CIDH preocupada por violencia contra periodistas y manifestantes en Brasil

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó este jueves su preocupación por la violencia contra manifestantes y periodistas durante las protestas de los últimos días en Brasil, y pidió a las autoridades investigar un posible «abuso de poder» por parte de las fuerzas de seguridad.

En un comunicado, la CIDH instó al Estado brasileño a «asegurar y proteger la integridad física y la seguridad de los manifestantes y periodistas durante las manifestaciones».

Según la información recibida por la CIDH, órgano autónomo dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), el 13 de junio hubo unos 200 detenidos durante una manifestación en Sao Paulo y más de un centenar de personas resultaron heridas por impactos de balas de goma y golpes de porra, o afectadas por gas lacrimógeno.

Además, el 16 de junio en Río de Janeiro la policía militar lanzó gas lacrimógeno contra un grupo de manifestantes que se había refugiado en un parque, lo que afectó a familias y niños que no estaban participando en la protesta.

La CIDH también ha recibido información de detenciones y agresiones a periodistas durante las manifestaciones en varias ciudades de Brasil.

Como ejemplo, el fotógrafo Sergio Silva, de la agencia Futura Press, corre el riesgo de perder la visión en su ojo izquierdo tras haber sido herido por una bala de goma, de acuerdo con la Comisión.

«La dispersión de una manifestación debe justificarse en el deber de proteger a las personas y se deben utilizar medidas más seguras y menos perjudiciales para los manifestantes», indicó la CIDH.

Asimismo, «un Estado puede imponer límites razonables a las manifestaciones con el fin de asegurar su desarrollo pacífico o dispersar a los que se vuelven violentos cuando tales límites se rigen por los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad», agregó el organismo.

La CIDH también aplaudió las «expresiones» de las autoridades brasileñas sobre las protestas.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó al respecto que «la voz de la calle tiene que ser escuchada» y se mostró dispuesta a escuchar las reivindicaciones de los manifestantes.

Sao Paulo y Río de Janeiro, las dos mayores ciudades de Brasil, cedieron ayer a la presión de las mayores protestas en dos décadas y bajaron el valor del transporte público, que era la reclamación inicial de los cientos de miles de manifestantes que han salido a las calles desde la semana pasada. EFE

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