Reforma en Cuba permite comprar y vender casas

Por primera vez en más de medio siglo, los cubanos podrán comprar y vender viviendas de forma particular a partir del próximo 10 de noviembre, según una reforma legislativa largamente esperada por la población y aprobada ayer por el presidente Raúl Castro dentro de su plan para «actualizar» el modelo económico socialista.

La Gaceta Oficial de Cuba publicó ayer en su página web un decreto firmado por Castro y acompañado por varias resoluciones que eliminan prohibiciones vigentes durante décadas y flexibilizan la transmisión de la propiedad de la vivienda que podrá hacerse mediante compraventa, permuta, donación o adjudicación.

«Se eliminan las autorizaciones previas de las direcciones municipales de la Vivienda, y se requerirá la inscripción del inmueble en el Registro de Propiedad», precisó Granma sobre la nueva ley, que será publicada en las próximas horas en la Gaceta Oficial. «La nueva legislación ratifica que sólo se podrá ser propietario de una vivienda como residencia permanente y otra en zonas de descanso o veraneo», añadió.

«Es un paso adelante muy grande. Con esta acción, el Estado está garantizando derechos de propiedad que antes no existían -dijo el especialista norteamericano en Cuba del Lexington Institute Philip J. Peters-. Si se piensa en el punto de vista de una familia cubana, convierte la casa que hasta ahora era un lugar para vivir en una fuerte de riqueza o una garantía. Es un activo que puede volverse líquido.»

En las calles de La Habana, la gente celebraba ayer la noticia, a pesar de que era esperada. «Esto me va a ayudar porque tengo algo de dinero y podré comprar una casa mejor», dijo Oscar Palacios Delgado, un empleado de 60 años.

La norma forma parte de las reformas aprobadas en abril por el VI Congreso del Partido Comunista (único) para dinamizar la maltrecha economía de la isla y reducir un déficit estimado en medio millón de viviendas. Las reformas económicas, incluida la legalización del trabajo privado y la compraventa de automóviles, fueron puestas en vigor gradualmente por el presidente Raúl Castro luego de que su hermano Fidel Castro le cediera el poder en 2006 por graves problemas de salud.

Más de un 80% de los cubanos son propietarios de sus viviendas, pero hasta ahora no las podían vender por disposiciones legales, sino solamente permutar.

Los problemas de la vivienda han sido durante décadas una «odisea» social, económica y burocrática en Cuba, donde hasta ahora las opciones para acceder a una casa se limitaban a las permutas, las herencias, conseguir un permiso estatal de construcción o acudir al mercado ilegal.

La necesidad de sortear las prohibiciones creó en la isla un mercado negro con construcciones clandestinas, falsificación de documentos, funcionarios corruptos y estafas.

Además Cuba, con 11,2 millones de habitantes, tenía hasta 2010 un déficit reconocido de unas 600.000 casas, en parte por los destrozos que causaron tres huracanes en 2008.

Según datos oficiales, más del 50% de las construcciones en la isla están en mal estado y 8,5 de cada 10 edificios necesitan reparaciones, a lo que se suman incumplimientos en los planes estatales de construcción.

En cuanto a la compraventa, el decreto firmado por Castro establece que la operación se realizará ante notario por el precio que libremente acuerden las partes y el comprador debe acreditar, entre otros, la existencia del dinero en una sucursal bancaria y presentar una declaración que garantice que la cantidad se ha obtenido lícitamente.

Las operaciones de transmisión de propiedad de vivienda estarán sujetas a impuestos y, en el caso de la compraventa, será de un 4% sobre el precio del inmueble.

La forma de pago será a través de un cheque gerencial emitido por el banco donde previamente el comprador habrá ingresado el dinero.

En el caso de cubanos que hayan decidido abandonar definitivamente el país, su vivienda podrá ser transferida de forma gratuita a copropietarios o a sus familiares hasta el cuarto grado de consanguinidad.

El gobierno mantendrá limitaciones sobre el traspaso de inmuebles en determinadas zonas del país de «alta significación para el turismo».

Las nueva normativa figura en el documento que aprobó el VI Congreso del Partido Comunista, que incluye más de 300 lineamientos para «actualizar» el modelo económico cubano.

Ahora los cubanos esperan que este rumbo se acentúe con la flexibilización de la política migratoria -anunciada por el presidente Castro el pasado agosto- y la posibilidad de que se suprima la llamada «tarjeta blanca» o permiso de salida obligatorio que los habitantes de la isla deben solicitar para salir del país.

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