el Aziziya.

La red de túneles fue diseñada en 1984 para suministrar agua procedente de los acuíferos saharianos a las grandes ciudades, como Trípoli o Bengasi. La construcción de más de 2.000 kilómetros de canales subterráneos corrió a cargo de ingenieros alemanes, informa el semanario germano Spiegel. Los servicios de inteligencia estadounidenses, sin embargo, sospechan que las instalaciones del proyecto Great man made river (El gran río artificial) no solo tengan un uso doméstico. Los conductos podrían tener, además, un uso militar y servir a Gadafi de vía de escape en caso de ataque, según el diario británico The Telegraph.

Según Sky News, el coronel libio pudo escapar de su complejo -tomado este martes por los insurgentes- utilizando el búnker y sistema de túneles bajo Bab el Aziziya. Un entramado de túneles que confluyen en una serie de búnkeres diseminados por la geografía libia podrían servirle de guarida. Los servicios de inteligencia norteamericanos han barajado largo tiempo esta posibilidad. Al parecer técnicos y maquinaria europea y surcoreana podrían haber hecho posible este vasto proyecto de ingeniería.

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Construido a base de secciones de hormigón armado de unas 76 toneladas de peso y a una profundidad de 182 metros de profundidad, los conductos subterráneos podrían posibilitar la movilidad del coronel.

La obra, cuyo costo alcanzó los 17.000 millones de euros, recibió el nombre de ‘el gran río hecho por el hombre’ y fue proyectada como suministro de agua procedente de los acuíferos saharianos a las grandes ciudades, como Trípoli o Bengasi.

Los periodistas congregados en el hotel Rixos de Trípoli avalaron en mayo la existencia de dichos túneles tras una de las últimas comparecencias del líder líbio en los bajos del edificio. Ninguno de los reporteros había visto al coronel entrar en el edificio, de modo que su presencia solo era posible a través de algún tipo de infraestructura subterránea. Algo similar ocurrió el martes, cuando el hijo de Gadafi, Saif al Islam, apareció sorpresivamente en el hotel Rixos, mientras afuera se combatía, dio declaraciones a la prensa internacional, y luego desapareció de la misma manera que había llegado.

Naciones Unidas podría conocer el trazado de dichos corredores subterráneos, ya que fueron construidos casi en su totalidad por compañías occidentales. Según informa el diario británico The Telegraph, el entramado podría conectar algunas de las principales ciudades de Libia con el desierto, al sur del país.

En abril pasado, diversos túneles de similares características se hallaron bajo el palacio de verano de Gadafi en la localidad de Al Bayda, controlada por los rebeldes. El complejo, dotado de dormitorios, cocinas, cuartos de baño e incluso una sauna, fue descubierto a más de nueve metros de profundidad y mostrado por la cadena Al Yazira.

La existencia de otro complejo similar ha sido revelado por un ingeniero holandés, que prefiere el anonimato, pero que ha conversado con el diario español El País. Se trataba de un búnker resistente a un ataque atómico, «lleno de aparatos de comunicación y escucha» y «extraordinariamente lujoso», ha añadido el ingeniero. El recinto tiene 60 metros de largo por 20 de ancho y capacidad para alojar a 20 personas.

No bastaba con un lugar donde refugiarse de los bombardeos. Después de un ataque, Gadafi «tiene que enseñar que está vivo, por lo que el búnker cuenta con un estudio de televisión». Una antena oculta, que después del ataque sobresale de un techo que se abre, sirven para que el dictador pueda decir: «Eh, que estoy vivo», ha señalado.

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