Operación de Fernández despierta incertidumbre sobre gestión de su Gobierno

Buenos Aires, 7 oct (EFE).- La operación a la que será sometida este martes la presidenta argentina, Cristina Fernández, y cuánto tiempo tomará su recuperación despierta incertidumbre sobre quién tomará ahora las decisiones en un Gobierno personalista y presionado por la agenda electoral y económica.

Aunque en lo formal el Ejecutivo queda a cargo del vicepresidente, Amado Boudou, analistas consultados hoy por Efe mostraron sus dudas sobre si será él quien verdaderamente tome las decisiones en el día a día.

«No sabemos si la convalecencia será de 30 o de 90 días. Esto genera mucha incertidumbre en el escenario político y económico de Argentina», dijo a Efe Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político.

Los asuntos económicos son los más apremiantes para el Gobierno, como la inflación, las presiones cambiarias y el tema irresoluto de la deuda, que hoy sumó un nuevo revés con la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de rechazar examinar una apelación presentada por el país suramericano en el marco de un litigio entablado por fondos de inversión.

Para el analista Jorge Arias, de Polilat, es «posible» que esta situación de Fernández, «en alguna medida de inestabilidad o de falta de conducción», «pueda despertar iniciativas de algunos actores económicos» de presión sobre el sector bancario o los mercados cambiarios.

En lo político, el reposo obligado de Fernández afecta de lleno la estrategia electoral del oficialismo para las comicios legislativos del próximo 27 de octubre, luego de unas primarias marcadas por triunfos opositores en los principales distritos del país.

Giusto recordó que Fernández estaba «posicionada al frente de la campaña» en la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país, para «apuntalar» al candidato oficialista Martín Insaurralde, estancado en las encuestas.

«Pero lo electoral pasa a segundo plano. Lo más importante es quién va a tomar las decisiones en un contexto donde está el equipo económico peleado entre sí y donde justamente la economía está al tope de la agenda», sostuvo el analista.

Boudou se hace cargo en lo formal del Ejecutivo justo cuando en las últimas semanas el oficialismo, según Giusto, lo había confinado a viajes oficiales en el exterior, lejos de la campaña, «porque es uno de los dirigentes con peor imagen del país».

El vicepresidente gobernó ya durante tres semanas en enero de 2012, cuando a Fernández le extirparon la glándula tiroidea, pero los analistas dudan de que sea ahora él quien coordine la toma de decisiones.

Sin un hombre fuerte en la Jefatura de Gabinete, tampoco los analistas saben hasta qué punto los ministros y secretarios pudieran responder al hombre de mayor confianza para Fernández en el Gobierno, el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, en ese cargo desde el inicio de la gestión de Néstor Kirchner (2003-2007).

«Aunque no lo sabemos, tal vez Cristina defina antes de operarse quién ocupará su lugar a la hora de las decisiones. Pero si no lo llega a definir, va a ser una situación complicada desde la gestión del día a día y se van a empezar a ver incongruencias y conflictos», advirtió Giusto.

Jorge Arias apuntó que «no hay un cuerpo de generales que esté detrás de la presidenta con cuotas de poder claramente establecidas que, con una mínima coordinación, debiera poder funcionar».

«Aún cuando muchos analistas consideraran equivocada la dirección del Gobierno que le daba la presidenta, es mejor una dirección equivocada que la falta de coordinación. Ese es el riego más grande que enfrenta el Gobierno en este caso», sostuvo.

Para el analista, si Fernández tuviera que estar excluida del poder por más de un mes, el oficialismo se verá obligado a definir un sistema provisional de conducción, aún cuando Boudou siguiera formalmente al frente del Ejecutivo.

«Y en ese esquema, cuando se trata de anticipar una herencia política, se generarán muchos roces porque van a ser varios los que van a competir por tener algún nivel de injerencia en la conducción, aún cuando fuera colegiada, algo que es difícil de imaginar en el kirchnerismo, que siempre fue verticalista», observó.

En este contexto, Arias no descartó que «se desaten tempranamente apetencias sucesorias» de cara al 2015, cuando se celebrarán elecciones presidenciales y para las que el oficialismo no tiene aún un candidato perfilado. EFE

Más relacionadas