Gülen, el opositor de Erdogan, sugiere que golpe fue orquestado por el mismo Erdogan

Fethullah Gülen, líder opositor turco, en el exilio, en EEUU.

El líder de la Alianza por los Valores Compartidos, el clérigo turco Fethullah Gülen, insinuó desde su exilio en Estados Unidos que el golpe de Estado fallido en Turquía pudo ser orquestado y simulado por el propio presidente Recep Tayyip Erdogan.

En una breve intervención desde su residencia en Saylorsburg (Pensilvania), Gülen, que ha sido acusado por el Gobierno turco de ser el instigador de la asonada militar de este viernes, aseguró que la toma por la fuerza no es la vía del cambio en Turquía.

«Hay un ligera posibilidad de que fuera un golpe escenificado», aseguró Gülen, quien volvió a negar su participación en el fallido golpe de Estado, que dejó más de 160 muertos.

Decenas de partidarios de Erdogan llevan desde la noche del viernes a las puertas de la residencia de Gülen protestando contra él y gritando consignas para que sea extraditado y procesado.

Durante el intento de golpe de Estado ocurrido en Turquía, Erdogan afirmó que algunos de los militares sublevados recibían «órdenes de Pensilvania», en referencia a la residencia de Gülen en Estados Unidos.

El presidente turco pidió hoy que no se proteja a Gülen, mientras que el secretario de Estado, John Kerry, dijo que no ha recibido petición de extradición o pruebas «legítimas» de la participación del opositor en el golpe.

Antaño aliado de Erdogan, Gülen se exilió a Pensilvania después de que el presidente turco lo acusara en 2013 de promover una investigación por corrupción contra su Gobierno.

Desde entonces, el Gobierno incluyó al influyente clérigo en la lista de terroristas más buscados y Turquía ha pedido su extradición para juzgarlo en un proceso en el que puede enfrentar una pena de cadena perpetua.

La historia de Gülen

Gülen es la cabeza de la red Hizmet (Servicio), referida en ocasiones simplemente como La Comunidad, una cofradía islámica —muy conservadora en lo social, partidaria del liberalismo en lo económico— a la que se acusa de colocar a sus miembros en importantes posiciones del mundo de la empresa y la Administración.

Gülen nació en 1938 en la conservadora provincia de Erzurum (este de Turquía), pero trabajó durante años como imán a sueldo del Estado en Esmirna, una de las localidades más modernas del país, donde comenzó a congregar a su alrededor a una importante comunidad de fieles. Declarado seguidor de Said Nursi, Gülen fusionó las ideas de este teólogo de la primera mitad del siglo XX con el nacionalismo turco y la apuesta por la economía de mercado.

A raíz del golpe militar de 1980, tras el que el general Kenan Evren decidió impulsar la religiosidad islámica para combatir la influencia de la izquierda, la comunidad de Gülen ganó adeptos, que donan parte de su sueldo a Hizmet. En la siguiente década ya era la cofradía más poderosa del país merced a su importante red de escuelas privadas destinadas a captar a los alumnos más brillantes —a los que luego coloca en la administración pública—, así como a sus medios de comunicación y empresas. Además, no se circunscribió a Turquía, sino que se extendió por Asia Central, África y las Américas. Sus seguidores han abierto fundaciones y asociaciones también en España y Argentina, entre otros países hispanos.

En Turquía, Fethullah Gülen cultivó lazos con los principales partidos conservadores que gobernaron a lo largo de la década de 1990. Sin embargo, Gülen decidió exiliarse en Pensilvania (EEUU) tras el golpe militar de 1997, pues entonces se desató una verdadera caza de brujas contra todo sospechoso de ser islamista.

La gran oportunidad de Gülen llegaría con la victoria del AKP, el partido de Erdogan, en 2002. Durante los siguientes diez años, los funcionarios vinculados a la cofradía gülenista accedieron a las más altas posiciones de la policía y la judicatura, lo que aprovecharon para sentar en el banquillo a cientos de oficiales de las Fuerzas Armadas, acusándolos de conspiraciones golpistas. Estos macroprocesos judiciales, que contaron con pleno apoyo de Erdogan, estaban basados en muchos casos en una mezcla de pruebas veraces y otras fabricadas y terminarían siendo declarados nulos. Sin embargo, el objetivo se había cumplido: el Ejército dejó de intervenir en los asuntos políticos.

Las relaciones entre el AKP y Hizmet comenzaron a resquebrajarse a raíz del apoyo dado por Erdogan a la Flotilla de la Libertad y de la represión gubernamental a los activistas de Gezi, ambos hechos criticados por Gülen y los medios de comunicación de la cofradía. El Gobierno turco tensó la cuerda al ordenar cerrar la importante red de academias privadas vinculadas a Hizmet, lo que motivó la dimisión de los diputados gülenistas del AKP. Finalmente, la guerra abierta se desató a raíz de las investigaciones sobre corrupción en el entorno de Erdogan, que el Gobierno atribuyó a un intento de “derribar al Gobierno” promovido por fiscales y policías de La Comunidad.

Desde entonces, el Ejecutivo del AKP ha llevado a cabo importantes purgas en la judicatura y las fuerzas de seguridad tratando de depurar la Administración de aquellos a quienes la propia formación islamista había ayudado a elevar. El último episodio ha sido, este octubre, la apertura de un juicio contra la cofradía Hizmet por presunto golpismo y la emisión de una orden de arresto internacional contra Gülen.

  • Con textos de EFE

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