Rousseff afirma que «la voz de la calle tiene que ser escuchada»

Dilma Rousseff, presidenta del Brasil. Foto de Archivo, La República.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó este martes que «la voz de la calle tiene que ser escuchada» y dijo que las multitudes que han salido a protestar en demandas de mejores servicios han «enviado un mensaje directo a los gobernantes».

Pese a episodios violentos aislados durante las manifestaciones, que ayer ocuparon decenas de ciudades y en las que se calcula que participaron unas 250.000 personas, Rousseff sostuvo que las protestas «demuestran el valor de la democracia» y revelan que «los ciudadanos están a la búsqueda de sus derechos».

En sus primeras declaraciones públicas sobre las protestas que desde casi diez días se expanden por el país, la jefa de Estado condenó los episodios de violencia, pero destacó que la mayoría de las manifestaciones se desarrolló pacíficamente.

Valoró el «espíritu pacífico de las personas que ayer (por este lunes) fueron a las calles democráticamente» en una movilización que «supera los mecanismos tradicionales de las instituciones, partidos políticos o sindicatos».

Según Rousseff, «las manifestaciones comprueban la grandeza de nuestra democracia y el civismo de nuestra población» y suponen «un mensaje directo a los gobernantes en todas las instancias».

La presidenta celebró haber visto a «tantos jóvenes y adultos, nietos, padres y abuelos, todos juntos con la bandera de Brasil, cantando el himno nacional y exigiendo un país mejor».

Las demandas de la población «por ciudadanía, mejores escuelas, hospitales, transporte público de calidad y a un precio justo, por el derecho a influir en las decisiones de los Gobiernos, en repudio de la corrupción y el desvío de dinero público, comprueba el valor intrínseco de la democracia», afirmó.

«Mi generación sabe cuánto costó llegar a esto», apuntó Rousseff, quien durante su juventud militó en organizaciones de izquierda que se alzaron en armas contra la dictadura que gobernaba entonces, por lo que estuvo más de dos años presa y fue sometida a torturas.

En su declaración, durante un acto público celebrado en el Palacio presidencial de Planalto, Rousseff aseguró que el Gobierno «está empeñado en la transformación social» que reclama «la voz de las calles» y dijo que fruto de ese esfuerzo unos 40 millones de personas han salido de la pobreza en la última década.

Aseguró que las autoridades quieren «ampliar el acceso a la salud y la educación», y apuntó que «las demandas cambian cuando se cambia también el país», pues las mejoras sociales han generado «ciudadanos que quieren más y tienen derecho a más».

La presidenta se mostró dispuesta a escuchar esos reclamos y sostuvo que, así como la sociedad que se ha manifestado en las calles, el Gobierno «también quiere más y va a conseguir más para el país y para el pueblo».

Sus únicas palabras de condena fueron para los episodios de violencia, de los cuales dijo que «no ensombrecen de ninguna manera el espíritu pacífico» de las protestas.

«Fueron actos minoritarios que condenamos con todo rigor», pues «la violencia es destructiva, lamentable y genera más violencia», dijo Rousseff, quien valoró además el «correcto tratamiento que las fuerzas de seguridad pública le dieron a las manifestaciones» de este lunes. EFE

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