Los efectos del acuerdo nuclear con Irán tomarán tiempo

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DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — El levantamiento de las sanciones internacionales a Irán a cambio del fin de su programa nuclear y la frenética diplomacia que llevó a la libertad de estadounidenses detenidos por Teherán indica el posible comienzo de un nuevo amanecer, pero los cambios tardarán en venir.

El presidente Hassan Rouhani y sus asesores tienen razones para celebrar ahora que las sanciones han quedado derogadas. En su campaña electoral de 2013 el dirigente había prometido impulsar la alicaída economía iraní y mejorar las relaciones con el resto del mundo. El acuerdo nuclear facilita ambas metas.

El domingo, alabó el acuerdo como una herramienta para abrir «nuevas ventanas hacia el mundo» e indicó que las inversiones y los fondos recién liberados permitirán aliviar una situación económica marcada por la inflación y el desempleo. Una de sus prioridades es adquirir más de 100 aviones de Airbus.

Tardará tiempo hasta que los beneficios económicos lleguen a la población iraní, pero la buena voluntad acarreada gracias al acuerdo podría redundar en buenos resultados electorales para los candidatos reformistas o moderados en las elecciones parlamentarias pautadas para fin del próximo mes. También se elegirán los miembros de la Asamblea de Asesores, un cuerpo religioso de 88 escaños a cargo de elegir al sucesor del líder supremo ayatolá Alí Jamenei quien tiene 76 años de edad, en caso de su fallecimiento.

Rouhani probablemente ha presionado para que Irán cumpla rápidamente su parte del acuerdo nuclear, con lo que se aseguró un pronto levantamiento de las sanciones, quizás pensando en los beneficios electorales que ello le traería.

Sin embargo, aún enfrenta una intensa oposición interna, de parte de sectores intransigentes que opinan que él ha cedido demasiado y que temen que la apertura hacia la comunidad internacional deja a Irán susceptible a influencias culturales indeseadas.

En los meses antes de la implementación del acuerdo nuclear, las autoridades iraníes lanzaron una nueva ola represiva contra la libertad de expresión, encarcelando a varios escritores y artistas entre ellos el galardonado cineasta Keywan Karimi.

En noviembre al cumplirse el aniversario de la toma de la embajada estadounidense en Teherán en 1979, hubo marchas en que participaron miles de militantes, quemando banderas estadounidenses y despotricando contra marcas occidentales como McDonald’s y Starbucks.

Esa reacción de parte de los sectores duros podría explicar algunas paradojas, como por ejemplo que el canciller Mohamad Javad Zarif elogia el acuerdo nuclear vía Twitter, a pesar de que la red social está censurada en Irán.

«Ambos bandos desean abrir un capítulo nuevo, pero ello no quiere decir que están de acuerdo con todo», dijo Fawaz Gerges, académico de la Escuela de Economía de Londres y experto en asuntos del Medio Oriente. «Ello no quiere decir que la desconfianza se ha evaporado, ello no quiere decir que ambas partes siguen teniendo diferentes intereses en la región». (I)

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