La acusaciones de envío de armas a Siria llegan a la campaña electoral turca

La guerra en Siria y los supuestos envíos de armas por parte del Ejecutivo turco a grupos yihadistas en ese país se han convertido en temas de debate de cara a las elecciones que Turquía celebra el domingo que pueden costar votos al islamista AKP, el partido que gobierna con mayoría absoluta desde 2002.

Las acusaciones han cobrado nueva fuerza en plena campaña electoral tras la reciente publicación en el diario «Cumhuriyet» de fotos y vídeos que muestran camiones cargados de armas que fueron interceptados en ruta a Siria escoltados por agentes de los servicios de inteligencia.

En enero de 2014, tres camiones fueron detenidos para ser inspeccionados por miembros de la Policía y de la Gendarmería, siguiendo ordenes de la Fiscalía ante la sospecha de que transportaban armas.

La oposición ha insistido en acusar al Gobierno de mandar armas a Siria, incluso a grupos terroristas, algo que tanto el primer ministro, Ahmet Davutoglu, como el presidente y fundador del AKP, Recep Tayyip Erdogan, niegan vehementemente.

El Ejecutivo mantiene que los camiones transportaban ayuda para población de etnia turca en Siria y que la publicación de esas fotos, coincidiendo con la campaña electoral, busca dañar al AKP.

Davutoglu insistió hoy en que los camiones llevaban ayuda a la población turcomana para evitar que fueran aplastados por el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad.

«Estamos enviando ayuda a los turcomanos y nos critican por ello. Cuando estemos ante Dios en el más allá, tendremos dos cosas a nuestro favor: una, la ayuda a los palestinos; la otra, la defensa de los sirios», aseguró durante un mitin electoral.

Desde la oposición, el jefe del nacionalista Partido de Acción Nacional (MHP), Devlet Bahceli, ha rechazado esas explicaciones y ha asegurado que el Gobierno fue pillado mandando armas a Siria.

Más duro aún ha sido el socialdemócrata Kemal Kilicdaroglu, líder del principal partido de la oposición, el CHP, al acusar directamente al Ejecutivo de ser responsable del baño de sangre en Siria por mandar armas a grupos terroristas.

Erdogan, que abandonó la presidencia del AKP cuando fue elegido jefe del Estado el pasado año pero que aún domina el partido, ha llegado a amenazar al redactor jefe del diario «Cumhuriyet», Can Dündar, por publicar esa información.

«La persona que ha informado de esto en exclusiva pagará un alto precio, no lo dejaré escapar», ha dicho en una entrevista en televisión.

El presidente mantiene que el registro de los camiones fue una operación de espionaje orquestada por lo que viene en llamar el «Estado paralelo» y que fue parte de un complot para derrocar al Gobierno.

De hecho, los fiscales que ordenaron el registro y los soldados que lo ejecutaron han sido acusados de traición y conspiración.

En general, la ambigua política de Turquía respecto a los grupos yihadistas que combaten en Siria ha sido muy criticada tanto dentro como fuera del país.

La oposición considera que el Gobierno ha ofrecido incluso respaldo logístico a los yihadistas para mantener su influencia en el sector más religioso opuesto a Al Asad, al que Ankara quiere derrocar a toda costa.

Turquía ha sido reacia a participar activamente en los ataques internacionales contra el grupo radical Estado Islámico y su Ejército se limitó a observar el sitio al que los yihadistas sometieron a la ciudad kurda de Kobani, en la frontera turca.

Una actitud que ahora puede costarle votos al partido del Gobierno.

«Turquía tiene población alauita. Al Asad es alauita también. La oposición activa del Gobierno a Al Asad y su apoyo a grupos islamistas suníes la distancia psicológicamente del Gobierno. El apoyo a los islamistas durante la lucha en Kobani también ha puesto contra el Gobierno a los kurdos pro-AKP», afirma Sibel Kalaycioglu, presidenta de la Asociación turca de Sociología.

En general, explica esta experta a Efe, la política del Gobierno en Siria no tiene muchos seguidores, incluso entre aquellos que votaban por el AKP.

Otro asunto en que Siria ha entrado en la campaña electoral turca es el de los cientos de miles de refugiados sirios que han cruzado a Turquía desde que comenzó la guerra civil.

Ekmeleddin Ihsanoglu, un destacado dirigente del MHP, ha asegurado que la gente está muy preocupada por estos exiliados.

«El desempleo es enorme y añadir estos dos millones de refugiados a la masa de parados crea un gran problema. Además, la gente se siente insegura. Hay una creciente ansiedad respecto a la guerra civil de nuestros vecinos», ha declarado Ihsanoglu.

Kilicdaroglu, por su parte, ha prometido que si gana las elecciones del domingo ayudará a acabar con la guerra en Siria para poder enviar a los refugiados de vuelta a casa de manera segura. EFE (I)

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