La mala hora de los camaradas

Por Marlon Puertas

No ha pasado mucho tiempo desde que Gadafi y Hugo Chávez posaban juntos para las fotos con sonrisas victoriosas que intentaban reflejar que este era su momento, que su poder basado en el petróleo era indestructible, que el mundo debía reparar que el nuevo eje político marcaría rumbos por ellos marcados.

No ha pasado mucho tiempo desde aquello. El jueves, Gadafi fue ejecutado y su muerte grabada queda como un testimonio sangriento para la historia, uno más, de una muchedumbre con ansias infinitas de venganza ante el tirano que les desgració sus vidas por cuatro décadas.

Hugo Chávez, el jueves, dijo que Gadafi era un mártir y no añadió mucho más. Chávez no tiene las mismas ínfulas de antes para despotricar contra los imperios, porque su guerra más fuerte la tiene ahora en los límites de su propio cuerpo. Su lucha bolivariana que incluían proclamas de revolución y cánticos victoriosos, ha sido reemplazada por quimioterapias y constantes imploraciones al poder divino.

Nadie ha determinado todavía cuál es el límite de la paciencia de los pueblos. Diez años, veinte, cuarenta. Ni tampoco existe un número mágico para definir cuál es el punto máximo de atropellados, encarcelados, enjuiciados, exiliados, vilipendiados, liquidados en definitiva, para desatar una reacción masiva de la población que represente el fin de periodos nefastos para países que solo quieren vivir mejor y en paz.

Pero esos límites existen. Por eso nos preocupan a todos las noticias de la primavera árabe, la violencia desatada, el futuro incierto. Los procesos políticos no deben degenerar en un cobro de cuentas pendientes, pero evitar aquello es responsabilidad principal de quienes ahora se creen invencibles, porque son los portadores de un poder que en realidad no les pertenece.

Entender ese punto es el problema. No lo quieren entender. Por eso siguen adelante con proyectos conducentes a que ellos sean el Estado, ellos sean la república, ellos sean la nación. Olvidan al resto, los menosprecian, los entierran, les quitan su voz y los expulsan. A los más necios los atacan con furia, olvidando que sus ausencias momentáneas solo son semillas que van creciendo alimentadas de rencor, esperando el momento de sentirse nuevamente fuertes para saldar las deudas.

Esos sentimientos también se sienten en nuestro país. Muchos se reclaman entre sí porque nadie hace nada, porque el resto no empuja a los que ya se cabrearon y porque las acciones que se emprenden resultan demasiado tibias. Bastantes, en cambio, se han adornado de caretas satisfechas para seguir haciendo negocios, pero en el momento de un revolcón, están dispuestos a limpiarse el polvo de sus chaquetas y seguir en lo suyo, con quien sea, con tal de no perjudicar sus finanzas.

Los camaradas tienen un momento ideal para ponerse a pensar. Evo ya perdió una elección, a Nicaragua la azota el crimen, a la ALBA ya ni el Perú quiere entrar, mientras en Cuba el tiempo se volvió el enemigo más peligroso de la revolución. Patria o muerte, gritan ellos. Yo escojo la patria.

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12 Comments

  1. fueron camaradas de revolución y seguro estoy que seguirán siendo camaradas en la paila con don sata, le pedimos a don GADAFI, POR FAVOR GUARDE UN PUESTITO PARA UN REPRESENTANTE DE VENEZUELA Y ECUADOR, HA TAMBIÉN PARA EL REPRESENTANTE DE CUBA, NICARAGUA, BOLIVIA, Y ALGÚN OTRO INVITADO COMO EL GRAN LÍDER IRANI. 

  2. fueron camaradas de revolución y seguro estoy que seguirán siendo camaradas en la paila con don sata, le pedimos a don GADAFI, POR FAVOR GUARDE UN PUESTITO PARA UN REPRESENTANTE DE VENEZUELA Y ECUADOR, HA TAMBIÉN PARA EL REPRESENTANTE DE CUBA, NICARAGUA, BOLIVIA, Y ALGÚN OTRO INVITADO COMO EL GRAN LÍDER IRANI. 

  3. Que larga agonia para seguir sufriendo, por que habra Correa para largo.por que asi lo queremos los Ecuatorianos, asi como los Argentinos que fueron a la reeleccion, asi ira el Ecuador a reelegir a su Presidente y los cabreados que sigan asi y se cabreen mas aun, total son 4 pelagatos.  que la mayoria no les paramos bola, que sigan asi de enfermos con su odio y su sufrimiento.

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