El cierre de la televisión estatal golpea la identidad griega

Grecia (AP) — Cuando las fuerzas nazis marcharon sobre la capital casi desierta de Grecia el 27 de abril de 1941, el locutor Costas Stavropoulos de la Radiodifusora Helénica anunció la triste noticia. Acto seguido, instó a sus compatriotas a no escuchar las futuras transmisiones de la radio nazi y se despidió con el himno nacional griego.

Ese momento en la historia de la radiodifusión griega está grabado de manera indeleble en la memoria colectiva del país.

Era la primera ocasión en que la emisora estatal —conocida como la ERT— había dejado de operar desde su nacimiento tres años antes. Eso era hasta el martes, cuando el gobierno del primer ministro Antonis Samaras cerró ERT y despidió a sus 2.500 empleados para demostrarle a los acreedores internacionales de Grecia que hablaba en serio sobre recortar el inflado sector público del país. Sus señales de televisión y radio cesaron de operar la madrugada del miércoles.

Esa decisión podría hacer caer el gobierno de coalición encabezado por el conservador Samaras, que arremetió contra la emisora por su «desperdicio increíble». Dos de los tres partidos de la coalición —PASOK e Izquierda Democrática— todavía quieren discutir la posibilidad de mantener al aire a ERT.

Los dos principales sindicatos del país convocaron a una huelga general de 24 horas el jueves para protestar por el cierre, y los vuelos de los aeropuertos de Grecia se detendrán durante dos horas ese día. Los manifestantes se reunieron el miércoles frente a la sede de la empresa en el norte de Atenas por segundo día consecutivo mientras periodistas de ERT desafiaban la orden de clausura y continuaban con una transmisión en vivo por Internet.

Los sindicatos de periodistas también lanzaron huelgas de 24 horas y detuvieron los programas de noticias de las emisoras privadas, mientras que los socios de centroizquierda de la coalición de gobierno exigieron que se anule el cierre de la ERT.

Al igual que otras empresas estatales en Grecia, un país asfixiado por la deuda, la ERT en sus más de 75 años estuvo expuesta a la clase de evidente clientelismo político por el que el país es famoso. A medida que los sucesivos gobiernos imponían puestos a cambio de votos, las crecientes filas de los empleados públicos ayudaron a empujar de Grecia al borde de la ruina financiera, y necesitada de decenas de miles de millones de dólares en ayuda, que sus 16 socios de la eurozona le han otorgado desde 2010.

A pesar de eso, ERT ha forjado una profunda conexión con los griegos de a pie, convirtiéndose en la voz del país en casa y en el extranjero, especialmente ante la ausencia de la radiodifusión privada, que sólo comenzó en 1989.

La ERT comenzó con su programación radial en la década de 1930 y con la televisión en la década de 1960. A pesar de que era ampliamente considerada como un reflejo de la política del gobierno —y tuvo un canal dirigido por los militares durante la dictadura de 1967 a 1974 — la emisora también era valorada por exhibir contenido regional y cultural, así como cubrir grandes eventos deportivos como la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos.

Con los años, la TRE se convirtió en un pilar de la vida griega. Por momentos fue el único medio de entretenimiento e información en un país empobrecido que emergió lentamente de una sangrienta guerra civil en la década de 1940. También fue el único vínculo con su tierra para la diáspora de millones de griegos a lo largo y ancho del mundo.

«La ERT ha ayudado a tejer la identidad griega», dijo Christodoulos Yiallourides, profesor de ciencias sociales y políticas de la Universidad Panteion en Atenas . «Lo que está pasando es un error. Ciertamente, es necesario hacer reformas y cambios, pero no de esta manera. No se cierra la ERT, se intenta arreglarla».

La ERT está en gran medida financiada por el estado, y todos los hogares griegos pagan una cuota a través de sus facturas de electricidad, sin importar si tienen un televisor. También hay varias emisoras privadas ahora en Grecia, incluyendo Mega, Antenna y Skai.

Yiallourides, quien alguna vez trabajó como productor de programas de entrevistas políticas en la radio de la ERT, dice que la fuerte reacción ante el cierre de la emisora se puede explicar por la sensación de que la identidad cultural griegos está siendo atacada.

Los griegos confiaban en que la ERT proporcionaba noticias objetivas y equilibradas ya que sus periodistas no estaban bajo el tipo de presiones publicitarias comerciales que enfrentan los medios de prensa privados.

«¿Quién va a decir la verdad cuando las emisoras estatales se hayan ido?», preguntó Dimitris Trimis, jefe del sindicato de periodistas de Atenas. «Las cadenas privadas están en quiebra y han reducido sus planteles, y para sobrevivir se aferran cada vez más a los intereses empresariales y políticos».

Yiallourides advirtió que la sorpresiva decisión del gobierno podría reavivar el malestar social.

El gobierno ha defendido la medida, insistiendo en que lanzaría una nueva cadena pública más eficiente y menos costosa antes de que finalice el verano. Sin embargo, enfrenta una dura batalla política: la orden ejecutiva para cerrar la ERT debe ser ratificada por el Parlamento en el plazo de tres meses, pero podría fracasar si no está respaldada por todos los miembros de la coalición de gobierno.

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