Dama de Blanco exiliada denuncia aumento de represión en Cuba

Miami (EE.UU.), 3 feb (EFE).- La activista cubana Sara Marta Fonseca Quevedo, exiliada en EE.UU., denunció hoy en Miami el clima de miedo y el recrudecimiento de la represión en la isla, al tiempo que tachó de «ofensiva» la complacencia de los mandatarios latinoamericanos que asistieron a la Cumbre de la Celac en La Habana.

Integrante desde 2004 del movimiento opositor cubano Damas de Blanco, la activista aseguró a Efe que, en momentos en que el descontento popular crece, el régimen castrista responde con un mayor clima de miedo y el intento de extirpar cualquier conato de expresión de simpatía popular hacia los opositores.

El Gobierno cubano «intenta que ese pueblo descontento continúe bajo el miedo y no se atreva a unirse a la oposición, que las mujeres no se unan a las Damas de Blanco», enfatizó Fonseca, quien reside con su marido y sus dos hijos en Elizabeth (en el estado de Nueva Jersey) desde inicios de enero bajo el estatus de refugiada política.

Una de las estrategias del régimen castrista para perpetuarse en el poder y evitar un estallido social, insistió la activista cubana, pasa por sofocar «el descontento popular» mediante la «barrera del miedo», algo que «ya nosotros, los opositores, hemos cruzado» con riesgo de nuestras vidas.

«No es a las Damas de Blanco y a los opositores a quien el régimen intimida, sino a la gente que mira, no está de acuerdo con el sistema y no se atreve a acercarse y unirse a la oposición. A esos son a los que intentan intimidar», enfatizó Fonseca.

En concreto, el clima de miedo se alimenta de fechorías como los actos de repudio realizados contra, por ejemplo, las Damas de Blanco u otros grupos disidentes, «a los que se agrede en plena calle» con el objetivo de trasladar un mensaje a la población: «Si haces lo mismo te va a pasar esto que estás viendo», aseveró.

En cuanto a la II Cumbre de la Celac, celebrada la semana pasada en La Habana y que Cuba consideró un éxito diplomático por la presencia de un gran número de gobernantes latinoamericanos, Fonseca tachó la cita de «falta enorme de respeto al pueblo cubano y a la oposición».

En su opinión, resultó un espectáculo «ofensivo» para los defensores de la libertad y la democracia contemplar a los altos mandatarios de Latinoamérica estrechar la mano (del presidente cubano) Raúl Castro, «mientras cientos de opositores eran reprimidos».

Ante «tantas madres que han enterrado a sus hijos que fueron llevados al paredón y tantos muertos durante tantos años por solo reclamar la libertad para el pueblo cubano» resulta una infamia el comportamiento de los jefes de Estado de América Latina al «hacer oídos sordos de lo que está pasando ahí».

Fonseca, que salió de Cuba por motivos de salud, se mostró convencida de que, pese a que el Gobierno cubano «continúa su intento de destruir todo intento de libertad», el «yugo dictatorial tiene sus días contados».

«La gente quiere ver otras cosa, no quieren vivir bajo un sistema totalitario» que solo ha creado «carencias, que proceden precisamente de la carencia de la libertad», concluyó. EFE

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