Griegos empiezan a hacer cola afuera de los bancos ante ruptura con Europa

La gente espera en una cola frente a los cajeros automáticos para retirar dinero en un centro comercial de Atenas , Grecia , el 27 de junio de 2015. EFE / EPA / SIMELA PANTZARTZI

Atenas, 27 jun (EFE).- Grecia afronta un futuro financiero incierto tras la decisión del Gobierno de convocar un referéndum sobre las propuestas de reforma de los acreedores y la decisión de estos de suspender las negociaciones y no otorgar una prórroga al rescate.

El próximo martes, día en que finaliza la prórroga actual, Grecia afronta el pago de un crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI) por valor de 1.600 millones de euros, desembolso que con casi seguridad no será efectuado, como han dejado entrever estos días varios miembros del Gobierno para el caso de que no hubiera acuerdo.

El hecho de que no pague el tramo al FMI no constituye formalmente el impago, pero sí coloca a Grecia en situación de «mora» al Fondo y «en ruptura de sus obligaciones».

Hacia el interior la cuestión más urgente es saber si el BCE seguirá manteniendo pese a la ruptura el acceso al mecanismo de asistencia (ELA) a la banca, la única fuente de liquidez a la que acceden las entidades financieras de este país desde febrero pasado.

El consejo de gobierno del BCE celebrará mañana una teleconferencia crucial en la que decidirá si cierra el grifo de liquidez o lo mantiene abierto.

Las reglas del BCE establecen que solo puede facilitar este tipo de créditos a bancos que sean solventes, algo que se cuestiona cada vez más.

Para evitar una mayor salida de depósitos de los que se han producido en las últimas semanas, el Gobierno debería imponer un control de capitales, algo que sería oportuno pero podría lanzar un mensaje negativo de cara al referéndum.

En caso de dejar de obtener la liquidez a través del ELA el Gobierno podría estar obligado a emitir pagarés para poder pagar a los funcionarios y a los pensionistas y, a medio plazo, si no se alcanza un acuerdo, introducir una nueva moneda fuertemente devaluada respecto al euro.

En caso de no retomarse las negociaciones, los acontecimientos se podrían precipitar, con escenarios políticos y sociales inciertos.

Una de las posibilidades sería la hasta ahora por Tsipras desechada posibilidad de una salida de Grecia del euro, un hecho sin precedentes en la eurozona y no previsto por los tratados europeos, lo que hace pensar a algunos expertos que el abandono de la moneda común solo es posible si va acompañada de una marcha de la UE.

Sobre un posible regreso al dracma, los analistas defienden posiciones diametralmente opuestas.

Los hay que creen que a medio plazo se abrirían nuevas perspectivas, pues Grecia podría volver a ser competitiva, y los hay que dibujan un panorama apocalíptico con un empobrecimiento galopante de la población, fruto de la incapacidad del país de financiar sus compras exteriores en moneda fuerte -euro o dólares-.

Aunque la mayoría de los ciudadanos es partidario de seguir en la eurozona, en los últimos días el sentir que se palpa en las calles de Atenas es el de que la derrota de Grecia ante sus socios se debe a que en el fondo la Unión Europea no quiere seguir teniendo a este país en su seno.

Este sentimiento de «todos a una» lo resumía Mijalis, un camarero de cafetería al ser preguntado sí sentía miedo ante la posibilidad de que Grecia volviera al dracma. «Lo que será, será para todos. ¿Por qué tener entonces miedo?», decía. EFE

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