Mubarak sufre un patatús mientras lo llevan a prisión

EL CAIRO (AP) — Hosni Mubarak, de 84 años, condenado a prisión perpetua el sábado por la matanza de manifestantes durante la insurrección que lo derrocó el año pasado, sufrió una «crisis de salud» en el helicóptero que lo trasladaba a un hospital carcelario cairota, según agentes de seguridad que hablaron bajo la condición de anonimato por no estar autorizados a hablar con la prensa.

Un medio estatal dijo que se trató de un ataque cardíaco, lo cual no se pudo confirmar de inmediato.

Las fuentes dijeron que Mubarak protestó, lloró y se resistió a bajar del helicóptero que lo llevó a un hospital carcelario por primera vez desde su detención en abril de 2011. Hasta el comienzo del juicio, el 3 de agosto, Mubarak permaneció en un hospital común en el balneario de Sharm el Sheij, sobre el Mar Rojo. Según los agentes, insistió que lo llevaran al hospital militar en las afueras de El Cairo donde permaneció durante el juicio.

Horas antes, Mubarak permaneció impasible y con el entrecejo fruncido en la jaula metálica de los acusados mientras el juez Ahmed Rifaat leía la condena y sentencia. Llevaba anteojos para sol que le ocultaban los ojos. Sus hijos Gamal y Alaa parecían nerviosos, pero no reaccionaron ante la condena de su padre ni su propia absolución.

Mubarak fue condenado por complicidad en la matanza de unos 900 manifestantes durante la insurrección de 18 días que le obligó a renunciar en febrero de 2011. El ex mandatario y sus dos hijos fueron absueltos de cargos de corrupción junto con un amigo de la familia que se encuentra prófugo.

Antes de pronunciar las sentencias, el juez Rifaat leyó una declaración enérgica en la que condenó los «30 años de oscuridad» y la «tenebrosa pesadilla» de la era Mubarak que llegó a su fin cuando los egipcios se alzaron para reclamar cambios.

«Exigieron pacíficamente la democracia a gobernantes que se aferraban al poder», dijo el juez acerca de la insurrección del 25 de enero al 11 de febrero del año pasado.

Furiosos por la absolución de los hijos de Mubarak y seis jerarcas policiales, los abogados de las familias de las víctimas alzaron sus voces en el tribunal apenas terminó la lectura de la sentencia.

«El pueblo quiere limpiar la magistratura», corearon. Algunos alzaron pancartas con la leyenda: «El veredicto de Dios es la ejecución».

Los cargos relacionados con la matanza de manifestantes conllevaban una posible condena de muerte, pero el juez optó por la de prisión perpetua.

Fuera del tribunal, en las afueras de la capital, se produjeron escenas de júbilo al conocerce la condena, con gente saltando, bailando y lanzando fuegos artificiales.

A éstas siguieron escenas de tensión y forcejeos, cuando miles de policías con equipo antimotines contuvieron a la multitud detrás de las barreras que protegían la corte.

Posteriormente, miles de manifestantes se congregaron en la Plaza Tahrir de El Cairo, donde comenzó la insurrección, y en Alejandría, sobre la costa del Mediterráneo. Corearon consignas contra el «teatro» judicial y los generales que ocuparon el poder tras la caída de Mubarak, encabezados un ex ministro de Defensa. «¡Ejecútenlos! ¡Ejecútenlos!», coreaba la gente en Alejandría.

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1 Comment

  1. Parece ser una «regla».. todos los tiranos caídos últimamente ( Sadam, Arafat, y ahora Mubarak ) terminan suplicando por sus vidas en un agujero inmundo, pero la lección no la aprenden los tiranos vigentes…. ya les llegara su turno… 

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