El papa lamenta la actitud de quien hace «zapping» ante el dolor

Papa Francisco. Foto de Archivo, La República.

El papa Francisco lamentó hoy esa actitud de quien hace «zapping» ante el dolor y «no logran relacionarse, ni involucarse», durante el discurso dirigido a los religiosos en el Coliseo Don Bosco en La Cruz de la Sierra, en Bolivia.

«Podríamos llamarlo, la espiritualidad del zapping. Pasa y pasa, pero nada queda. Son quienes van atrás de la última novedad, del último best seller pero no logran tener contacto, relacionarse, involucrarse», lamentó Francisco.

En su alocución, plagada de bromas y anécdotas, Francisco reflexionó sobre un pasaje de la Biblia sobre el mendigo y los discípulos para comentar «cómo reaccionan frente al dolor de aquél que está al borde del camino, de aquél que está sentado sobre su dolor».

«La compasión no es zapping, no es silenciar el dolor, por el contrario, es la lógica propia del amor. Es la lógica que no se centra en el miedo sino en la libertad que nace de amar y pone el bien del otro por sobre todas las cosas», resumió.

El papa exhortó a pasar de la indiferencia del zapping al «ánimo, levántate».

Francisco criticó esa tentación de naturalizar el dolor, de acostumbrarse a la injusticia.

«Nos decimos: es normal, siempre ha sido así. Es el eco que nace en un corazón blindado, cerrado, que ha perdido la capacidad de asombro y por lo tanto, la posibilidad de cambio», agrego.

También lamentó a quien dice: «Cállate, no molestes» y al respecto bromeó sobre los curas que dicen a las madres: «saque al chico de la Iglesia que está llorando, como si el llanto de un niño molestase».

Sobre este tema el papa criticó la «casta» de religiosos que poco a poco se separa de su pueblo.

«Parecería lícito que encuentren espacio solamente los autorizados, una casta de diferente que poco a poco se separa, diferenciándose de su pueblo. Han hecho de la identidad una cuestión de superioridad. Esa identidad se hace superior. Ya no son pastores, sino capataces», denunció.

«Yo llegué hasta acá y este es tu sitio. Escuchan pero no oyen, ven pero no miran», añadió y contó la anécdota de una mujer que insistía en pedir una bendición a un sacerdote, que este le negaba.

Recordó cómo en Ecuador en el encuentro con los religiosos en el santuario del Quinche, indicó a los religiosos la importancia de la «memoria», de no olvidarse «de adonde salieron».

«Escuchan pero no oyen, ven pero no miran. La necesidad de diferenciarse les ha bloqueado el corazón. La necesidad de decirse: no soy como él, como ellos, los ha apartado no sólo del grito de su gente, ni de su llanto, sino especialmente de los motivos de alegría», afirmó. EFE [I]

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