Principales accionistas

Por Eduardo Carmigniani

Cuando se proclamen los resultados de la consulta, la Constitución quedará enmendada prohibiendo que los principales accionistas de bancos o medios de comunicación nacional sean dueños de acciones o participaciones en empresas ajenas a la actividad financiera o comunicacional, según el caso. Corolario de esa prohibición, según la disposición transitoria también incorporada a la Constitución, es que las acciones y participaciones que posean tales «principales accionistas» en empresas distintas al sector en que participan deban ser enajenadas en el plazo de un año.

Como la reforma no es completa -pues no define qué debe entenderse por «principales accionistas»- corresponde a la normativa secundaria llenar el vacío. En qué mismo quedará el asunto, es cuestión que a estas alturas resulta de difícil pronóstico, pero es de esperar que no vuelva a enseñorearse la inveterada demagogia propia del paisito, como lo hizo en el pasado reciente (cuando, para definir qué se entendía por tener el «control» de un medio de comunicación – prohibido para los accionistas de bancos por el primitivo Art. 312 de la Constitución- luego de culebreos se llegó a la barbaridad de sostener que el tal supuesto control existía hasta en los casos en que se era dueño de una sola acción, como si un accionista súper minoritario pudiese ser controlador de una compañía).

A propósito de demagogia, hay otro asunto que merece atención para evitar que se repita lo sucedido cuando se reglamentó la prohibición de que accionistas de bancos controlen medios de comunicación. En esa época, inconstitucionalmente se extendió ese impedimento a ciertos parientes de los accionistas de bancos, presumiendo que en todos los casos serían usados como testaferros, y dejando a un lado que la realidad demuestra que hay hermanos o primos hermanos que controlan grupos económicos totalmente independientes entre sí, quienes en forma alguna pueden ser considerados hombres (o mujeres según la moda) de paja.

Si semejante torpeza se repite, a más de la inconstitucionalidad de obligar a una persona a que venda sus propias empresas porque tiene un hermano banquero o dueño de un medio, con el que incluso puede estar peleado, las empresas que tendrán que salir a la venta se multiplicarán, en un mercado en el que no hay compradores, fomentando un mercado negro del que alguien saldrá beneficiado.

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1 Comment

  1. Los únicos que tienen harto billete son los que se llevaron el multimillonario diferencial entre el valor de los grupos eléctricos en Huston, a lo que el gobierno de Alianza País pago, a pretexto del estiaje. Esos y los dueños del Republik N Bank de Miami comprarán todo lo que salga a la venta.

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