Israel vs el mundo árabe

Por Gustavo Domínguez

He querido llamar la atención de aquellos que por alguna razón se interesan en los procesos internacionales que por ser muy alejados de nuestra cotidianidad, muchos no consideran debe dársele la importancia que realmente demandan.

El panorama mundial, con complicidad de los mayores grados de globalización actual, así como de la complejidad de la economía mundial, que marcada por grandes crisis económicas en las mayores economías del mundo, ha obligado a que la diplomacia continental teja nuevas redes y se replantee la tradicional visión diplomática, comercial y política que predominó a finales del siglo veinte.

La política externa ecuatoriana, se encuentra en pleno proceso de expansión de relaciones diplomáticas con países del mundo árabe que en épocas recientes, los gobiernos de turno no habían cultivado por razones de diversa índole, entre ellas, y considero la más importante, la unipolaridad en lo referente a predomino político, económico y diplomático mundial.

Por un lado, desde mi punto de vista, nada que reprochar a la intención saludable de expansión de relaciones diplomáticas y posibilidades de acercamientos en otros campos, como lo son las actividades comerciales, culturales, e inclusive de asistencia y apoyo internacional a propuestas globales específicas del gobierno y del pueblo ecuatoriano al mundo en general.

Por otro lado,  desde mi punto de vista, mucho que reprochar, si el incremento de relaciones internacionales, basado en simple simpatías de carácter transitorio, no es analizada con una mentalidad de política de estado, basada en principios y tradiciones que identifican al pueblo ecuatoriano. Me atrevo a comparar esta situación, con el caso de la expansión de las ciudades, cuando ésta no  se realiza con planificación y con políticas claras para cubrir las necesidades inherentes al crecimiento, los procesos simplemente se vuelven caóticos y contraproducentes a los intereses de los ciudadanos. Las ciudades sin planificación pueden crecer con problemas que demandan generaciones para poder ser resueltas. Los mismos problemas podrían afectar a las relaciones internacionales si el crecimiento no tiene objetivos a largo plazo.

Es necesario que cuidemos nuestra relación diplomática con Israel. No es preciso abandonar el interés de acercarnos al mundo árabe y defender la justísima causa Palestina por su libre determinación. Sin embargo que es razonable entender que apoyar a Palestina no tiene que pasar factura a nuestra importante relación con Israel, también es importante entender que este país puede considerar y percibir nuestro acercamiento con el mundo árabe como un mensaje anti-israelita de parte del Ecuador.

Existen muchas vías para mantener, cultivar y fortalecer las relaciones bilaterales con Israel. Aunque en el mundo diplomático se consideren menos visibles, en el mundo práctico, tienen importantes beneficios y resultados. El incremento de las relaciones comerciales, la firma de convenios bilaterales para facilitar las inversiones e intercambio comercial sostenible, así como la invitación al país de altos funcionarios del sector de la diplomacia israelita que expliquen a académicos, políticos, diplomáticos y estudiantes ecuatorianos la visión y propuestas existentes por conseguir la paz en el Oriente Medio. Todos estos instrumentos diplomáticos pueden enviar mensajes amigables que demuestren nuestro verdadero aprecio por el pueblo de Israel. Con el tiempo y con paciencia, Israel notará los pasos positivos y los apreciará.

Para que pueda trabajar con equilibrio,  es importante que la cancillería conciba la importancia de separar las visiones y filosofías políticas de las económicas y diplomáticas. Se puede conseguir armonía, sin tener que renunciar a ninguna de las tres.

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1 Comment

  1. Tengo la impresión que el gobierno ha inscrito al país en el «campo» anti-norteamericano y anti isrraelita: alianzas con China, con Rusia, con Irán, con la Libia de Gadaffi, con Siria, con Cuba, con el ALBA chavista. Esta geopolítica no puede ser pasada por alto por los ecuatorianos, ya que pueden llevar al país a un desastre defendiendo la bandera de el totalitarismo estatal.  

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