El firme apoyo iraní a Al Asad, vital tanto para Damasco como para Teherán

El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, se reúne con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Teherán, capital persa, 23 de noviembre de 2015.

El respaldo inquebrantable de Irán al régimen sirio de Bachar al Asad ha sido determinante para el avance sobre el terreno frente a la oposición y, también, para consolidar la estrategia geopolítica de la República Islámica en Oriente Medio.

El rol adquirido por Teherán, que acogió esta semana una reunión de expertos rusos, turcos e iraníes sobre Siria, ha forzado a la comunidad internacional a reconocer a Irán como parte fundamental en la solución al conflicto sirio, guste o no su forma de actuar.

Según el director del Instituto de Estudios Estratégicos de Oriente Medio de Teherán, Kayhan Barzegar, «la política regional iraní sigue un principio que es apoyar a los aliados y países favoritos como Siria e Irak», ambos con gobiernos chiíes, como Irán.

Desde la perspectiva iraní -agrega el analista en declaraciones a Efe- el Gobierno sirio es «clave para luchar contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) y también para contener la influencia en la región de otros países como Turquía y Arabia Saudí».

Desde el inicio del conflicto en Siria en 2011, las autoridades iraníes han jugado sus cartas apoyando a Al Asad con asesores militares y milicianos, lo que, como reconoció Damasco, resultó de vital ayuda en la victoria sobre la oposición en la ciudad de Alepo en diciembre pasado.

Este fue el punto de inflexión que condujo a Rusia y Turquía, valedoras del régimen sirio y de la oposición, respectivamente, a patrocinar las conversaciones de paz siria en Astaná e implementar un alto el fuego, del que están excluidos el EI y la antigua filial de Al Qaeda.

Con estos cambios, la República Islámica pasó a ocupar un papel principal en las negociaciones, convirtiéndose junto con Moscú y Ankara en garante del cumplimiento del cese de hostilidades y de los compromisos adquiridos en Astaná.

La preparación de la cuarta ronda del diálogo de Astaná y la coordinación de esfuerzos para mantener la precaria tregua fue el objetivo de la citada reunión de expertos en Teherán, a la que acudió también como observador una delegación de la ONU.

Al término ayer de este encuentro, el Ministerio iraní de Exteriores reiteró la necesidad de continuar la lucha contra el terrorismo y encontrar una solución política al conflicto sirio.

En opinión del analista Barzegar, las autoridades iraníes han logrado imponer su idea de que «el mayor problema desde el inicio de la crisis (siria) es la expansión del terrorismo».

«Esta postura tiene ahora legitimidad, los países europeos están aceptando esta realidad y también (el presidente estadounidense, Donald) Trump, quien intenta acercarse a Rusia para combatir al EI pero está confuso con la posición de Irán en esa ecuación», subrayó.

Las autoridades iraníes consideran que el único capaz de combatir el terrorismo es el Estado sirio, por lo que rechazan toda iniciativa que estipule la salida del poder de Al Asad durante la eventual etapa de transición.

Ante el retroceso sobre el terreno de la oposición y la expansión de grupos extremistas, la marcha de Al Asad dejó de ser una prioridad para algunos de sus principales rivales como Turquía o EEUU.

No obstante, la posición de este último país volvió a endurecerse con el ataque químico de este mes del que Occidente acusa a Damasco, y que llevó al secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, a exigir a Rusia elegir entre Al Asad y una alianza con Occidente.

Irán y Rusia han defendido a capa y espada al presidente sirio, negando su implicación en ese ataque y exigiendo una investigación internacional imparcial para esclarecerlo.

También han condenado el bombardeo en represalia de Washington a una base aérea del Ejército sirio, que han calificado de «acto de agresión» que puede tener «graves consecuencias» para la seguridad regional y global.

El presidente iraní, Hasan Rohaní, denunció que el bombardeo estadounidense «perjudica las negociaciones de paz» entre las partes en conflicto en Siria y favorece a los «terroristas».

Y es que la posición inamovible de Irán se basa, según Barzegar, en que «si el régimen sirio se derrumba, los extremistas se extenderán por la región» y en que la permanencia de Al Asad es imprescindible para que la transición vaya «en el buen camino».

Occidente pensó que mediante la firma del acuerdo nuclear con la República Islámica en 2015 podría de alguna forma cambiar la política iraní en Oriente Medio, pero la realidad ha sido distinta.

Para el analista, «el cambio en la política iraní solo ocurrirá cuando Irán se sienta seguro en la región» y vea que sus intereses geopolíticos no están amenazados por Arabia Saudí o EEUU. EFE

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