Huérfanos por tifón en Filipinas narran su experiencia

TACLOBAN, Filipinas (AP) — La adolescente de cabello rebelde en una cola de caballo se enjuga las lágrimas mientras sostiene a su inquieto hermano de tres años, que se aferra a ella y solloza de vez en cuando. Ambos han sido inseparables desde que perdieron a sus padres durante el tifón Haiyan.

«Las aguas eran muy fuertes. También el viento y la lluvia», dijo Shylyny Therese Negru, de 15 años. «Nuestro hogar se quebró en dos».

Ella y sus tres hermanos sobrevivientes, de tres, seis y 12 años, están entre el número indeterminado de niños del este de Filipinas que perdieron a sus padres en la poderosa tormenta del 8 de noviembre. Zafrin Chowdry, una portavoz de la UNICEF, dijo que la agencia ha estado ayudando para rastrear a familiares de los niños afectados y contactarlos con sus parientes.

El saldo de muertos de Haiyan, uno de los tifones más fuertes que haya sido registrado, aumentó a 5.560 y hay otras 1.757 personas desaparecidas, informaron este jueves las autoridades. La ONU indicó que al menos 14 millones de personas resultaron afectadas, entre ellas 1,8 millones de menores desplazados.

La tormenta arrasó casi por completo el vecindario a la orilla del mar donde vivía la familia de Shylyny en Tacloban, una ciudad costera devastada por el tifón. Ella y sus hermanos viven ahora con la tía de su madre en Burauen, un poblado agrícola aproximadamente a 40 kilómetros (25 millas) de Tacloban. Algunos amigos les regalaron ropa.

«No importa que hubiéramos perdido todo, siempre y cuando pudiéramos tener a nuestros padres», dijo Shylyny, estudiante de secundaria que sueña con ser contadora o periodista. La menor acepta que sus padres están muertos y ahora sólo desea encontrar sus cadáveres y el cuerpo de un hermano que tampoco sobrevivió.

Shylyny dijo que subió al techo de la casa de dos pisos de la familia cuando el nivel del agua subió repentinamente. Ella y sus hermanos se aferraron a lo que estuviera a la mano para sobrevivir.

«En un momento estaba mirando a mi madre y me voltee, cuando volví a mirar ya no estaba«, recuerda sollozando.

Su hermano Richard Chris Negru, de 12 años, tomó la mano de su madre, pero la mujer no podía moverse porque las piernas quedaron atrapadas bajo los escombros.

El niño asegura que la madre le dijo que cuidara a sus hermanos menores y fuera un buen chico. Luego se soltó y las aguas la arrastraron.

El padre logró subir al techo a dos de los niños más pequeños, pero desapareció también en las aguas poco después. Richard Chris tomó a sus dos hermanos y todos lograron subirse al techo de una vivienda vecina.

Shylyny trató de salvar a su hermano de 10 años, Richard Lawrence Dacuno, que sufría discapacidad mental. Ella lo sostuvo mientras el nivel del agua aumentaba, pero luego fue golpeada por escombros y lo soltó.

«Pensé que yo no sobreviviría porque no sé nadar y me sentía débil», dijo.

La menor se agarró a la camisa de un vecino y él la ayudó a llegar a una zona más alta. Después, Shylyny encontró a sus otros hermanos en el techo de la casa vecina.

El cadáver de Richard Lawrence fue hallado en las escaleras de una casa vecina ese mismo día. Los socorristas colocaron su cuerpo al lado de la carretera junto con los de otras víctimas. El abuelo de los niños, Ricardo Negru Jr., de 70 años, lo dejó ahí durante la noche para buscar a un primo de Shylyny. Al regresar, el cadáver había desaparecido. Más de dos semanas después, la familia sigue buscándolo.

Negru cree que es muy probable que lo hayan enterrado en una de muchas fosas comunes de la ciudad y asegura saber en cuál.

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