Podemos exhibe su fuerza en España espoleado por Syriza

En esta foto del jueves 22 de enero de 2015, Pablo Iglesias, derecha, líder del partido Podemos, de España, aparece junto a Alexis Tsipras, líder del partido Syriza, de Grecia, en Atenas. (AP Photo/Lefteris Pitarakis)

MADRID (AP) — En tan sólo un año, Podemos ha pasado de ser el sueño de un grupo de profesores universitarios a un partido político que aspira a gobernar España. La formación de izquierdas, espoleada por la victoria de Syriza en Grecia, quiere exhibir su fuerza en la calle y espera congregar a decenas de miles de personas en una manifestación el sábado en Madrid.

La bautizada como «Marcha del cambio» recorrerá el centro de la capital española, desde Cibeles hasta la Puerta del Sol. La misma plaza que tomó el movimiento de los indignados el 15 de mayo del 2011. La llama de aquel espíritu reivindicativo que quería resetear el sistema sigue viva en muchos de los seguidores de Podemos. Más de 260 autobuses se desplazarán a Madrid desde todos los puntos del país. La movilización se prevé masiva.

«Lo que pretendemos tanto en esta manifestación como a lo largo de este año es que Podemos sea el instrumento del cambio», dijo a The Associated Press Rita Maestre, miembro de la dirección de Podemos. «Nosotros convocamos la manifestación esperando que prenda la llama».

El auge de Podemos ha sacudido el mapa político español, bastante estable desde la llegada de la democracia hace 40 años. El terremoto tiene varios damnificados, según todas las encuestas. El partido que dirige Pablo Iglesias ha anulado a la coalición comunista Izquierda Unida y disputa el liderazgo de la izquierda al Partido Socialista.

Podemos siempre ha dicho mirarse en el espejo de Syriza. Grecia y España viven circunstancias diferentes. Pero la combinación de crisis económica, recetas de austeridad y algunos escándalos de corrupción en los partidos tradicionales han sido similares. El cóctel ha favorecido la irrupción de una nueva generación de políticos que dice rebelarse contra el statu quo del sistema. El eco social, sobre todo entre la juventud, ha sido espectacular.

«La victoria de Syriza demuestra que, frente a todos los discursos del miedo y del que no existen otras alternativas, las alternativas se imponen cuando la gente mayoritariamente y democráticamente lo dice», explicó Maestre.

España afronta un año electoral clave. Hasta 15 de las 17 regiones del país irán a las urnas. Habrá elecciones municipales en mayo y presidenciales en noviembre o diciembre.

Según el público Centro de Investigaciones Sociológicas, Podemos es la segunda fuerza en intención de voto sólo por detrás del gobernante Partido Popular. Una encuesta del diario madrileño El País en enero le situaba como primer partido.

Los planetas están alineados para Podemos. Siete largos años de crisis han devastado la economía española. El desempleo juvenil, cercano al 50%, los recortes en Sanidad y otros servicios públicos se han sumado a sonados escándalos de corrupción en los grandes partidos y la monarquía, provocando una crisis institucional.

Pero el ascenso de Podemos no sólo se asienta sobre factores coyunturales y el hartazgo general, recogido en todos los sondeos, con la política. El carisma de Iglesias, de 36 años, es otro de los principales activos del partido. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, saltó a la fama como polemista en tertulias de televisión. Su imagen con larga melena recogida en una coleta no casa con el canon de dirigente político tradicional.

Pero Iglesias llena pabellones allá donde celebra un mitin. Y sus entrevistas televisadas registran altísimas cuotas de audiencia. Iglesias encabezó la lista que; casi sin dinero y la única ayuda de las redes sociales; logró 1,2 millones de votos —8% de papeletas— en las elecciones europeas del 2014. Iglesias es actualmente eurodiputado, pero nadie duda que será candidato a la presidencia del gobierno a final de año.

Podemos se constituyó como partido después de los comicios europeos. La estructura de dirección, llamada Consejo Ciudadano, no es novedosa. Hay un secretario general, que es Iglesias. El núcleo que le rodea está formado por politólogos de la misma facultad madrileña. No tienen experiencia alguna en la gestión pública, pero conocen al dedillo la teoría, la estrategia y los secretos de la comunicación política.

Todos ellos son personas muy vinculadas a la izquierda. Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón y el propio Iglesias —máximos dirigentes de la organización— son admiradores confesos de los movimientos que el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y los presidentes Rafael Correa, en Ecuador, y Evo Morales, en Bolivia, lideraron en América Latina. Podemos ha admitido que la experiencia latinoamericana no es extrapolable a España, pero durante años estudiaron las dinámicas de trabajo y de gobierno implantadas por estos mandatarios.

El sustento de Podemos, que es su militancia, se asienta sobre una idea del propio Chávez. Son los llamados Círculos, casi 1.000 agrupaciones repartidas por todo el país. Miles de personas participan en las reuniones de los Círculos, que con un formato asambleario debaten y hacen llegar propuestas a la ejecutiva. En Europa, el comunismo y sus evoluciones jamás alcanzaron el grado de izquierda popular y se vieron ampliamente sobrepasados por la socialdemocracia desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

«En Latinoamérica han visto que hay proyectos de izquierda como el de Correa, como el de Venezuela, como el de Morales que se pueden legitimar democráticamente», dijo José Ignacio Torreblanca, director e investigador principal del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores en Madrid. «En Venezuela, Podemos ve que se puede ser de izquierda radical, llegar al centro, ganar elecciones y mantenerte en el poder».

El mensaje de Podemos se ha ido moderando para seducir al electorado más conservador. Es un partido europeísta, pero recela del control que ejerce Alemania sobre la zona euro. El principal blanco de sus críticas es la clase política actual, a la que define como «casta al servicio de sus propios intereses». Quieren reformar el sistema, que califican de «régimen». Después atacan a los mercados, el Fondo Monetario Internacional. Uno de sus lemas más repetidos es que «la economía debe estar al servicio de la gente».

Sin embargo, no existe un programa de gobierno definido. Iglesias ya no reclama la nacionalización de las empresas energéticas con la misma vehemencia que cuando no tenía responsabilidades políticas. Los líderes del partido intentan aparcar dogmatismos ideológicos y apuestan ahora por el «sentido común» para «devolver al pueblo su democracia». La estrategia de Podemos, que las formaciones tradicionales califican de «populista», busca una mayoría transversal y huye de la disyuntiva izquierda contra derecha. Su mensaje apela a las emociones.

«Su victoria consiste no en hacer una oferta que sea comparable a los demás partidos. Podemos no quiere dar esa batalla», explicó Torreblanca. «Ellos necesitan dejar fuera esa discusión y generar un momento que es mucho más emocional. Una emoción que pase por encima de las razones».

Podemos inicia con la manifestación el camino con el que aspira a gobernar España. El partido sale de la virtualidad de las redes sociales, donde ha conectado con amplios sectores de la sociedad española, para llevar al mundo real de la calle su mensaje. El bipartidismo Partido Popular y Partido Socialista, que ha gobernado España alternativamente desde 1982, se tambalea.

«España puede ir a un sistema de partidos más abierto, incluso de tres partidos con posibilidades de gobernar», dijo Torreblanca. «No es anormal que en una sociedad europea avanzada exista un 20-25% de personas que vota a partidos un poco antisistema».

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