La misteriosa desaparición del avión de Hugo Chávez

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se refirió esta semana a uno de los misterios pendientes desde la muerte de Hugo Chávez: la suerte del avión presidencial que usaba el fallecido mandatario. “Entregué el presidencial a Conviasa para reforzar la flota”, dijo en televisión. Era la primera alusión que hacía al Airbus ACJ-319, de matrícula AMB001 –siglas correspondientes a la Aviación Militar Bolivariana-, desde septiembre pasado, cuando denunció públicamente que la aeronave presentaba graves desperfectos.

El aparato fue adquirido a la aeronáutica multinacional europea en 2001 por órdenes de Hugo Chávez, el mandatario en funciones entonces. Se calcula que a bordo del jet bimotor –negociado por un precio base de 61 millones de dólares, además de los costos de modificación, que sumaron otros 15 millones adicionales– el comandante revolucionario recorrió cerca de 300.000 kilómetros durante 12 años por todo el planeta.

Según algunas versiones citadas por el diario español El País, en la última etapa se hicieron adaptaciones en la cabina de la aeronave para que alojara equipamiento médico y sirviera en la práctica como avión-ambulancia.

Presidencia de Venezuela
Presidencia de Venezuela

El Airbus presidencial era considerado como una de las prendas más finas en el legado que Nicolás Maduro recibió de Chávez, cuando este murió y su sucesor quedó elegido por los votos en abril de 2013 como nuevo presidente de la República. Pero en septiembre, al emprender Maduro su primera gira internacional de importancia a China, los observadores se sintieron sorprendidos tras percatarse de que el nuevo presidente viajaba con un equipo de Cubana de Aviación.

Cuando regresó, se sintió obligado a explicar la anomalía. Según su relato, el Airbus presidencial venía de pasar un período inusualmente largo de cinco meses en Francia para un overhaul o mantenimiento mayor. “No me sentía cómodo y ordené que le hicieran una revisión a fondo”, siguió relatando el presidente venezolano, “y efectivamente después de 10 o 12 de pruebas intensas de diversos signos, apareció una grave falla en una de las alas del avión, una muy grave falla después de cinco meses de estarse reparando”.

Maduro no se mordió la lengua para insinuar que el fabricante europeo, o alguien de su personal, pudiera haber estado conspirando para fraguar un atentado en su contra, y anunció que emprendería acciones legales contra Airbus. Un portavoz de la compañía respondió desde su sede corporativa en Francia con un comunicado, en el que se dijo dispuesta a colaborar en cualquier investigación, pero aclarando a la vez que el mantenimiento no había estado a su cargo sino de un subcontratista. Se ignora si a la fecha Venezuela ya ha dado inicio a alguna disputa legal contra Airbus en tribunales locales o internacionales.

Ya para entonces hacía tiempo que nadie había vuelto a ver la aeronave. Todavía hoy, que reapareció en el relato presidencial, sigue escondida.

Fuentes del sector, citadas por el diario El País, han comentado que la presidencia de Venezuela ya encargó a Embraer, la pujante empresa aeronáutica brasileña, la fabricación y configuración de la versión ejecutiva del modelo E-190 para transportar a Maduro. Los precios de referencia en línea del modelo básico rondan los 50 millones de dólares. Sin embargo, se supo que el presidente venezolano solicitó que se adaptara la cabina del avión a los parámetros de configuración del Ilyushin de Cubana de Aviación que usó durante su reciente gira asiática.

Al calor de la relación especial que Brasilia, bajo las gestiones de los presidentes Lula da Silva y Dilma Roussef, procura establecer con Caracas, Embraer se ha convertido en el principal proveedor de equipamiento para Conviasa, la línea aérea estatal de bandera de Venezuela, que cubre rutas internas y exteriores.

Precisamente es Conviasa el receptor mencionado por Maduro para el Airbus que hasta ahora prestó servicios a la presidencia. El mandatario venezolano no aclaró si la grave falla que reportó en la estructura de las alas ya se había reparado, dónde y cuándo se habría preparado la aeronave para una operación comercial con pasajeros, y ni siquiera en qué lugar se le podía encontrar.

Las palabras de Maduro, en todo caso, parecieron querer atajar la serie de conjeturas que durante los últimos días habían circulado sobre el destino del Airbus que Chávez compró. Citando a presuntos informantes dentro de la Fuerza Aérea –su Grupo Aéreo No. 4 es el responsable de trasladar al presidente-, voceros de oposición llegaron a asegurar que se encontraba en servicio en Cuba. Otra versión, digna tal vez de menos crédito, hablaba de un misterioso Airbus negro, con licencia de Eslovaquia, que estaciona con regularidad en el aeropuerto de Maiquetía –que sirve a la ciudad de Caracas- y estaría siendo tripulado por oficiales cubanos.

Esta semana se anunció que la próxima gira internacional de Maduro será a la lejana India. Los observadores están esperando a ver en qué avión viaja.

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