La revista Veja dice que Chávez tiene un año de vida

Hace un mes, el presidente venezolano Hugo Chávez besó la imagen de yeso del médico José Gregorio Hernández (1864-1919), admirado como un santo en su país, dando gracias por «curar» su cáncer. Todo un show, dice la revista Veja, la más prestigiosa y de mayor circulación en Brasil. La foto de arriba, hace dos semanas, revela la realidad, según Veja. La cara hinchada, la piel seca, falta de pelo y el maquillaje de la imagen gastada de un hombre enfermo, muy enfermo. «Su apariencia demuestra que el tratamiento continúa, y que el cáncer todavía está activa o retorno posible», afirma el oncólogo Ademar Lopes, de São Paulo. Esta evaluación se ve reforzada por un conjunto de narraciones detalladas de la evolución del cáncer de Chávez, producida por fuentes en Venezuela, a las que ha tenido acceso Veja. Según estos informes, no sólo sigue enfermo sino que su situación clínica se complica cada día. El cáncer que empezó limitado a la próstata y el colon, se extendió en una metástasis ósea. Fuentes venezolanas, con el apoyo de los exámenes médicos, dijeron que la supervivencia de Chávez no es superior a un año. El tirano que ha gobernado Venezuela durante doce años, vive un crepúsculo amargo anticipado. Y podría ser que ya no esté presente en las elecciones presidenciales en octubre del próximo año.

El primero en tomar conciencia de la gravedad de su problema de salud fue un médico español en enero. En ese momento, Chávez había vivido más de un año con síntomas que apuntaban a la existencia de un tumor en la próstata. El venezolano, sin embargo, pospuso los exámenes. En mayo, el primer signo de mala salud se hicieron visibles. Chávez apareció en público apoyado en una muleta. Según la versión oficial, la causa fue una lesión de rodilla. La dificultad para caminar tenía otra razón, de acuerdo con informes obtenidos por Veja: el cáncer había hecho metástasis a los huesos. Al mes siguiente, Chávez fue internado en un hospital de La Habana, Cuba, para extirpar el tumor en la próstata. La intervención quirúrgica, no recomendada cuando cuando ya hay metástasis, puede haber sido un error médico grave que aceleró la propagación del cáncer. Una segunda cirugía se llevó a cabo diez días después, dijo el propio Chávez. En adelante, la terapia fue comandada por los médicos europeos, con equipos importados. Los cubanos fueron relegados al papel de observadores.

La hinchazón de Chávez se puede leer como evidencia de que el tumor ha alcanzado el recto (la parte final del intestino), la compresión de las vías urinarias, o como un efecto de los esteroides utilizados en la quimioterapia. El urólogo Fernando Almeida, los oncólogos Sergio Azevedo, y Samuel Aguiar Junior, del Hospital AC Camargo, en Sao Paulo, hicieron un análisis crítico de los informes obtenidos por Veja. Según ellos, algunos de los procedimientos no son coherentes con el tratamiento estándar para el cáncer de próstata. Los tumores que surgen en esta glándula, por ejemplo, no requieren de quimioterapia – y Chávez se ha enfrentado a cuatro sesiones. De acuerdo con las fuentes de Venezuela, el uso de la quimioterapia se debe a la aparición de un cáncer de colon, que atravesó la pared del intestino y causa una infección. El tumor en el colon también explica la segunda cirugía. La posibilidad de que dos tumores aparecen al mismo tiempo es raro pero no imposible. Dado que los síntomas fueron subestimados por más de un año, las células de próstata cancerosas se han diseminado a los huesos, según detectó la citología de esputo. En agosto, los médicos concluyeron que el tratamiento en dos frentes, con la quimioterapia y la radioterapia, fracasó. Se pensaba entonces, la transferencia de Chávez a un centro de cáncer en Europa. Él se negó. En septiembre, se sentó en una clínica en la isla de La Orchila, donde se encuentra una casa de playa de la Presidencia.

A finales de octubre, Chávez tomó una decisión sorprendente, dicen las fuentes de Veja en Venezuela. Informado de la gravedad de su enfermedad, decidió no someterse a un tratamiento más agresivo, lo que sin duda lo alejaría de las actividades públicas. Optó por recibir un tratamiento más ligero. Sin embargo, tuvo que abandonar el programa dominical Aló Presidente y los discursos interminables. Ahora, rara vez sale de Caracas. Ante la posibilidad de no participar en las próximas elecciones por razones de salud, Chávez optó el canciller Nicolás Maduro. Él es el único miembro del gobierno que sabe toda la verdad sobre la enfermedad. En el 2012, Maduro se enfrentará con una oposición fuerte y organizada. Siete candidatos con un promedio de edad de 40 años participarán en las elecciones primarias en febrero para elegir al nombre que enfrentará a Chávez. Aunque la enfermedad le ha dado ocho puntos porcentuales más en popularidad, la empatía no se convierta en un apoyo político. Para el 52% de los venezolanos, el favorito en las próximas elecciones es un oponente.

En La Habana, Chávez recibió tratamiento en el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (CIMEQ). Sus camas están reservadas para los miembros del Partido Comunista, militares y artistas en el país. A pesar de que es considerado el mejor en la isla, los tomógrafos de Cimeq tienen más de diez años de uso y otros aparatos pequeños son unos «Frankenstein», montados con piezas de equipos viejos, holandeses y franceses. Hace tres años, un cardiólogo de Cimeq tenía un tumor en el páncreas y llegó a Sao Paulo para su tratamiento. Sus gastos fueron pagados un mes por el gobierno de la isla. Un telegrama de la misión diplomática de EE.UU. en 2008, dado a conocer por Wikileaks, dice el jefe del CIMEQ, un neurocirujano, llegó a Inglaterra para someterse a una operación en el ojo y desde entonces ha regresado periódicamente para su seguimiento.

Como presidente de Venezuela, el quinto país con las reservas de petróleo más grande del mundo, Chávez no encuentra el tratamiento adecuado en su propio país. Podría seguir el ejemplo de Paraguay, donde Fernando Lugo, quien trató su cáncer linfático en el Hospital Sirio-Libanés de Sao Paulo desde el año pasado. A principios de julio, el canciller venezolano, Nicolás Maduro, estuvo en Brasil, para consultar y preparar una posible llegada de Chávez. El precio a pagar por esta opción: los detalles de su enfermedad no sería secreto. En una democracia consolidada, los secretos casi no existen. La lucha del presidente Rousseff y el ex Presidente Lula se conocen en detalle por todos los brasileños. Chávez se refiere a su enfermedad de la misma manera que la gestión de su país: sin transparencia y haciendo caso omiso de las señales de deterioro. El año pasado, la inflación fue del 28% y el PIB cayó un 1,5%. Caracas tiene la mayor tasa de homicidios en América Latina: 122 muertes por cada 100 000 habitantes. Los caricaturistas son arrestados por hacer una simple broma. Dispuestos a acelerar lo que considera una revolución sin precedentes, y apasionado creyente en su propia infalibilidad, Chávez ha recurrido, en ideología y en medicina, a los cubanos. Esto no ha curado a su país ni lo curará a él mismo, concluye Veja.