Conoce a Ricardo Zúñiga, principal artífice del acuerdo entre EEUU y Cuba

Ricardo Zúñiga, consejero de asuntos latinoamericanos de la Casa Blanca. Foto de la web de la Casa Blanca.

Ricardo Zúñiga, uno de los negociadores del histórico acuerdo entre EEUU y Cuba, explica en una entrevista con Efe que el presidente Barack Obama busca «abrir nuevas puertas para los cubanos» y que el apoyo del papa Francisco fue clave para crear «un ambiente de confianza» entre las partes.

Tras el «fracaso» de la política de las últimas décadas y el inicio de «reformas» en la isla, «lo que queríamos hacer era mejorar las posibilidades de ver un avance positivo dentro de Cuba», cuenta Zúñiga, de origen hondureño y el principal asesor para Latinoamérica de Obama, desde abril de 2012, cuando fue nombrado por el Presidente Obama, en reemplazo de Dan Restrepo, después de la Cumbre de las Américas realizada en Cartagena Colombia.

Según el diario El País de España, Obama nombró a Zúñiga tras lo que consideró una humillación en Cartagena, donde la mayoría de los países latinoamericanos, incluidos aliados como Colombia y México, criticaron el embargo a Cuba y abogaron por la presencia de Raúl Castro.

Muy poco después, en junio de 2013, Zúñiga junto con el consejero adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, empearon a negociar en secreto con Cuba.

Zúñiga es un diplomático nacido en Honduras en 1970 y emigrado a Estados Unidos cuatro años después. Tiene experiencia en asuntos cubanos. Según la investigación de El País, firmada por la periodista Yolanda Monge, tanto Zúñiga como Rhodes son poco conocidos fuera de los círculos diplomáticos y políticos de Washington y carecen del caché de otros negociadores del pasado, como Henry Kissinger o Zbigniew Brzezinski.

Rhodes es un aspirante a novelista que entró a la campaña electoral como escritor de los discursos de Obama y terminó como asistente del presidente y viceconsejero de Seguridad Nacional para Comunicaciones Estratégicas y Escritura de Discursos.

La trayectoria de Zúñiga, hijo de un militar hondureño y una ciudadana de EE UU, es distinta. No proviene de la política, como Rhodes, sino del servicio diplomático. Director para el Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional desde 2012, Zúñiga ejerció antes como consejero político en la Embajada de EE UU en Brasilia, dirigió la Oficina de Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado y estuvo destinado en la Sección de Intereses de EE UU en La Habana.

El País lo describe como seguidor de la serie de intriga política House of Cards y lector de Mario Vargas Llosa.

De sus negociaciones nació el acuerdo anunciado este miércoles por Barack Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, para iniciar un proceso hacia la restauración de las relaciones diplomáticas entre los dos países, rotas desde 1961, que contempla la apertura de embajadas en Washington y La Habana en los próximos meses.

El acuerdo incluye también la flexibilización de las restricciones a los viajes y el comercio entre EE.UU. y Cuba, y a las remesas que reciben los cubanos desde territorio estadounidense.

El intercambio comercial «va a beneficiar al pueblo cubano», que «sufre con las restricciones» vigentes en la isla, de acuerdo con Zúñiga, quien anotó que, pese al giro prometido por Obama, EE.UU. seguirá siendo «crítico con la situación política y social» del país caribeño.

Las conversaciones secretas, en su mayoría celebradas en Canadá y que se prolongaron durante un año y medio, fueron «muy duras y muy claras», reveló a Efe el asesor de Obama.

Durante su viaje al Vaticano en marzo pasado, Obama habló de esas negociaciones con el papa, quien se mostró «muy interesado por la situación de la relación entre ambos países (…) y dispuesto a ayudar en cierta forma», afirmó Zúñiga.

En el Vaticano se destaca el papel del siempre discreto Pietro Parolin, el actual secretario de Estado, quien desde 2009 hasta 2013 ejerció como nuncio en Venezuela.

«Cuando ya pensábamos que teníamos un arreglo que iba a ser sostenible y aceptable para las partes, nos reunimos juntos con el Vaticano, porque es un actor en el cual ambos tenemos confianza», detalló.

Esa «recta final» hacia el cierre del acuerdo, a falta de algunos «detalles», se produjo en octubre y Obama le dio el visto bueno tras las elecciones legislativas del 4 de noviembre, en las que la oposición republicana se hizo con el control total del Congreso.

«Utilizamos y manejamos varias fórmulas (para el acuerdo), ninguna de las partes consiguió todo lo que quería, de ninguna forma, pero sí pudimos tener un intercambio correcto, que fue constructivo también», apuntó Zúñiga.

En el marco del acuerdo, el contratista estadounidense Alan Gross fue liberado tras haber pasado más de cinco años preso en La Habana, mientras que los tres agentes cubanos del grupo de «Los Cinco» condenados en 2001 que aún estaban encarcelados en EE.UU. también recuperaron la libertad y regresaron a la isla.

Esos tres agentes fueron liberados a cambio de un espía de origen cubano que trabajó en secreto para la CIA, identificado como Rolando Sarraff Trujillo y que estuvo preso en la isla durante casi 20 años.

Según Zúñiga, Obama y Raúl Castro «no participaron directamente en ninguna de las conversaciones», pero estaban «muy bien informados» de la situación por sus respectivos equipos.

Ambos hablaron por teléfono durante aproximadamente una hora este martes, un día antes del anuncio del acuerdo, y esa conversación supuso el primer contacto entre los líderes de ambos países en más de medio siglo.

Obama y Castro coincidieron en diciembre pasado en el funeral del expresidente sudafricano Nelson Mandela en Johannesburgo, donde se dieron un apretón de manos.

Como dijo este miércoles en su discurso sobre el cambio de política hacia Cuba, Obama espera que el Congreso, que desde enero estará controlado totalmente por los republicanos, inicie un debate «serio y honesto» sobre el embargo económico unilateral impuesto a la isla en 1961, durante la presidencia de John F. Kennedy.

Pese a que existen pocas posibilidades de que eso ocurra, «hay muchos republicanos que apoyan las medidas» de Obama y «que piensan que, a través del intercambio comercial y personal entre nuestros pueblos, podemos avanzar todo lo que no se ha avanzado» en más de medio siglo, enfatizó Zúñiga.
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Con textos de Miriam Burgués, de EFE

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