Sobre la inmunidad parlamentaria

Por Andrés Cárdenas Matute
Quito, Ecuador

Podemos imaginar esa aula de clase de adolescentes en la que el grandote impone sus reglas y castigos. Ese que le cuesta unir sujeto y predicado pero que tiene cicatrices en los nudillos y que cuenta las historias de los hermanos mayores como propias, hace los bautizos, establece escalafones arbitrarios, premia a sus incondicionales. Todo es disimulado y eficaz: el silencio producto del miedo es el aceite funcionar a la perfección los engranajes de esa máquina primitiva.

La democracia surge cuando Aristóteles concibe al hombre como zoon logon ekhon, un ser capaz del discurso donde la preocupación primera de los ciudadanos es hablar entre ellos. Donde se intenta que el pequeño, flaco y de voz débil, se sienta políticamente igual al grandote y ambos se escuchen. Y se va construyendo un esquema bajo el cual las cosas funcionan más o menos bien: uno que gobierne, algunos otros que impongan justicia, y una gran cámara en la que todos estén representados elaboren las leyes y fiscalicen al que gobierna. Aceptar –y ansiar– la independencia entre esos tres poderes, es lo único que permite a una sociedad salir de ese bullying colegial.

La inmunidad parlamentaria (freedom from arrest) es una condición sin la cual no se puede dar la fiscalización al poder ejecutivo, y querer abolirla únicamente desenmascararía un tirano. El art. 128 de la Constitución señala que los asambleístas “no serán civil ni penalmente responsables por las opiniones que emitan, ni por las decisiones o actos que realicen en el ejercicio de sus funciones”. Veamos. Galo Lara ha acusado al Presidente de dirigir actos de corrupción como el envío de dinero fraudulento a las Bahamas y asegura tener pruebas. Eso está dentro de sus funciones. César Montúfar acusa al abogado del Presidente de redactar la sentencia que favoreció a su defendido y condenó a diario El Universo y asegura tener pruebas. Eso también está dentro de sus funciones. Entonces, ¿por qué ese show de abandonos de inmunidad?

Y el desafío a César Montúfar está envuelto en una ironía tenebrosa: se lo invita a someterse a la justicia que él mismo denuncia. Montúfar supuestamente demuestra que las sentencias se redactan en el despacho del abogado de una de las partes, y enfrentarse a Gutemberg Vera significaría entregarse a Goliat sin piedra, honda ni escudo. Su inmunidad parlamentaria sería la razón por la que no está tras las rejas

Pero lo más grave es que empiece a desaparecer la fiscalización y se aceite esta máquina gubernamental con el silencio. La Asamblea, los medios y los ciudadanos, son los encargados de vigilar al ejecutivo. ¿Qué se puede esperar si a quienes constitucionalmente tienen privilegios democráticos no se les permite denunciar casos de corrupción? ¿Un país en el que la inmunidad parlamentaria se convertirá en condición de ciudadano?

Más relacionadas

6 Comments

  1. Existimos todavía, somos la mayoría, los
    ecuatorianos que no estamos a favor ni en contra del Gobierno, deseamos un país
    libre, soberano, gozar de nuestro derecho al trabajo, de estabilidad para
    nuestros hogares.
    Digo lo anterior porque no quiero ni atacar ni defender al
    Gobierno, solo quiero que alguien me explique las palabras presidenciales,
    cuando refiriéndose a algún legislador, ya en varias sabatinas, dice que lo
    reta, para que se despoje de su inmunidad parlamentaria, para él despojarse de
    la suya.
    En primer término, la llamada inmunidad parlamentaria es un derecho
    irrenunciable; segundo, la carta política solo la prevé para los legisladores en
    el art. 128 cuando indica que “los legisladores no serán ni civil ni penalmente
    responsables por las opiniones, decisiones o actos que realicen en ejercicio de
    sus funciones”, es decir, queda claro que no solo la mentada norma es exclusiva
    para los parlamentarios, sino que es un derecho irrenunciable.
    Para el caso
    del Presidente de la República, no existe tal norma, lo que tiene es fuero de
    corte, es decir, que será juzgado únicamente por el Presidente de la Corte
    Nacional de Justicia, previa la autorización de la Asamblea conforme el numeral
    10 del art. 120 de la Constitución. Esto es otra cosa, no existe la inmunidad
    presidencial, por lo que tampoco puede ofrecer renunciar el Presidente a un
    derecho que no tiene.

  2. EL MASHI JUEGA AL  TIRA Y JALA, Y  COMENZA A DECIR
    PRIMERO TU QUITATE LA INMUNIDAD PARA LUEGO YO QUITARME O COMO TODO TRAMPOSO DE
    CARONDELET FALTAS DE PALABRA DE CABALLEROS, BUENO CIERTO HA DE SER, VAYAN A
    HACER COMO LES HIZO A LOS POLICÍAS DEL 30 DE SEPTIEMBRE DEL 2010 (PARA NO USAR
    LA MARCA REGISTRADA DEL QUE SABEMOS), CUANDO TENÍA QUE REALIZAR LA MUERTE
    CRUZADA Y POR COBARDES NO LO HICIERON YA QUE NO TENÍAN RESPALDO Y LUEGO EL
    ALEXIS SALGA A DECIR QUE LA ASAMBLEAS DA EL IND

  3. Triste el escenario de Ecuador: polarizado, dividido, confrontado,
    insultándose a diario entre compatriotas, mientras los que ostentan el «poder»
    deben estar riéndose de lo lindo porque saben que «divide y reinarás sin
    contratiempos». NI LOS UNOS NI LOS OTROS (Y PEOR ESTE «GOBIERNO» QUE GANA A
    TODOS POR ABUSIVO, PREPOTENTE, DESPILFARRADOR, TIRANICO, ETC). NI LOS UNOS NI
    LOS OTROS. VOTO NULO COMO UN FUERTE LLAMADO DE ATENCION A TODA ESA «CLASE»
    POLITICA QUE TIENE EL ECUADOR.

Los comentarios están cerrados.