Revelan vínculos de Madres de la Plaza de Mayo con las FARC

BUENOS AIRES (AP) — Sergio Schoklender, ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo y procesado por supuesto lavado de dinero, afirmó que en los años noventa la organización humanitaria se financió en ocasiones con el dinero obtenido en robos que él mismo protagonizaba.

El abogado también dijo que la entidad planeó enviar a sus miembros «a formarse» con grupos guerrilleros latinoamericanos –como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)— para crear movimientos similares en Argentina, en una entrevista con el periodista y escritor argentino Martín Caparrós publicada el viernes en su blog «Pamplinas», en el diario El País de Madrid.

Schoklender es investigado por supuestamente haber desviado fondos públicos destinados a un programa de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, uno de los mayores símbolos de la lucha por los derechos humanos, para la construcción de viviendas populares hacia empresas con las que él estaba vinculado.

Hebe De Bonafini y Sergio Schoklender, junto a Néstor Kirchner

El abogado está distanciado de la presidenta de la entidad, Hebe de Bonafini, que en los últimos meses ha negado diversas acusaciones que le ha dirigido su ex mano derecha.

La dirigente rechazó las afirmaciones de Schoklender a Caparrós en declaraciones a The Associated Press realizadas por teléfono este viernes. «Son disparates… quién lo va a creer», dijo De Bonafini, que no quiso abundar más sobre el tema.

Schoklender dijo al periodista que en el libro que está por editar, «Sueños postergados», revela que una de las modalidades mediante la cual se financiaba la organización durante los noventa, cuando se quedaba sin dinero, era mediante asaltos a comercios que él mismo llevaba a cabo con otras personas.

Según dijo era a «negocios, en supermercados más bien, tratábamos de que fuesen lugares que representaran más la concentración oligárquica, no la farmacia de la esquina».

Afirmó además que él mismo avisaba a De Bonafini que había conseguido dinero. «Con ella era: ‘Hebe conseguimos la plata’; (ella respondía) ‘bueno, yo no pregunto, no me digas nada’. Pero habíamos hablado y acordado explícitamente que si algún día me pasaba algo, ella no tenía que saber nada y se tenía que despegar».

Posteriormente, en declaraciones a Radio 10 de Buenos Aires, Schoklender dijo que «la realidad es que durante un breve tiempo efectivamente sí (salíamos a realizar robos) para que se pagara la luz, los gastos médicos de las Madres, las sillas de ruedas que había que comprar, el gas de la casa, el agua».

Esos asaltos, añadió, se hicieron en un período «muy breve».

También señaló a la emisora radial que jugó en el casino para conseguir dinero para las Madres. «Soy un brillante jugador de Black Jack y trabajaba todas las noches para poder pagar al día siguiente», señaló.

Schoklender admitió que todo este tipo de acciones «visto a la distancia fue un error y una locura».

Por otro lado, en sus declaraciones a Caparrós, el abogado señaló que la organización humanitaria tenía la idea de «mandar compañeros a formarse con las FARC en Colombia, con los zapatistas en Chiapas y que después esos compañeros pudieran venir con alguna formación y comenzar un trabajo, digamos, foquista en algún lugar».

Según indicó, «ése era el único modelo posible, no veíamos otra salida» en los años 90.

Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

Schoklender dijo que en el libro cuenta que «en la universidad (fundada por las Madres) guardábamos de todo… armas de todo tipo, pistolas, ametralladoras, granadas, plástico, lo que pidas. Visto ahora es un delirio; visto en plena época del menemismo (gobierno neoliberal de Carlos Menem entre 1989-1999) era la única salida lógica: había que generar una resistencia».

El ex apoderado señaló posteriormente en Radio 10 que «recibíamos en la Casa de las Madres, habitualmente, la visita de los comandantes (de las FARC)… y el contacto con estas organizaciones se hacía en Venezuela».

Schoklender también afirmó a Caparrós que planeó el secuestro del fallecido ex almirante Emilio Massera, uno de los mayores jerarcas de la última dictadura militar argentina (1976-1983).

«En 1999, 2000, teníamos todo preparado para ir a secuestrarlo: le habíamos hecho inteligencia, sabíamos cómo se movía… Yo quería que el enemigo recibiera el mensaje de lo que significaba la desaparición». El abogado dijo que Bonafini se opuso. «Al final se demostró que tenía razón, la historia le dio la razón», dijo al respecto.

En septiembre, Schoklender dijo a la revista Noticias que la organización humanitaria tendría varias cuentas en el exterior y habría aportado dinero para campañas electorales de altos funcionarios del gobierno de la presidenta Cristina Fernández. De Bonafini negó esos dichos y reiteró que fue traicionada en su buena fe por Schoklender y reclamó que le caiga todo el peso de la ley.

El escándalo en torno a la fundación de las Madres se desencadenó a fines de mayo cuando se hizo pública la salida de Schoklender de la organización y fue imputado por los delitos de «defraudación a la administración pública, lavado de dinero y asociación ilícita», junto a su hermano Pablo y una docena de allegados.

Sergio Schoklender conoció a Bonafini cuando él cumplía una condena de 14 años por parricidio, entabló una estrecha amistad con ella y al salir de prisión se convirtió en su mano derecha al frente de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.

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