Por cuarta noche, protestas por violencia policial racista sumen Mineápolis en el caos

Manifestantes alzan el puño junto a una tienda en llamas, durante unos disturbios provocados tras la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía el lunes pasado en Mineápolis, este sábado en Mineápolis, Minnesota, Estados Unidos. Los disturbios raciales por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía el lunes pasado en Mineápolis, se extendieron por ciudades de todo Estados Unidos, con incendios, saqueos y enfrentamientos entre manifestantes y agentes antidisturbios. Floyd, de 40 años, falleció el lunes cuando era detenido bajo la sospecha de haber intentado usar un billete falso de 20 dólares en un supermercado. EFE/Craig Lassig

La calma había llegado este viernes a Mineápolis (EE.UU.) tras días de disturbios al conocerse la detención del expolicía Derek Chauvin por el asesinato del afroamericano George Floyd, pero con la caída del sol, los saqueos, el fuego y el caos tomaron de nuevo el protagonismo.

A las 20.00, todavía con la luz del día en sus rostros, miles de manifestantes decidieron ignorar el toque de queda impuesto en la ciudad, un desafío que empezó frente a lo que queda de la comisaría de Policía a la que estaba asignado Chauvin, quemada y destruida la noche anterior.

La detención de Chauvin sabía a poco, también querían la de los otros tres agentes – ahora despedidos – implicados en la muerte de Floyd.

La imagen de control y blindaje de las calles que las autoridades habían mostrado a lo largo del día se desmoronó en minutos. La protesta se trasladó a otra comisaría de Policía cercana, creció en número, y todo empezó de nuevo.

Empezaron los destrozos, los saqueos y los incendios. Con la comisaría rodeada por la protesta y los policías encerrados en sus dominios incapaces de hacer cumplir el toque de queda, decenas de personas saquearon los negocios cercanos, uno a uno, excepto los marcados en las tapias de madera como «propiedad afroamericana».

«¿Quieres agua?», preguntaba una chica, que socializaba botellas recién sacadas de un supermercado. Las botellas de agua, de hecho, eran el único producto que era puesto en común por los saqueadores, que lo repartían entre el resto de manifestantes, periodistas y personal médico voluntario.

Dejaron para el final el blanco más ambicioso, la sucursal del banco Wells Fargo, justo delante de la comisaría, a la que terminaron por prender fuego al grito de «¡quemadlo, quemadlo!».

Cuando se acercaba la medianoche y la sensación en el ambiente era que esta sería otra noche sin ley en Mineápolis, por los altavoces de la Policía se avisó al tumulto de que estaba en violación del toque de queda y que lo mejor que podía hacer era retirarse.

En ese punto de la ciudad los saqueos dieron paso a barricadas y al lanzamiento de proyectiles caseros y fuegos artificiales contra las posiciones policiales, mientras que muchos, a pie o en vehículos, empezaron a dispersarse expandiendo el caos por otras calles y barrios.

«Oye, oye», le gritó el propietario de un pequeño supermercado a un joven que le acababa de destrozar el vidrio del escaparate con un rastrillo de jardinería; al verlo, el joven y sus cuatro amigos se retiraron sin mediar palabra con el hombre y en dirección contraria a los disturbios: «vamos a por otro».

En las calles residenciales cercanas, los vecinos, en su mayoría blancos, presenciaban desde las ventanas, porches o jardines de sus bonitas casas el ir y venir de vehículos y personas que usaban su barrio aparentemente tranquilo para esquivar o huir de los uniformados.

En una rueda de prensa bien entrada la madrugada, el gobernador de Minesota, Tim Walz, reconoció que esperaban que la protesta decayera con el toque de queda pero que, por lo contrario, creció: «son más que nosotros», dijo resignado a que las imágenes vistas en las últimas cuatro noches se sigan repitiendo.

Las imágenes, de hecho, que compartían pantalla con el gobernador en los directos de las televisiones eran las de sus helicópteros mostrando desde el cielo cómo ardían edificios por toda la ciudad mientras el mayor contingente policial y militar de la historia del estado es incapaz de aplacar los disturbios raciales. EFE

Minéapolis, Estados Unidos, la noche del 28 de mayo de 2020. Protestas por la muerte de George Floyed en manos de la Policía.
Manifestantes incendian el 3er Recinto del Departamento de Policía de Minneapolis durante las protestas por el arresto de George Floyd en Minneapolis, Minnesota, quien luego murió bajo custodia policial, en St. Paul, Minnesota, EE. UU., El 28 de mayo de 2020. Apareció un video de un espectador publicado en línea el 25 de mayo. para mostrar a George Floyd, de 46 años, suplicando a los oficiales que lo arrestaron que no podía respirar cuando un oficial se arrodilló sobre su cuello. El hombre negro desarmado más tarde murió bajo custodia policial. (Protestas, Estados Unidos) EFE / EPA / TANNEN MAURY
St. Paul (Estados Unidos), 28/05 / 2020.- Un negocio arde durante las protestas por el arresto de George Floyd en Minneapolis, Minnesota, que luego murió bajo custodia policial, en St. Paul, Minnesota, Estados Unidos, 28 de mayo de 2020. Un video de un espectador publicado en línea el 25 de mayo, parecía mostrar a George Floyd, de 46 años, suplicando a los oficiales que lo arrestaron que no podía respirar cuando un oficial se arrodilló sobre su cuello. El hombre negro desarmado más tarde murió bajo custodia policial. (Protestas, Estados Unidos) EFE / EPA / TANNEN MAURY
St. Paul (Estados Unidos), 28/05 / 2020.- Un negocio arde durante las protestas por el arresto de George Floyd en Minneapolis, Minnesota, que luego murió bajo custodia policial, en St. Paul, Minnesota, Estados Unidos, 28 de mayo de 2020. Un video de un espectador publicado en línea el 25 de mayo, parecía mostrar a George Floyd, de 46 años, suplicando a los oficiales que lo arrestaron que no podía respirar cuando un oficial se arrodilló sobre su cuello. El hombre negro desarmado más tarde murió bajo custodia policial. (Protestas, Estados Unidos) EFE / EPA / TANNEN MAURY

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