Revisan límites para el derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU

Nueva York, 25 sep (EFE).- Un foro convocado por Francia y México revisó hoy la posibilidad de poner límites al derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, un privilegio al que se siguen aferrando varias potencias mundiales.

La reunión tomó en consideración una propuesta hecha por Francia el año pasado para que no se recurra al veto en situaciones de genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad, y que cada día gana más apoyos internacionales.

El derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU lo tienen los cinco países con asiento permanente (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido), y periódicamente lo ejercen, o amenazan con ejercerlo, cuando tienen que analizar propuestas que no van de acuerdo con sus intereses o con los de sus aliados.

«El veto a veces se ha utilizado para no rendir cuentas de parte de algunos países sobre esos crímenes contra la humanidad», afirmó Simon Adams, a nombre de varias organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Adams dijo que deberían aprobarse esos límites para cuando la ONU celebre el año próximo su 70 aniversario. «La necesidad de una reforma es incuestionable», insistió.

El secretario mexicano de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, calificó este tema como «fundamental» y destacó el hecho de que la propuesta parta de un país que puede ejercer ese derecho.

«Revisemos y actualicemos nuestra concepción del veto», afirmó, y calificó como «claro y aceptable» el límite a ese derecho que determina la propuesta francesa.

Más de veinte representantes de países expresaron su apoyo a la iniciativa gala, con diferentes matices, convencidos de que la realidad que se vivía en 1945, cuando se fijó el derecho de veto, ha cambiado bastante desde entonces.

«España desearía la plena supresión del veto», afirmó el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, pero reconoció que existen dificultades para llegar a esa medida, por lo que Madrid apoya «que se introduzcan límites a su uso».

Pero también advirtió sobre la necesidad de que, de aprobarse los cambios, se haga con un mecanismo «que sea claro y eficaz».

Cuando le tocó el turno a China y Rusia, sin embargo, el entusiasmo por la propuesta de Francia fue nulo, repitiendo posiciones que ya son conocidas en la ONU.

El representante adjunto de China ante Naciones Unidas, Wang Min, invocó el derecho que recibieron «los padres fundadores» de Naciones Unidas y dijo que ese sistema es uno de los «pilares» de la organización internacional.

«No se pueden aprobar resoluciones sin el apoyo de todos los representantes permanentes» en el Consejo de Seguridad, afirmó.

Un miembro de la misión rusa en la ONU, que no fue identificado, también invocó el derecho de los «padres fundadores» de la ONU y dijo que todas las decisiones del Consejo de Seguridad se basan «en la voluntad colectiva».

Añadió que ese sistema, en el fondo, «estimula llegar a un consenso» y planteó una duda técnica al explicar que sería difícil determinar cuáles son los delitos a gran escala que quedarían excluidos del derecho a veto.

Por su parte, la embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, describió las decisiones del Gobierno de Barack Obama para prevenir genocidios y delitos de masas, y dijo que el Consejo de Seguridad debe actuar con responsabilidad.

Lamentó que se haya utilizado el derecho de veto para bloquear resoluciones que condenaban al régimen sirio, por ejemplo, y planteó que, si no existiera ese sistema, a lo mejor no se habrían perdido unas 200.000 vidas en ese país.

A pesar de ello, no emitió una opinión firme respecto a la propuesta de Francia y tampoco apuntó pistas sobre si Estados Unidos estaría dispuesto a cambiar ese privilegio del que disponen esa nación y otras cuatro más.

Al final de la reunión, Meade dijo que el foro había servido para aportar «reflexiones» sobre este tema, y añadió que a partir de ahora las conclusiones del debate quedan firmes para posteriores discusiones. EFE

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