Humala respalda ministro procesado por asesinato

Ollanta Humala. Foto de Archivo: La República.

Perú (AP) — El ministro del Interior Daniel Urresti admitió que enfrenta un proceso judicial por el asesinato de un periodista hace 26 años mientras como oficial del ejército combatía a Sendero Luminoso y el jueves recibió el apoyo del presidente Ollanta Humala.

«No vemos su culpabilidad, creemos en la presunción de inocencia (del ministro)», dijo Humala a periodistas en el palacio presidencial luego de una ceremonia diplomática.

«Sin saber para nada me llaman a la fiscalía y fui… el juez me ha interrogado y fui, no hay una sola prueba, yo soy totalmente inocente, mis manos están limpias de sangre, jamás he hecho nada y tengo el derecho a la presunción de inocencia», dijo Urresti a periodistas el miércoles en la noche.

«Yo soy totalmente inocente, mis manos están limpias de sangre, jamás he hecho nada y tengo el derecho a la presunción de inocencia», afirmó en la víspera Urresti a periodistas en una sede policial del centro de Lima.

El ministro es investigado como uno de los autores del asesinato del periodista Hugo Bustíos, emboscado en 1988 por una patrulla en una vía rural de la región de Ayacucho cuando se dirigía con otro colega, quien sobrevivió, a investigar la muerte de dos campesinos. El periodista de la revista Caretas fue acribillado y luego herido fue rematado con dinamita.

El asesinato se convirtió en un símbolo de la lucha del periodismo por relatar de forma equilibrada el sufrimiento de la población, en su mayoría de lengua quechua, atrapada entre los sangrientos ataques de Sendero y de los uniformados.

La justicia estableció que fueron al menos cuatro los asesinos, según documentos judiciales verificados por The Associated Press y entregados por activistas de la Comisión de Derechos Humanos que asesoran a familiares del periodista.

Por el asesinato de Bustíos fueron condenados a más de 15 años de cárcel, en otro proceso en 2008, los oficiales Víctor La Vera -el jefe de la base militar de Castropampa, cercana al lugar del crimen-, y el oficial Amador Vidal, quien tras ser sentenciado acusó a Urresti de integrar el grupo de asesinos. El ministro dijo que Vidal lo acusa «sin pruebas».

La investigación continuó tras las primeras condenas y en 2013 el juez de Ayacucho Bladimiro Chuquimbalqui recopiló otros dos testimonios de militares con los que inició el proceso contra Urresti.

La oposición en el Parlamento y la esposa del periodista asesinado han pedido su renuncia, pero Urresti ha dicho que permanecerá en el cargo «mientras tenga la confianza del señor presidente y del primer ministro».

Añadió que antes de asumir el cargo le comunicó al presidente el proceso en su contra y que tras presentarle sus documentos judiciales, Humala consideró que no existían inconvenientes para aceptar la cartera de Ministro del Interior.

En 1988, Urresti era capitán de inteligencia del ejército en la base militar de Castropampa, una de las zonas más violentas del país donde se enfrentaban a diario Sendero Luminoso y las fuerzas del orden, según documentos judiciales.

Urresti se volvió una figura pública cuando en 2013 encabezó por primera vez en la historia del país la lucha contra la minería ilegal aurífera y dinamitó maquinaria valuada en millones de dólares.

Según las leyes procesales de Perú, el caso está siendo analizado por la tercera fiscalía penal nacional que determinará en los próximos 60 días si existen elementos de prueba suficientes como para iniciar un juicio oral o si no formaliza ninguna acusación y el caso se archiva.

El ministro afirmó que asistirá a todas las citaciones que le imponga la justicia. «Soy respetuoso de la justicia e iré adonde sea», dijo.

Margarita Patiño, la viuda del periodista asesinado, dijo a la prensa que «no están detrás de ningún militar, ni de ningún ministro, pero creemos que es justo que una persona que tiene un proceso de esta magnitud no puede seguir de Ministro del Interior».

Agregó que «de todo corazón lo que queremos saber es por qué mataron a Hugo Bustíos y de la vil forma como lo hicieron. Lo destrozaron, no solo lo ametrallaron, sino que lo dinamitaron. Cuando yo fui a recogerlo lo recogí en tirones, ningún ser humano se mereció eso».

Perú afrontó entre 1980 y 2000 un duro conflicto armado interno entre las fuerzas de seguridad y Sendero Luminoso que dejó 70.000 víctimas, según un informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.

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