Registran nueva erupción en volcán chileno Calbuco

Una columna de ceniza surge del volcán Calbuco, cerca de la sureña ciudad de Puerto Varas, Chile, el jueves 30 de abril de 2015. El volcán entró en un tercer proceso eruptivo en ocho días y obligó a nueva orden de evacuación de cientos de habitantes de zonas cercanas al coloso. (AP Photo/David Cortes Serey/ Agencia Uno)

Chile (AP) — El volcán Calbuco registró una nueva erupción el jueves y desde el cono emergió una columna de cenizas negras y piedrecillas que inicialmente tenía unos cuatro kilómetros de altitud.

La columna de cenizas empezó a caer sobre decenas de localidades cuyos habitantes tenían permiso transitorio para realizar labores de limpieza para prevenir aluviones por causa de las lluvias esperadas para el viernes.

El gobernador de Los Lagos, Nofan Abud, ordenó de inmediato la evacuación de las localidades ubicadas dentro del anillo de exclusión de 20 kilómetros en torno al coloso, como Ensenada, Correntoso, Lago Chapo y de la Carretera Austral.

El Subsecretario del Interior, Madmud Aleuy, insistió en que «la situación no es de peligro» y adelantó que en la siguiente reunión del comité de emergencia se mantendrá el monitoreo porque se ha registrado «un aumento de energía sísmica en otros volcanes del país».

Rodrigo Álvarez, director del Servicio Nacional de Emergencia, recordó que Chile tiene 2.000 volcanes, de los cuales 90 están activos, y el servicio local de geología mantiene una vigilancia permanente sobre 43 de ellos. Actualmente los que registran mayor actividad son el Calbuco, el Villarrica y el Copahue.

El servicio nacional de geología anunció que potencialmente las nuevas cenizas podrían alcanzar el fiordo chileno de Reloncaví y la localidad argentina de El Bolsón, «aunque sin acumulación significativa porque la columna es baja».

Recordó que «las erupciones del volcán Calbuco se extienden por varios meses, y concluyen habitualmente con emisión de lava».

Orlando Oyarzo, 60 años, que trabaja para ganaderos, dijo a la AP que la ceniza está llegando a Cochamó y a Canutillar, a 30 kilómetros del volcán, las que mantenían sus praderas despejadas. «Ahí hay estancias más grandes, con muchos vacunos, ovejas, chivos y caballos», que podrían perder sus pastos, como sucedió en lugares como Ensenada y El Arrayán.

«Esta mañana fue inesperado porque nosotros esperábamos volver a vivir a nuestros hogares y atender a nuestros animales y darle tranquilidad a los niños», dijo Betzabe Uribe, de Colonia Río Sur que permanece albergada en Puerto Montt.

Los 1.500 nuevos evacuados, que se suman a otros 4.500 desplazados al inicio de la erupción, el 22 de abril, preparaban la zona para las lluvias anunciadas para la noche del jueves y el viernes, que ocasionarían lahares o aluviones secundarios que podrían desbordar ríos, arrastrar con puentes y cortar caminos en su recorrido desde la cima del Calbuco, de 2.000 metros de altitud.

«Nuestra labor aquí en este sector es hacer canaletas por los costados para evitar la inundación del agua, especialmente en esta zona porque pasa un río, que cuando hay precipitaciones sube y se inunda todo el sector», dijo el jueves Daniel Barrientos en Ensenada, distante a 15 kilómetros del volcán.

De visita en la zona, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, dijo el jueves que los daños en infraestructura vial superan el equivalente a unos 50 millones de dólares, «a eso le debemos sumar vivienda, agricultura, economía», añadió.

A los ya graves problemas que enfrentan los habitantes cercanos al volcán se sumó la aparición del virus del Hanta, causada por roedores que ocasionan problemas respiratorios que pueden causar la muerte, informó el Subsecretario de Salud, Jaime Burrows.

«Los roedores se están desplazando a lugares poblados», precisó. Los animales buscan comida porque sus semillas quedaron bajo toneladas de cenizas.

La aerolínea comercial Sky informó de la suspensión de dos vuelos que provenían desde el sur hacia Santiago, mientras LAN Chile dijo que continúa operando con normalidad.

Las cenizas volcánicas tienen un efecto abrasivo sobre los aviones, por lo que las aerolíneas evitan atravesar las nubes de gases y cenizas.

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