Petraeus declara en Capitolio sobre ataque libio

El ex director de la CIA David Petraeus ingresó subrepticiamente a un salón en el sótano del Capitolio, para escapar a la multitud de fotógrafos y cámaras de televisión y reunirse el viernes en privado con legisladores por primera vez desde que renunció por un amorío extramarital con su biógrafa.

El general retirado de cuatro estrellas, que hasta la semana pasada era uno de los líderes militares más respetados en Estados Unidos, habló ante los comités de inteligencia de la Cámara de Representantes y el Senado sobre el ataque del 11 de septiembre en el consulado estadounidense en Bengasi, Libia, donde murieron el embajador y otros tres estadounidenses.

Petraeus no habló de su relación con Paula Broadwell, excepto para decir que su salida no estuvo relacionada con el ataque en Libia. El escándalo que acabó con su carrera ha dañado a otros y ha provocado una investigación interna en la agencia de inteligencia.

El enredo hasta ahora ha alcanzado a Petraeus; al principal comandante de Estados Unidos en Afganistán, John Allen; a dos conocidos rostros vinculados con las mejores fiestas en la Florida y a un agente anti-terrorismo del FBI.

Legisladores comentaron que el asunto del amorío surgió brevemente al inicio del testimonio de 90 minutos de Petraeus ante el comité de la Cámara de Representantes.

«Expresó un profundo arrepentimiento ante el comité por las circunstancias de su salida» y aseguró al Congreso que el ataque en Libia no tuvo nada que ver con su renuncia, dijo el legislador demócrata Jim Langevin.

Petraeus dijo lo mismo al iniciar la audiencia con los senadores.

«Fue muy claro en que su renuncia estaba solamente relacionada con su comportamiento personal. Se mostró arrepentido y apesadumbrado, pero todavía como el general Petraeus», indicó el senador demócrata Mark Udall.

A diferencia de previas asistencias al Capitolio, cuando Petraeus entraba caminando por la puerta principal y saludaba a los reporteros, esta vez se escabulló al salón privado para dar los testimonios en una actitud más propia de una operación encubierta, a través de una red de pasadizos subterráneos. La policía cerró todos los corredores en el Capitolio.

Los republicanos y algunos demócratas han exigido una explicación de por qué el gobierno de Barack Obama describió inicialmente el ataque en Bengasi como una protesta que fue a más y culminó en el asesinato del embajador Christopher Stevens y de otros tres empleados estadounidenses.

Cinco días después del ataque, la Casa Blanca despachó a la embajadora en las Naciones Unidas Susan Rice a que declarara en televisión que el ataque fue debido a la indignación musulmana por un vídeo. Los reportes de inteligencia desmintieron luego esa versión.

Petraeus, de 60 años, reconoció la semana pasada haber sido infiel a su esposa con Broadwell, de 40 años.

El FBI comenzó a investigar el asunto el verano pasado pero no notificó a la Casa Blanca ni al Congreso sino hasta después de las elecciones.

El jueves la CIA abrió un expediente en torno a la conducta del ex general.

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