Sixto y la libertad de expresión

Por David Ochoa

Este 14 de julio, el ex presidente Sixto Durán Ballén cumplió noventa años de edad. La semana pasada, familiares, amistades y ex colaboradores le ofrecieron un homenaje, en el que se recordó su trayectoria en el servicio público, particularmente en la Presidencia de la República (1992-1996). Sixto es el último presidente que gobernó la totalidad del mandato para el cual fue elegido. Ni siquiera Rafael Correa pudo completar su período iniciado el 15 de enero de 2007, debido a que la Constituyente de Montecristi recortó a 2009 un mandato que, originalmente, debía durar hasta enero de 2011.

En el homenaje a Sixto se recordó episodios como la Guerra del Cenepa y se felicitó al líder conservador por medidas como la modernización del Estado y otros hitos de la época de esplendor del neoliberalismo criollo. Es llamativo que Sixto haya afirmado: «Durante mi presidencia hubo un absoluto respeto a los derechos humanos, a la opinión, a la libertad de expresión a través de los medios» como informó Diario Expreso. Es muy distinto declarar un respeto a derechos humanos que dar un real impulso a los derechos económicos, sociales y culturales; pero ahora quiero concentrarme en recordar la relación entre Sixto y la libertad de expresión, durante su mandato:

1. En 1994, durante la discusión para reformar la Ley de Desarrollo Agrario (en términos que la dirigencia indígena veía como una contrarreforma agraria), Durán Ballén decretó estado de emergencia. Bajo esta figura, militares cerraron en Riobamba la estación “Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador, ERPE”, proyecto radiofónico creado por Monseñor Leonidas Proaño. El piquete militar forzó puertas y techos para retirar material de la radio. El coronel José Lazcano adujo cumplir una orden presidencial. ERPE fue obligada a emitir un comunicado gubernamental para invocar a los indígenas a retirarse de la protesta. Casi 40 horas duró la intervención.

2. Casi simultáneamente, militares de la Brigada Patria, al mando del General Yandún, irrumpieron en Radio Latacunga (en la madrugada y por el techo), silenciaron la transmisión y detuvieron a la directora de la radio, hermana Alma Montoya, quien fue presionada psicológicamente en la Brigada Patria. El Gobernador de Cotopaxi, Fausto Román, justificó la acción e increpó a los miembros de la radio, que sólo pudieron reiniciar transmisiones por intercesión del vicario padre Victoriano Naranjo. Estos hechos de censura jamás fueron rechazados por el Gobierno de Sixto. Tampoco hubo reparación ni aún disculpas. (CIESPAL: 2009).

3. En 1995, Sixto envió un proyecto de reformas a la Ley de Radio y Televisión. Entre las reformas, se limitó la radiodifusión comunitaria mediante varias disposiciones: se prohibió a ONGs y personas de zonas urbanas crear radios “comunales”, se condicionó el otorgamiento de frecuencias a que no exista ninguna radio comercial, se les prohibió pautar publicidad para tener ingresos, se limitó su potencia a 300 vatios en AM y 150 vatios en FM, se prohibió que transmitan programación musical, deportiva, noticiosa o de entretenimiento y hasta se las sometió a la Ley de Seguridad Nacional, por su “potencial uso subversivo” (¡). Con todas estas restricciones, apenas se recibieron dos solicitudes de concesión de frecuencias para radios “comunales” en los 14 años de existencia del CONARTEL: una fue negada y la otra, quedó en eterno stand by.

4. La misma reforma legal establece que el CONARTEL “regulará y controlará, en todo el territorio nacional, la calidad artística, cultural y moral de los actos o programas de las estaciones de radiodifusión y televisión. Las resoluciones que en este sentido adopte serán notificadas al concesionario para la rectificación correspondiente.” (Art. 44 e innumerado segundo después del art. 5 de la Ley Radio y TV, reformas de mayo de 1995).

5. También en esa reforma legal, se estipuló que, a falta de regulaciones específicas sobre “calidad artística, cultural y moral” de parte del órgano estatal, se apliquen los códigos de ética de los gremios Asociación Ecuatoriana de Radio y Televisión (AER) y Asociación de Canales de Televisión del Ecuador (ACTVE), en clara violación a la libertad de asociación: Hay canales y radios que pertenecen a otros gremios o que no pertenecen a ninguno.

Este es el legado de Sixto en materia de libertad de expresión: radios populares clausuradas y regulación moral y discrecional de contenidos por parte de un Consejo con integración mayoritaria de la Función Ejecutiva. De ese legado no se habló en el Club La Unión.

Es indispensable una nueva ley que prohíba abusos como los cometidos, tanto en los hechos como en las normas, que prohíba la regulación estatal basada en criterios “artísticos, culturales y morales” y que, más bien, limite el accionar estatal únicamente a prohibir difusión de mensajes de discriminación, violencia o sexo explícito, como dispone la consulta popular y a un mínimo de profesionalismo periodístico como pide la Constitución.

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5 Comments

  1. Que sinverguenza este viejito, parece que no se entera la porqueria de país que nos ha legado. Bien por este artículo, es importante no olvidar la historia; eésto es solo una parte de las «maravillas» q este señor hizo en su gobierno, seria bueno también recordar la famosa ley de incentivo a las instituciones financieras que es el real origen para el feriado bancario, donde se dió el robo más grande en la historia del país, de eso ningun «periodista independiente» ni ningun iluminado de la politica nacional ha dicho nada.

  2. Que bueno leer este artículo y así desenmascarar a esos hipócritas que se llenan la boca muy respetadores ellos de la libertad. Meterse con Leonidas Proaño, un hombre tan entregado a este pueblo. Ah, y en el documental «Mi corazón en Yambo» se ve como a los Restrepo, Sixto no los dejaban protestar afuera de Carondelet, les lanzaban piquetes, no los atendían, qué libertad es la que defiende? Pero lo bueno, es que lo hacen quedar super mal al viejito, al final el se queda escuchando su colección de música clásica, que esas «fastidiosas protestas» no lo dejaban escuchar cuando era Presidente. 

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