País à la Siglo XXI

Por Xavier Vizcaíno
@xavoviz

Amigos, hoy vamos a preparar un País à la Siglo XXI.

Ingredientes e implementos:

-Un país con instituciones flacas, pero con buenas reservas de recursos naturales.
-Doctrinas de todos los sabores.
-Libros de historia editados al gusto.
-Dos litros de mala leche.
-Colorante rojo.
-90 dólares de petróleo.
-Un cuchillo de punta afilada.
-Movimientos sociales y partidos políticos.
-Un tazón escondido.
-Una batidora de conceptos.
-Una olla grande.

Preparación:

Tome el país por el pescuezo. Sacúdalo un poco. Con los libros de historia editados al gusto, golpéelo repetidamente en la cabeza hasta que quede bien confundido. Dígale que va a operar para curarle de una enfermedad muy grave. Cualquiera viene bien, siempre que suene peligrosa. Dígale que tiene una receta de un médico alemán. En este punto, el país habrá entrado en trance y estará lo suficientemente dócil como para subirse voluntariamente en la mesa de cocina; si no tiene mesa, una meseta en la Costa podría servir. Si aún se resiste, solicite la ayuda de algunos movimientos sociales y partidos políticos. No se preocupe por lavarlos, son desechables. Ponga el país boca arriba e inmovilícelo. Con un cuchillo de punta afilada, divídalo.

Saque las entrañas y póngalas en un balde. No las descarte, las utilizaremos más adelante. Durante todo el proceso, su asistente de cocina debe hablarle al país, decirle lo bien que está saliendo la operación y lo sano que va a quedar. Los resultados mejoran si se cantan canciones. No permita que en la cocina se escuche nada más que su voz, el país podría salir del trance. Si alguien entra y trata de hablar, pida a su asistente que humille, insulte y amenace al intruso. Si se pone muy rebelde, llame a seguridad.

A continuación, prepararemos la salsa de ideología. En un tazón escondido en un lugar secreto, coloque las doctrinas de todos los sabores. Añada colorante rojo, pues está muy à la mode y atrae comensales. Con la batidora de conceptos, mezcle hasta obtener una salsa aguada y sin consistencia. Deje macerar algunos meses.

Cuando la salsa adquiera su aroma característico, sáquela del escondite y llévela a la cocina, de preferencia durante la madrugada. Coloque el país en una olla grande y vierta en ella toda la salsa. Añada la mala leche y cocine al fuego intenso del amor patriótico hasta el amanecer. Importante: su asistente debe seguir hablando durante todo el proceso.

Una vez cocinado, anuncie que el país está curado de sus males y empieza la rehabilitación. Si tiene suerte, habrá conseguido los 90 dólares de petróleo. Úselos a su completa discreción. Mientras más, mejor. Si se llega a acabar, culpe a los ricos, a los gringos, a la prensa, a cualquiera.

Enjuague un poco las entrañas y vuelva a meterlas en el país. No haga nada más con ellas, pero anuncie en el menú que son nuevas, altivas, soberanas.

Para servir, vuelva a dividir al país y coloque las partes en un plato verde con banderas y fiestas populares. Nunca deje de cantar.

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12 Comments

  1. Lástima que el consumo de tan refinada receta provocará intensos cólicos, que en muchos casos han llevado a la muerte al país así preparado veamos sino a la difunta Unión Soviética y sus ex-aliados, en años posteriores a su consumo y cuando el chef se retire y deje esta «papa caliente» al próximo chef, que si es de la misma escuela la aplicará nuevamente para ver si así le quita el dolor, si es de otra escuela buscará mejorarla, para bien del plato, que quedará tan soso e incomible que no servirá mas que para echarlo a la basura, sea cual sea el chef que lo prepare.

    El problema no es solo del chef, sino también de los ingredientes, sobre todo del colorante rojo, que como no se indica cantidad es aplicado «ad libitum» según sea el sentir del cocinero.  Este colorante ha demostrado ser pernicioso para la salud de cualquier sociedad, sobre todo si ha sido elaborado en el siglo XXI tomando una receta del siglo XIX.

    Algo no considerado por don Xavier, de quien disfruto su artículo de punzante ingenio e inteligente sarcasmo, es que el chef (por lo general inexperto en la práctica pero que ha devorado libros de recetas todos con cubierta roja) que prepara tan extraño potaje suele ser auxiliado por un chef ejecutivo y uno o mas subchefs.  El primero, de larga experiencia en cocinar amargos platillos, mas de cincuenta años en la lid, luce luenga barba y aporta con condimentos provenientes de su experiencia allá en una isla tropical, tales condimientos incluyen control total de medios de comunicación e imposición de pensamiento único.  Los subchefs, el mas notorio proveniente de cercano país que nada en petróleo, aporta con condimentos llamados subsidios a granel, dádivas generosas, sometimiento de jueces y diputados, largas cadenas informativas, minimización de la oposición y control de todos los estamentos del estado entre otras.  Los otros subchefs aportan con experiencias varias sobre manejo de población autóctona para sus fines, apoyo a terroristas, etc, etc.

    Siendo así vamos preparándonos para una horrorosa indigestión.

  2. El sueno de todo comunista es que el capitalismo terminara,este fue el discurso diario de los lideres de la ex Union sovietica,70 anos permanecieron en el poder imponiendo el miedo y el terror pero el capitalismo no cayo y mas bien ellos fueron los que terminaron sin pena ni gloria,asi es que Corino y alava se quedaran con las ganas de mirar que el capitalismo termine,mas bien ustedes los insultadores con su dictadorsuelo a la cabeza terminaran y dejaran de ser poder.ESO SI ES SEGURO.

  3. El problema no es el discurso de izquierda! son algunas de las acciones de este gobiernos en las que se observa que el camino por el que se va es otro en realidad!! … la IZQUIERDA UNIDA debe levantar su voz para detener los atropellos en contra de los que proponen VOLVER A LOS ORIGENES DE ESTA REVOLUCIÓN CIUDADANA

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