Cristina Fernández no habla de su supuesto intento de reelección

BUENOS AIRES (AP) — La presidenta Cristina Fernández guarda silencio mientras los opositores la acusan de pretender su segunda reelección en 2015 en lo que parece ser una estrategia para seguir ocupando el centro de la escena política y evitar que su poder se diluya.

La oposición se movilizó para resistir una eventual reforma de la constitución que permita un tercer mandato consecutivo de Fernández después de que desde el oficialismo surgieron voces alentando la llamada re-reelección de la presidenta. En octubre de 2011 Fernández renovó su mandato por cuatro años tras lograr un contundente apoyo de 54% de los votos.

Pero la mandataria y los que actúan como sus portavoces no se han expresado claramente sobre el controvertido tema. En cambio, han dejado que los demás discutan. «Es toda una estrategia política de supervivencia de la presidenta», dijo a The Associated Press el analista Ignacio Fidanza.

Según el politólogo, «se instala de forma prematura la idea de un posible tercer mandato consecutivo porque es una autodefensa de Fernández: necesita que se difunda la amenaza de la reelección y que sea creíble para disciplinar a las filas del peronismo», donde algunos sectores le son adversos.

Fernández, líder del ala izquierdista del peronismo que creó con su fallecido marido y antecesor Néstor Kirchner (2003-2007), carece en la actualidad de un delfín que represente acabadamente ese movimiento y la pueda remplazar dentro de tres años, lo que ha empezado a generar tensiones entre sus correligionarios.

Uno de los líderes peronistas con mejor imagen y que aparece como potencial aspirante a la primera magistratura es el gobernador de la populosa provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien mantiene sus diferencias con el kirchnerismo aunque de forma velada.

«No hay fuera de Fernández ninguna figura que pueda garantizar la continuidad del proyecto kirchnerista», dijo a la AP Ricardo Rouvier, de la consultora Ricardo Rouvier y Asociados.

Para Fidanza, si no se instala ahora la posibilidad de la re-reelección, en el proceso hasta las elecciones legislativas de mediados de 2013 -en las que el oficialismo apuesta a ampliar el control que hoy ejerce en el Congreso- el movimiento fundado por el general Juan Domingo Perón «buscaría un nuevo liderazgo y ella quedaría aislada… y lo más difícil en Argentina es la sensación de un presidente sin poder».

«Los peronistas son muy salvajes en el reacomodamiento de poder y cuando dejas de tenerlo son rebeldes; eso Cristina lo conoce bien», agregó.

Pese a que parece lejana la posibilidad de que la re-reelección prospere, ya que necesita un amplio apoyo en el Parlamento del que hoy carece el oficialismo, a la desdibujada oposición también le conviene agitar el fantasma de que Fernández quiere perpetuarse en el sillón presidencial.

Los opositores, entre los que no destaca ningún líder que haga sombra a Fernández, han convertido a la mandataria en blanco de sus diatribas en un intento de tomar la iniciativa política y crear un escenario polarizado en Argentina entre los anti y los pro re-reelección.

Algunos opositores iniciaron una campaña de recolección de firmas contra la eventual reforma de la carta magna necesaria para permitir una segunda reelección. La constitución sólo permite dos mandatos consecutivos, para aspirar a un tercero, es necesario dejar un intervalo de al menos un mandato.

Los opositores aprovechan la pérdida de popularidad que ha sufrido la mandataria en los últimos meses a raíz de medidas impopulares como las fuertes restricciones a la compra de dólares y la creciente inflación e inseguridad, para redoblar sus críticas al supuesto plan releccionista.

El eventual tercer mandato consecutivo de Fernández ha tenido muy mala acogida en la clase media, crítica de su gestión, y fue una de los principales ejes del último cacerolazo en distintas ciudades de Argentina en el que decenas de miles de personas también protestaron contra la delincuencia, los altos precios y los casos de corrupción que salpican a altos funcionarios.

Fernández no es clara sobre cuáles son sus verdaderos deseos respecto a continuar en el poder. Tiempo atrás dijo que está «cansada» de los esfuerzos que conlleva la gestión y en las últimas semanas se mantuvo en silencio. El jueves por la noche, mientras tenían lugar las protestas en su contra, volvió a ser imprecisa al señalar a los participantes de un acto público que le pedían la reelección: «No se preocupen que del lugar que me toque estar voy a seguir haciendo lo que siempre hice, militar y trabajar».

La posibilidad de una «Cristina eterna» fue instalada semanas atrás por varios alcaldes, legisladores y gobernadores afines a la presidenta, entre los cuales hay algunos que buscan a su vez una segunda reelección consecutiva y para ello necesitan una reforma de las constituciones de sus distritos.

Otros funcionarios oficialistas, sin embargo, se han mostrado públicamente en desacuerdo con que la mandataria pueda renovar su poder.

Los comicios parlamentarios de 2013 son clave para el oficialismo en aras de conseguir el aval de dos tercios de los miembros totales de cada una de las dos cámaras legislativas que den vía libre a una convención constituyente encargada de reformar la carta magna.

Según analistas, Fernández tendría que lograr que las listas a diputados nacionales de su fuerza repitan el excelente resultado logrado en los comicios generales de octubre de 2011, en los que ella fue reelegida, para lograr los 172 legisladores necesarios para la reforma constitucional.

El oficialismo reúne en la actualidad 116 diputados y en las legislativas pondrá en juego 38 bancas, aunque cuenta con aliados permanentes que pueden ayudarlo. Pero el kirchnerismo tiene en contra que en ese tipo de comicios de medio término los partidos oficialistas suele obtener peores resultados que en las elecciones generales, donde los votantes sienten que está en juego la gobernabilidad del país.

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