Colombia le da a un mundo convulsionado motivos para sonreír

Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el 29 de septiembre de 2015. Foto: AP

NACIONES UNIDAS (AP) — Concentró toda la atención cuando ingresó al salón del Consejo de Seguridad, repleto de dignatarios mundiales que se acercaron a felicitarlo uno por uno. Recibió un cálido aplauso al hablar ante la Asamblea General.

El presidente de Colombia Juan Manuel Santos está en boca de todos. En un mundo convulsionado por conflictos armados y una profunda crisis causada por movimientos masivos de refugiados y migrantes, el acuerdo de paz entre su gobierno y la guerrilla de las FARC le ha dado a las Naciones Unidas motivo para sonreír.

Los dignatarios mundiales asistentes a la Asamblea hacen hincapié en reconocer la voluntad de paz tanto del gobierno como de las FARC. Pero ante la ausencia de representantes de la guerrilla –casi todos tienen orden de captura en Estados Unidos por narcotráfico u otras acusaciones–, Santos acapara todos los elogios.

«Felicito su visión, su valor y su liderazgo», dijo el secretario general de la ONU Ban Ki-moon al presentar el miércoles a Santos en el Consejo de Seguridad, al cual el mandatario entregó una copia de los acuerdos de paz. Esta misma semana el rey de España Felipe VI describió a Santos como «la estrella de esta sesión» de la Asamblea.

Y eso fue antes de que comenzasen los discursos y empezasen a llover los elogios de los líderes mundiales a los acuerdos.

El acuerdo todavía debe ser aprobado en un plebiscito, pero las encuestas indican que ganará el «sí».

No hay dudas de que Santos alcanzó otra estatura como estadista tras negociar la paz con la guerrilla más grande de su país, preparando el escenario para la conclusión del conflicto armado más antiguo del hemisferio. El mandatario se jugó su carrera política con una iniciativa que generó muchas suspicacias en Colombia y terminó enemistándose con su antiguo aliado Alvaro Uribe.

Hombre que venía de la derecha, fue ministro de Defensa bajo el gobierno de Uribe y el encargado de implementar políticas de mano dura hacia las guerrillas. Pese a los éxitos de Uribe en la lucha contra los insurgentes, Santos llegó a la conclusión de que no era posible una victoria militar y, tras suceder a Uribe en la presidencia, optó por negociar la paz. Algunos sectores, incluidos antiguos correligionarios como Uribe, no le perdonan eso y lo han tildado de comunista y de querer aliar a Colombia con el chavismo.

Santos, no obstante, siguió adelante y no bajó los brazos cuando las negociaciones empezaron a prolongarse. El acuerdo llegó luego de cuatro años de negociaciones formales y casi dos de contactos secretos, según dijo el presidente en la ONU.

El acuerdo pone fin a un conflicto de más de medio siglo en el que murieron más de 220.000 personas, según dijo Santos en la ONU.

Las negociaciones recibieron el apoyo de numerosos países y organizaciones, incluida la misma ONU.

Hoy los acuerdos son presentados como una luz de esperanza para la humanidad y el propio presidente de Estados Unidos Barack Obama, que apoyó las negociaciones, los mencionó el martes como uno de los grandes logros de su gestión, junto con la reanudación de relaciones con Cuba.

«Hemos ayudado a Colombia a poner fin a la guerra más larga del hemisferio», se vanaglorió Obama en el mismo arranque de su discurso ante la Asamblea el martes. Y al reunirse el miércoles con Santos, afirmó que el acuerdo era un logro «de proporciones históricas».

«La paz en Colombia es un mensaje muy poderoso de esperanza para el mundo», dijo el miércoles Ban Ki-moon.

«Hemos ayudado a Colombia a poner fin a la guerra más larga del hemisferio» Obama. (I)

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