Mujica aclara el misterio de por qué no viaja más

NUEVA YORK (AP) — José Mujica, el presidente uruguayo que a avanzada edad se dio cuenta que el mundo quería escuchar lo que decía y que emocionó a muchos con su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, reveló finalmente por qué hasta ahora se había negado a asistir a esta cumbre.

«Porque no me gusta salir de casa, porque me estoy poniendo viejo«, declaró Mujica a la Associated Press durante un encuentro con la comunidad uruguaya de Nueva York realizado anoche.

«Esto que te acabo de decir es una definición de (la actriz) China Zorrilla. Envejecer es no querer salir de casa», señaló con la franqueza que lo caracteriza. «La barra (asistentes) que me rodea me empuja y me quiere sacar siempre. Si fuera por ellos, me tienen afuera dando vueltas, ¿viste? Es todo relativo. Yo prefiero las cabras, los paisanos, moverme en el país. Tal vez soy pachorriento en eso. Sabés, piba, no parece, pero tengo el cansancio de un viaje largo».

Mujica, quien vive en una chacra (granja) en las afueras de Montevideo, desistió de asistir a la Asamblea General en los primeros tres años de su mandato, a pesar de que es un disertante que cautiva a quien lo escucha con su estilo campechano, directo y un mensaje humanista. Su discurso ante la cumbre del año pasado en Río de Janeiro sobre desarrollo sustentable fue visto un millón de veces en YouTube.

«Creemos que el presidente Mujica vino a la ONU cuando entendió que los temas que iba a tratar eran de importancia y carácter global, y merecían su presencia«, declaró el cónsul de Uruguay en Nueva York Carlos Orlando.

Su presentación en la ONU fue como una bocanada de aire fresco entre tanto discurso reiterativo, en los que los disertantes machacan sobre los mismos temas. Mujica no ofreció soluciones inmediatas y dijo que era imperioso cambiar la mentalidad mercantilista que rige el mundo para lograr reducir la pobreza y cambiar la calidad de vida.

«Pareciera que hemos nacido para consumir», afirmó el presidente, para luego pedir que se dejen de lado las «abominables» tecnologías de márketing que incitan a consumir. Hizo además comentarios de su vida y se describió como un «muchacho que como otros quiso cambiar su época y su mundo tras el sueño de una sociedad libertaria y sin clases».

Mujica se metió en el bolsillo a los miembros de la comunidad uruguaya en el encuentro en una sede de la Universidad CUNY en la Quinta Avenida.

«Tengo 78 años, parece que estoy más o menos potable (en forma), pero no es así. Yo que sé, aguanto por el disco duro que me puso la vieja,» dijo refiriéndose a la primera dama, la senadora Lucía Topolanski. «Lucía es una campeona, hoy cumplió años«.

«Soy el presidente de la república y camino por el país, voy a cualquier boliche (café), voy a cualquier lado, no pasa nada, no preciso un ejército de guardaespaldas», expresó el presidente ante los aplausos y exclamaciones de los asistentes.

Insistió en su mensaje de la ONU y criticó duramente los gastos militares del mundo.

«En este mundo se gastan 2.000 millones de dólares por minuto en presupuestos militares. Hay ‘guita’ (dinero). Si agarran el lápiz y se ponen a sacar cuentas van a ver lo que es. Hay guita para enfrentar la pobreza».

«Es un orgullo», dijo una de las asistentes al encuentro, Mariana Estomba, con lágrimas en los ojos. «Es una emoción muy grande tocarlo, escucharlo, es un ejemplo, es lo más grande que tenemos en Uruguay».

«Véngase a comer un asado», le propuso otro de los presentes. «No», respondió Mujica: «A comer asado en Uruguay».

Mujica dijo que, si bien aborrece muchos de los valores del mundo actual, no hay que quedarse anclado en el pasado.

«Sé 40 palabras de inglés y no voy a aprender 41. No quiero más, pero el mundo va pa’ ahí, hay que saber inglés, si no en este mundo, cómo te entendés con los chinos?», afirmó.

Al despedirse, le dejó a la comunidad «un abrazo de mi corazón paisano estén donde estén».

Antes de irse, no obstante, dijo que no iba a desistir en sus esfuerzos por crear un mundo mejor.

«El que se mete a cambiar el mundo, que se lo banque (se atenga a las consecuencias), hermano», manifestó.

Mujica no defraudó a quienes esperaban de él frases coloquiales y un estilo poco ortodoxo en su visita a Nueva York.

Cuando se le preguntó el jueves qué impresión se llevaba de la ciudad, respondió: «Que hay un montón de trabajo de albañiles aquí…que los arquitectos han hecho un platal (una fortuna) y que tienen unos ingenieros bárbaros».

«Pero sabe una cosa?», añadió quien es descripto a veces como el presidente más austero del mundo. «No me gustaría vivir en esta gigantesca colmena. Me parece que cuando es tan grande se pierde la escala humana».

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