Submarinos no tripulados buscarán el avión de Malaysia Airlines

Con tres kilómetros (dos millas) o más de profundidad y más oscuro que la noche, el océano es un ámbito de búsqueda particularmente complicado.

Si los restos de un avión malayo desaparecido están en las profundidades del Océano Indico, los investigadores probablemente deberán apelar al menos parcialmente a submarinos robot y los científicos que los operan para escudriñar el lecho oceánico.

Esos submarinos teledirigidos, llamados vehículos autónomos submarinos (AUV en inglés), desempeñaron un papel crucial para localizar los restos de un avión accidentado de Air France en 2011, dos años después que se precipitó en el Atlántico Sur cuando volaba de Río de Janeiro a París. Así pudieron recuperarse las cajas negras que revelaron las fallas causantes de la tragedia.

El área de búsqueda del jet de Air France era mucho menor que la de vuelo 370 de Malaysia Airlines y los primeros objetos del avión accidentado fueron hallados días después del incidente. Pero aun así, requirió dos años y cuatro misiones de inmersión en profundidad antes de que un equipo del Instituto Oceanográfico Woods Hole, con un AUV con sonar, localizara el jet a 3.900 metros (12.800 pies) de profundidad.

«Air France 447 es un poco diferente de Malaysian Air 370 en que teníamos algunas pistas más con que trabajar», explicó Dave Gallo, quien dirigió el equipo de búsqueda de Woods Hole, basado en Cape Cod, Massachusetts.

Antes de que puedan despacharse submarinos para buscar el avión malayo, debe reducirse considerablemente la zona de búsqueda. Esa área, que cambia diariamente debido a distintos factores como las corrientes oceánicas, tenía el miércoles 220.000 kilómetros cuadrados (85.000 millas cuadradas).

Pero si los investigadores pueden precisar un lugar aproximado del presumible accidente, probablemente apelarán a los AUV para iniciar la tarea metódica de rastrear kilómetros (millas) de lecho oceánico en busca de irregularidades que pudieran ser los restos.

«Lo equiparo a podar el césped. Uno quiere cubrir toda la superficie», dijo Gallo. «Se necesita un poquito de suerte y muchas oraciones para que los océanos cooperen».

Los submarinos no tripulados usados por el equipo de Woods Hole fueron diseñados como herramientas para investigar e inspeccionar aguas costaneras relativamente poco profundas, para medir variables como salinidad y temperaturas durante horas. Pero los AUV están adaptándose para llevar a cabo algunas de las tareas submarinas más exigentes.

La armada estadounidense los usa para buscar minas submarinas porque pueden permanecer debajo de la superficie de aguas muy frías mucho más tiempo que cualquier buzo, sin la preocupación de exponer a seres humanos al peligro. Las empresas de energía los utilizan para inspeccionar el lecho marino para posibles pozos submarinos.

En 2009, el Instituto Waitt de California envió a las profundidades un par de AUV que inspeccionaron el fondo del Pacífico Sur durante 72 días en un intento infructuoso por hallar el avión de la aviadora estadounidense Amelia Earhart, que desapareció en el Pacífico en 1937.

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