Al menos 15 muertos tras golpe de Estado en Egipto

Al menos quince personas, entre ellos un oficial de la policía, han muerto en enfrentamientos en Egipto tras el anuncio de que las Fuerzas Armadas deponían al presidente del país, Mohamed Morsi, informaron este jueves los medios oficiales.

Seis de los muertos se produjeron en enfrentamientos en los alrededores del edificio de la Gobernación de la ciudad de Marsa Matruh, en el noroeste de Egipto.

Según la agencia oficial Mena, el incidente, que causó además quince heridos de bala, comenzó cuando decenas de manifestantes en favor de Morsi atacaron a las fuerzas encargadas de custodiar la sede del gobernador, lo que motivó la respuesta de estos.

En Minia (sur), otras cuatro personas, entre ellas un oficial de la policía, murieron y 14 resultaron heridas en sucesos ocurridos en distintas plazas de la ciudad tras el anuncio del derrocamiento de Mursi.

En esa misma ciudad se produjeron saqueos y destrozos, por parte de seguidores islamistas, de tiendas y establecimientos de opositores.

Según Mena, el oficial de la policía falleció hoy a consecuencia de las heridas graves que sufrió anoche por los disparos de hombres armados contra la sede de la policía en Minia.

En Alejandría hubo cuatro muertos y 150 heridos en choques entre partidarios y detractores de la decisión militar, agregó Mena, que citó una fuente del Ministerio de Sanidad.

Cientos de simpatizantes de los Hermanos Musulmanes habían anunciado que iban a acampar en la zona de Sidi Bishr de esa ciudad, en la que se enfrentaron a personas que celebraban el derrocamiento de Morsi.

En la ciudad de Luxor, en el sur de Egipto, un menor de 14 años falleció hoy por los impactos de balas recibido en la cabeza durante las celebraciones anoche del derrocamiento del presidente.

En otras localidades como Al Fayum, al sur de El Cairo, no se registraron víctimas mortales, pero sí un gran número de heridos, al menos 70, según fuentes oficiales.

Fuerzas de la Policía y del Ejército, con blindados y gases lacrimógenos, lograron controlar las protestas de miembros del movimiento islamista en la ciudad de Sohag, capital de la provincia homónima.

Los simpatizantes de los Hermanos Musulmanes gritaban consignas contra el ministro de Defensa, Abdel Fatah el Sisi, que anunció la sustitución de Mursi por el presidente del Tribunal Constitucional Supremo, Adli Mansur, y la suspensión de la Constitución.

Por otro lado, los policías han detenido en la principal estación de trenes de El Cairo a dos personas que llevaban distintos tipos de armas y que planeaban llevar a cabo agresiones, según Mena.

Una de las personas arrestadas llevaba un explosivo, una pistola y varias balas, y la otra es un manifestante que participaba en las protestas de los islamistas en apoyo a Mursi en la plaza Rabea Adauiya, en el barrio de Ciudad Nasr.

Ayer, las fuerzas armadas de Egipto derrocaron al primer presidente democráticamente electo después que cumplió apenas un año en el poder, una caída alimentada por el mismo tipo de revuelta popular que lo llevó en un primer momento al poder como parte de la Primavera Arabe.

Los militares anunciaron que instalarían un gobierno civil temporal para reemplazar al presidente islamista Mohamed Morsi, quien denunció la acción como un «golpe de Estado total» de los generales. También suspendieron la Constitución redactada por los islamistas y llamaron a nuevas elecciones.

Millones de manifestantes adversos a Morsi en ciudades a lo largo y ancho del país estallaron en escenas delirantes de júbilo luego del anuncio televisado del jefe del Ejército. Fuegos artificiales explotaban encima de la multitud en la Plaza Tahrir de El Cairo, donde hombres y mujeres bailaban mientras gritaban «Dios es grande» y «Viva Egipto».

«No me pregunten si estoy feliz, sólo miren a su alrededor a todas estas personas, jóvenes y viejos, todos están felices», dijo el manifestante Mohammed Nageh, de 25 años, mientras gritaba en Tahrir.

«Por primera vez, la gente realmente ha ganado su libertad».

Por temor a una reacción violenta de los partidarios islamistas de Morsi, los militares enviaron tropa y vehículos blindados a las calles en El Cairo y en otras partes, para rodear las manifestaciones islamistas.

Los enfrentamientos estallaron rápidamente en varias ciudades de provincia cuando los islamistas abrieron fuego contra la Policía, con al menos nueve muertos en los combates, dijeron funcionarios de seguridad.

Gehad el-Haddad, un portavoz del partido de la Hermandad Musulmana, dijo que Morsi estaba bajo arresto domiciliario en instalaciones de la Guardia Presidencial donde había estado viviendo, y que 12 asesores presidenciales también estaban detenidos.

El Ejército tomó control de los medios estatales y suspendió los canales de televisión operados por la Hermandad Musulmana. El jefe del ala política de la organización fue arrestado.

Saad el-Katatni , máximo dirigente del Partido Libertad y Justicia, y Rashad Bayoumi, uno de los dos subjefes del partido, fueron arrestados por la madrugada en relación con una fuga de prisión durante el alzamiento de 2011 contra el autócrata Hosni Mubarak.

Con su decisión, el Ejército ha forzado la salida del gobernante de turno por segunda ocasión en los dos años y medio de agitación en Egipto. En la primera ocasión, derrocó al autócrata Hosni Mubarak después de la sublevación masiva contra su gobierno.

Su nueva intervención se produjo después de una impresionante revuelta de cuatro días contra Morsi que llevó a protestas aún mayores que las de 2011, alimentadas por la ira pública debido a que Morsi estaba dando demasiado poder a la Hermandad Musulmana y otros islamistas y no había podido hacer frente a los crecientes problemas económicos del país.

Sin embargo, en esta ocasión la caída de una figura elegida en las urnas podría ser más explosiva. Más allá de los temores sobre la violencia, incluso a algunos manifestantes les preocupa si un gobierno instalado por los militares puede conducir a una democracia verdadera.

En Washington, el presidente Barack Obama instó a los militares egipcios a «actuar rápidamente» para devolver la autoridad a un gobierno civil electo. Dijo que ordenaba al gobierno estadounidense determinar las repercusiones de las acciones de los militares sobre la ayuda exterior de Estados Unidos a Egipto: 1.500 millones de dólares al año en ayuda militar y económica.

Obama dijo que le «preocupa profundamente» el derrocamiento de Morsi y la suspensión de la constitución egipcia, pero no utilizó el término «golpe de Estado».

Bajo la ley vigente, Estados Unidos debe suspender la ayuda a todo país cuyo mandatario electo sea derrocado por un golpe de Estado militar.

En conversaciones, militares egipcios de alto nivel le aseguraron al secretario de Defensa norteamericano Chuck Hagel y el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto, que iban a poner un gobierno civil en marcha cuanto antes, dijeron funcionarios estadounidenses. Hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a dar su nombre para discutir conversaciones privadas.

Momentos después de que habló el jefe militar egipcio, el general Abdel-Fata el-Sisi, Morsi dijo en una declaración en la cuenta de Twitter de la oficina del presidente egipcio que las acciones de los militares «representan un golpe de Estado total categóricamente rechazado por todos los hombres libres de nuestra nación», al tiempo que instó a «todos a adherirse a la tranquilidad y evitar derramar sangre de compatriotas».

Morsi ha insistido en que su legitimidad como presidente electo no se debe violar o Egipto podría verse arrastrado a la violencia. Algunos de sus seguidores islamistas, decenas de miles de los cuales salieron a las calles en los últimos días, se han comprometido a luchar hasta el final para defender tanto la legitimidad de los votos como sus ambiciones para que instalar un gobierno islámico en Egipto.

«Abajo el régimen militar. Revolución, revolución islámica, contra el-Sisi y los matones», coreaba una multitud de miles en la principal manifestación a favor de Morsi en El Cairo tras el anuncio del Ejército.

Los militares han insistido en que no están dando un golpe de Estado, sino que actúan en defensa de la voluntad popular para despejar el camino a un nuevo liderazgo.

En su discurso, el general el-Sisi dijo que el presidente de la Corte Constitucional Suprema, Adly Mansour, asumiría como presidente interino hasta que se celebren nuevas elecciones. Un gobierno de tecnócratas se formaría con «plenos poderes» para dirigir el país.

Mansour, quien fue nombrado por Mubarak pero ascendido al puesto de presidente del tribunal por Morsi, será juramentado el jueves por los magistrados de la corte.

*Con información de EFE y AP

 

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