Cartel de Sinaloa habría planeado atentado de represalia en Ciudad de México

La Fiscalía presentará 10 testigos en el juicio del presunto narcotraficante mexicano Vicente Zambada Niebla en Chicago, para probar la participación del Cartel de Sinaloa en el tráfico de drogas a Estados Unidos y en una conspiración para perpetrar un atentado en Ciudad de México.

Según un resumen de 63 páginas entregado al juez federal de la causa, Rubén Castillo, al que tuvo acceso la agencia Efe, los principales testigos de la acusación en el juicio que comenzará el 13 de febrero serán los hermanos mellizos mexicanos Pedro y Margarito Flores, en el pasado narcotraficantes y hoy informantes de las autoridades.

El documento resume las evidencias que se presentarán en el juicio para probar la participación de «Vicentillo» o «Mayito» como se identifica a Zambada Niebla, en una conspiración para importar toneladas de drogas a Estados Unidos y llevar a México los beneficios en la forma de millones de dólares en efectivo.

Además, se incluyen grabaciones de conversaciones que involucrarían a Zambada Niebla y otros miembros del Cartel de Sinaloa en actos de violencia para apuntalar sus actividades, incluyendo «la amenaza de represalias contra los gobiernos de México y Estados Unidos».

Según el escrito firmado por el fiscal federal Patrick J. Fitzgerald, los hermanos Flores coordinaron desde 2005 hasta 2008 una célula del Cartel de Sinaloa en Chicago para distribuir entre 1.500 y 2.000 kilos mensuales de cocaína, así como cantidades no especificadas de heroína.

La droga era vendida luego a traficantes de Chicago, Nueva York, Washington DC, Filadelfia, Cincinati, Columbus, Detroit y Los Ángeles.

En el verano de 2008 los hermanos Flores ofrecieron su cooperación a agentes federales y se convirtieron en informantes del Gobierno sobre sus relaciones con el liderazgo del Cartel de Sinaloa, agrega el escrito.

Esa colaboración habría permitido grabar conversaciones telefónicas y reuniones entre miembros del cartel en las que se habló sobre el funcionamiento de la organización, los precios de la droga y medios de transporte.

Una de las reuniones fue en octubre de 2008 en un refugio de las montañas de México, que no se especifica, con la participación de Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, jefe del Cartel de Sinaloa, «Vicentillo» Zambada Niebla, su padre Ismael y otros integrantes.

En la reunión se habría discutido la posibilidad de «enviar un mensaje a los gringos», que en opinión de los participantes estarían molestándoles «por todos lados» con amplio apoyo del gobierno mexicano.

«Habría que hacerlo en el ‘humo’ (Ciudad de México) para que le echen la culpa a los otros (el cartel rival de Arturo Beltrán Leyva que controla el DF). Que sea contra un edificio del gobierno, una embajada, un consulado o una estación de televisión», dijo «El Chapo», según el escrito.

En ese punto de la conversación, «Vicentillo» le dijo a Margarito Flores: «mellizo, tú que conoces gente que está volviendo de la guerra, a ver si consigues armas poderosas, que sean americanas. Que sean RPG (lanzagranadas), 20 ó 30 de ellos. A ver qué puedes hacer».

En una conversación posterior, cuando esperaban el avión para abandonar el lugar de la reunión, Zambada Niebla dijo, según la transcripción ofrecida por el Gobierno: «Tenemos muchas granadas y (ametralladoras) .50, estamos cansados de las AK-47. Consigue las armas, quiero volar cosas. Quiero bazucas y lanzagranadas».

Según el Gobierno, Flores comunicó inmediatamente a la Dirección Estadounidense Antidrogas (DEA) los planes del cartel y pidió precios de lanzacohetes y lanzagranadas en el mercado negro para estar informado en caso de que «Vicentillo» insistiera con su pedido.

En conversaciones posteriores, también grabadas, Zambada Niebla habló en nombre de su padre con uno de los hermanos Flores y le dijo que el Cartel ya había arreglado la compra de 20 a 30 armas a un soldado estadounidense que volvía de la guerra para radicarse en México.

El atentado no se habría realizado y el documento del gobierno menciona los planes entre las «amenazas de represalias» realizadas por el cartel. EFE

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