Londres mantiene su hermetismo sobre el supuesto espionaje a países aliados

Londres, 18 jun (EFE).- El Gobierno británico mantuvo hoy el mutismo sobre las polémicas revelaciones del supuesto espionaje del Reino Unido a países aliados en dos cumbres del G20 en Londres en 2009, pese a las explicaciones exigidas por Turquía.

Al término hoy de la reunión del Grupo de los Ocho (G8) en Irlanda del Norte, el primer ministro británico, David Cameron, evitó pronunciarse sobre la controversia, que se añade a las filtraciones de la semana pasada sobre el ciberespionaje en EEUU.

«Como es habitual, no hacemos comentarios sobre asuntos relacionados con la inteligencia», afirmó hoy a Efe un portavoz del ministerio británico de Asuntos Exteriores.

La fuente no pudo precisar si el titular del Foreign Office, William Hague, comparecerá en algún momento ante el Parlamento para ofrecer explicaciones sobre este asunto, como sí lo hizo la semana pasada al desvelarse que EEUU pinchó los teléfonos y accedió a los ordenadores de millones de estadounidenses.

Las nuevas revelaciones, que comprometen la imagen del Reino Unido, saltó a la luz después de que el diario británico «The Guardian» revelase el pasado domingo que Londres espió a otros miembros del G20 (países industrializados y emergentes) durante las reuniones que ese grupo celebró en la capital británica en 2009.

El rotativo tuvo acceso a documentos clasificados que indican que el centro de escuchas del Reino Unido, GCHQ, ubicado en Cheltenham (oeste de Inglaterra), incurrió en prácticas de «espionaje sistemático» al interceptar conversaciones telefónicas y ordenadores de políticos y funcionarios extranjeros.

Ese rotativo, que divulgó la pasada semana la existencia de un programa de la inteligencia de EEUU para acceder a datos confidenciales en internet de millones de ciudadanos, sostiene que los documentos secretos parten de la misma fuente, el exagente de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, que ha huido a Hong Kong, donde permanece oculto.

Durante los dos encuentros celebrados en abril y septiembre de 2009 por líderes del G20, los anfitriones británicos recomendaron, según la información del diario, a las delegaciones extranjeras utilizar una serie de cafeterías con conexión a internet, en las que los servicios de inteligencia podían leer sus correos electrónicos.

En el momento en que se cometieron los pinchazos, cuyo objetivo habría sido conocer con antelación las diferentes posturas de los países del G20, entre otras de aliados como Sudáfrica o Turquía, se encontraba al frente del Gobierno el laborista Gordon Brown.

Esa controvertida información ha provocado un debate internacional y la indignación del Gobierno turco, que ha tildado en un comunicado oficial de su ministerio de Exteriores de «inaceptable» el presunto espionaje al que habría sido sometido su ministro de Finanzas, Mahmet Simsek.

En una nota, el Gobierno de Ankara, que afronta desde hace tres semanas una ola de protestas antigubernamentales, ha pedido explicaciones al Ejecutivo de Cameron.

Turquía ha recordado que la «confianza mutua, el respeto y la transparencia» han de ser esenciales para la cooperación internacional al tiempo que espera de Londres «una declaración oficial y satisfactoria» al respecto.

El tema de las presuntas prácticas de espionaje se destapó a raíz de que tanto «The Guardian» como el estadounidense «The Washington Post» airearan documentos secretos en los que revelaban que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EEUU accedía en secreto a registros telefónicos y en internet de millones de usuarios en EEUU.

Ese masivo programa de ciberespionaje implicaba además a Londres pues, según el periódico británico, el centro de escuchas de los servicios secretos del Reino Unido emplea desde 2010 un programa de la inteligencia estadounidense conocido como Prism para recolectar datos privados de los principales servidores de internet.

El director de la NSA, el general Keith Alexander, dijo hoy que los programas de vigilancia de EEUU han evitado más de 50 ataques terroristas en 20 países tras los atentados del 11 de septiembre e 2001 contra ese país (11-S).EFE

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