Un Steve Jobs ecuatoriano

Por Marlon Puertas

Los twitteros son creativos, y, en medio su creatividad, surge la crueldad como consecuencia inevitable. Por eso, cuando se plantearon lanzar ideas de que hubiese pasado si Steve Jobs nacía en el Ecuador, hubo respuestas que impulsaron la risa, la rabia y la frustración. A la esperanza, nadie la invitó. Por eso la invito yo en este momento.

Hay esperanza, compañeritos. El Ecuador puede, y debe ser, en efecto, el país en el que nazcan los futuros Jobs que dejen legados, no solo para nuestro país, porque no somos egoístas, sino para el resto, para que nos copien, nos imiten, se mueran de la envidia. Debemos empezar ya, porque estamos mal, tanto que, mientras en el país de Jobs se inventan los aparatos para twittear, en el Ecuador se inventa la ley para que nadie twittee. O para que el que lo haga, piense muy bien lo que vaya a decir, so pena de caer con sus huesos en las acogedoras cárceles de nuestro entorno.

Hay que empezar, poniendo a estos desubicados en el sitio que les corresponde. Y su sitio no es la jefatura de un país, no del nuestro, por lo menos. Estos inventores de revoluciones que nos van a devolver a las máquinas de escribir y ya nos devolvieron el tren de Alfaro deben saber que las discusiones mundiales ya no giran en torno al respeto de los derechos fundamentales del ser humano, porque se supone que todos los deberían respetar. Las discusiones giran, estimados, en resolver severas crisis económicas, plantear salidas, tomar decisiones que nada tienen que ver con populismos interesados únicamente en ser el camino para mantener el poder.

Hay que empezar estudiando. Estamos mal, tan mal que la mejor universidad ecuatoriana está en el puesto 79 de 200, a escala de nuestro continente. Que nadie saque pecho con la conquista. La creatividad de nuestro país está reducida a las ideas geniales de ciertos políticos que retan al mundo a darnos plata para no contaminarlos con nuestra explotación petrolera. Está bien, mucha gente ha aprovechado para pasear por el mundo, pero aquello solo nos vende una imagen de la hormiga escuálida que se sube al cuello de un elefante para estrangularlo.

Hay que empezar identificando nuestras fortalezas. Una de ellas es la juventud: el nuestro es un país de jóvenes. La gran campaña del Gobierno debe ir dirigida hacia allá, encauzando esas energías a crear, a inventar, a producir. Si solo la mitad de los jóvenes plasmaran sus fantásticas ideas lanzadas en el mundo virtual, el país tendría caminos para escoger.

Hay que identificar quiénes son los mejores. No siempre son los becados en universidades extranjeras, porque algunos se tapiñan en sus diplomas para esconder debilidades y vacíos que hacen daño. Los mejores no se detienen en cada esquina para pelear con quien los miró feo. Los mejores avanzan, aglutinan, arman equipos de trabajo y delegan. Y hay que copiar. De lo bueno, se debe aprender, porque inspira cosas mejores. Nuestro país puede ser, debe ser, el país en el que nazcan muchos Steve.

Más relacionadas

7 Comments

  1. Si no son los mejores aquellos buenos estudiantes que se hacen acreedores a una beca para estudiar en el extranjero;  ¿entonces quienes son los mejores? ¿tarados envidiosos como tú?
    Eres un enfermo de odio que lo unico que sabes es ver defectos ajenos. Qué pretendes, que en cuatro años este gobierno corrija el mal que le han hecho al país durante 180 años gente perversa y egoista.
    Si quieres que las cosas realmente cambien para bien déjalo pues trabajar, y despues de ver los resultados entonces critica. Si eres uno  de aquellos que apoya a los huelguistas que están en contra de que la educacion (pilar del desarrollo de una nación) cambie positivamente.

Los comentarios están cerrados.