Irán exalta triunfos de Revolución Islámica, que cumple 35 años

Plaza Azadi de Teherán. Foto de Archivo: La República.

Teherán, 10 feb (EFE).- Los sectores más conservadores de Irán festejarán mañana por todo lo alto el 35 aniversario de la Revolución Islámica, pero son también muchos los que no celebran el acontecimiento que aisló al país y lo convirtió en una teocracia.

Desde principios de mes se conmemoran los «Diez Días del Amanecer», que recuerdan el periodo entre la llegada del ayatolá Ruhola Jomeiní a Irán el 1 de febrero de 1979 tras quince años de exilio y el 11 de febrero, en el que se proclamó el triunfo de la revolución.

Las calles de Teherán lucen banderas iraníes y aún más retratos de Jomeini de lo habitual y en las escuelas se hacen trabajos nacionalistas y se exaltan los triunfos del cambio que supuso el fin de la monarquía persa.

El pasado viernes, los clérigos oficialistas a lo largo y ancho del país destinaron sus sermones a instar a la participación mañana en las masivas manifestaciones para apoyar los principios revolucionarios y demostrar su triunfo frente a «los enemigos occidentales».

Los gritos «Muerte a América» y «Muerte a Israel» volverán a llenar las calles iraníes.

El analista y profesor universitario Mohamad Marandi, del sector más conservador, señaló a Efe que el mayor logro de estos años ha sido que Irán ha pasado «de ser un estado lacayo a uno independiente».

«Hace tres décadas y media el país dependía de EEUU y el rey se reunía todo el tiempo con los embajadores británico y estadounidense», mientras que ahora, la República Islámica ha «desarrollado su propia identidad y alcanzando la independencia en varios niveles, entre ellos el militar y la política exterior».

«Antes de la revolución la mayoría de las mujeres eran analfabetas y solo un 11 por ciento iban a la universidad, mientras hoy son el 60 por ciento de los alumnos», afirma antes de destacar otros logros como la llegada del agua y electricidad al mundo rural.

Hace 35 años «Irán era un país empobrecido, con porcentajes de mortandad infantil entre los mayores del mundo, no construía aviones ni tanques y no había puesto satélites en órbita».

El país ha logrado revertir esa situación, asegura, «pese a ocho años de guerra (contra Irak) y 35 de sanciones internacionales».

«Irán no es una utopía, tiene muchos problemas, pero a pesar de todo, es independiente y, por erróneas que sean, las decisiones se toman en Teherán y no en Moscú, Washington o París», afirma.

Según él, sin la revolución, el país estaría hoy en las condiciones de estados vecinos «como Afganistán, Arabia Saudí, Egipto o Pakistán».

Los clérigos loan en sus sermones la «democracia real», «independencia política», «liberación del yugo extranjero» e «influencia regional» ganada en estos años y piden la participación en los festejos del martes para «responder a los insultos de EEUU» y mostrar la unidad de Irán.

Entre los avances, destacan el desarrollo industrial y militar y la extensión del bienestar a las clases más bajas.

Una voz más comedida es la de Mohamed Ali Abtahi, que fue vicepresidente bajo el gobierno del reformista Mohamad Jatamí y reconoce que «lógicamente la revolución no nos dio todo lo que queríamos, por una serie de obstáculos, externos, internos y de visión».

Abtahi critica «la mala actitud que algunos tuvieron en nombre de religión» en estos años.

Más duro es Najafqoli Habibi, que en el diario reformista Etemad asegura que «la moral de la sociedad ha sufrido lapsus» y critica «la corrupción económica» y el que «las libertades políticas y sociales se hayan expandido y restringido a gusto de los gobernantes» dañando «en numerosos casos» los derechos de los ciudadanos.

El autor entiende que el país ha progresado mucho en educación e investigación, pero destaca que el progreso científico se ha restringido a «campos determinados» y critica «la emergencia del extremismo que impone en la sociedad lo que mentalidades limitadas creen que el es el islam», creando división en la sociedad.

Un taxista de Teherán que pidió anonimato, fue aún más lejos y señaló a Efe que «habría mucho más progreso y libertad si no hubiera habido revolución».

«Aquí la gente iba a la playa en bañador, había música, baile, alegría. Ahora todo el mundo está triste y nervioso y no llega a fin de mes. Ese es el resultado. Estamos como España con Franco», asegura.

Bajo promesa de anonimato son muchos en Teherán los que critican la Revolución Islámica y sus consecuencias.

Una mujer de 34 años afirmó que aquí «no hay libertad de expresión ni una prensa libre».

«No disfrutamos de nuestra vida porque no hay ningún entretenimiento, solo hay luto y luto y luto. No podemos viajar fuera y lo controlan todo. Nuestros padres están arrepentidos, pensaban que hacer la revolución mejoraría las cosas, pero ahora ven que todo está peor y es imposible echar a los clérigos del poder», afirma otra treinteañera.

Un joven estudiante resume así la situación: «Nos han quitado la libertad. Aparte de los problemas económicos y la falta de empleo, no podemos hablar, ni vestir como queramos, se meten en los detalles de la vida personal, en tu casa, te controlan el canal de televisión, no podemos hacer fiestas, ni poner música. No hay fiestas en este país, solo luto». EFE

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