Moscú (EFE).- Los separatistas prorrusos del este de Ucrania han denunciado la concentración de tropas gubernamentales en las afueras de la ciudad de Mariúpol, en la región de Donetsk, y volvieron a acusar a Kíev de violar el alto el fuego.
«Se ha observado un gran aumento de la presencia de las tropas ucranianas en la localidad de Peskí y (la ciudad de) Mariúpol», dijo Eduard Basurin, subjefe del mando militar rebelde, en rueda de prensa.
Señaló que «pese a las declaraciones de las autoridades ucranianas sobre la retirada de la artillería, seguimos recibiendo informaciones sobre su presencia en las posiciones».
Además, «a lo largo de las últimas 24 horas, el régimen del cese el fuego ha sido violado en 51 ocasiones», agregó Basurin.
El número dos de las milicias prorrusas denunció el emplazamiento de cuatro sistemas de misiles BM-21 Grad ucranianos en el distrito Gnútovo en las inmediaciones de Mariúpol.
Por otro lado, informó de que los separatistas siguen hallando cuerpos quemados de efectivos de las Fuerzas Armadas de Ucrania bajo los escombros del aeropuerto de Donetsk.
Precisó que en los últimos días han encontrado 16 cadáveres de efectivos ucranianos, además de los 373 que dijeron haber hallado hasta principios de marzo.
El aeropuerto Serguéi Prokófiev de Donetsk fue uno de los principales focos de hostilidades entre los separatistas prorrusos y el Ejército ucraniano, que finalmente en enero pasado tuvo que rendir la instalación ante la superioridad de las milicias.
Basurin también expresó sus sospechas en cuanto al objetivo de los préstamos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) concede a Kíev.
«Normalmente las instituciones financieras internacionales nunca dan dinero allí donde hay conflictos. Supongo que es para (financiar) la guerra», señaló.
A pesar del cese de las hostilidades, Kiev y los milicianos prorrusos se acusan todos los días de continuas violaciones del alto el fuego.
Más de 6.000 personas, entre combatientes y civiles, han muerto en el este de Ucrania en los once meses que dura el conflicto, según el último informe de la ONU. EFE
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