La lucha por la Asamblea

Por Marlon Puertas
Quito, Ecuador

Ya lo dijo Rafael en Cuenca y lo saben todos: la gran pelea en las próximas elecciones no será por la Presidencia de la República, que con tanto mérito, mucha plata y tantas ganas, la tiene asegurada el Mashi. La contienda fuerte será por ganar la mayoría de la Asamblea, el único contrapeso en democracia que puede poner freno a tanta locura bolivariana.

Así como Rafael tiene todas las de ganar la Presidencia, la oposición tiene todas las de ganar la Asamblea, siempre y cuando en el camino no cometan torpezas. Y siempre y cuando sus líderes tomen decisiones claves: Nebot, por ejemplo. El alcalde no será otra vez alcalde, pero puede apuntar a la Asamblea. Lucio, si es que no habla mucho, puede ser otro buen candidato. Alberto Acosta debería reconocer sus alcances y así la lista es larga, con nombres que consiguen votos por sí mismos y no por estar juntitos en la foto con un líder que la oposición no tiene.

Los verdes de AP la tienen difícil en ese campo. Sus mejores cartas ya se las jugaron y resultaron un fiasco.

El último papelón del Corcho y compañía, al aceptar la orden presidencial de imponer la mordaza electoral, les pasará factura y con intereses. No sé que otra cosa pueden prometer en campaña, cuando ha quedado claro que las decisiones legislativas no se toman ahí, sino en Carondelet. ¿Con qué cara se presentarán a pedir que voten de nuevo por ellos, cuando han sido incapaces de proponer una agenda de leyes, dependiente en su totalidad de los genios del gobierno? Por eso creo, sinceramente, que la mejor asambleísta que han tenido es Betty Carrillo, porque por lo menos se muestra como es y aquello, en medio de tanta careta, es punto a favor.

Claro, todo esto asumiendo que el árbitro, el Consejo Nacional Electoral, no estará vendido. Todo esto confiando en la honestidad de personas que trabajaron en este gobierno y ahora tienen la dura responsabilidad de ser jueces en unas elecciones ciertamente históricas, por la coyuntura.

A la futura Asamblea le tocará un papel difícil pero trascendente, que es recuperar su espacio político en el poder. Para eso requiere esos nombres fuertes que encaren al presidente más fuerte de nuestra reciente historia. La historia terminará mal, seguramente. La muerte cruzada, invento de la revolución, puede ser aplicada por primera vez para que ambas partes se vayan a sus casas.

Esa muerte cruzada puede significar el fin de la larga noche correísta, la clausura de la farra, la última canción de Pueblo Nuevo.

No falta mucho para aquello y tantas cosas pueden ocurrir en el camino. Hay que tomar en cuenta, por ejemplo, que el país estará ciego por un buen tiempo, ausente de su propia realidad, por el silencio obligado, la mordaza informativa, la persecución implacable a la prensa. Tal vez haya algunos periodistas presos, otros exiliados y unos cuantos convencidos a la fuerza.

Se podrá decir poco y saber menos, pero aún así, el desgaste político de la revolución será imparable.

Más relacionadas

1 Comment

Los comentarios están cerrados.