Drive

Por Andrés Cárdenas
Quito, Ecuador

Aquí el destino es una bola de nieve que acaba con todo el que no tiene suerte. El caballero quiere proteger de los dragones a la princesa, aun cuando su torre sea tan alta como un esposo encarcelado y un hijo pequeño. Al ver Drive, mezcla entre tragedia griega y cuento de hadas ambientada entre las mafias nocturnas de Los Ángeles, es cuando se comprende a tanto detractor de los Oscar. Esta gran obra de Hossein Amini, guionista, y de Nicolas Winding Refn, premiado en Cannes como mejor director, es, para muchos, la mejor película del año pasado.

Ryan Gosling es “el conductor”. Trabaja en una mecánica, maneja automóviles para películas y de vez en cuando colabora con robos. No es ladrón: nunca trabaja dos veces con la misma gente y su contrato dura exactamente cinco minutos, después de ese tiempo los abandona. Sus reglas son irrompibles, sus sentimientos helados, su habilidad única. Es un tipo solitario que tiene más cosas para ver hacia dentro que hacia afuera. Al conocer a su vecina Irene (Carey Mulligan), quien tiene un hijo pequeño y un esposo encarcelado, entiende lo que es compartir. Surgen las escenas más bellas de la película. Sin embargo, cuando queda en libertad el esposo de Irene, la mafia más poderosa de la ciudad quiere cobrar el precio de haberlo protegido dentro de la prisión. Irene y su hijo están en riesgo y el conductor decide ayudar a saldar esa deuda con un nuevo robo. Surgen muchas muertes y las escenas más violentas de la película. Bastante violentas.

En Drive hay una excelente actuación de Gosling que, hablando poco, construye un personaje que llega a extremos de ternura y violencia. Un muy buen manejo de iluminación que hace memorables las escenas del conductor manejando en la noche y del paseo que da con Irene y su hijo. Tomas aéreas de Los Ángeles que nos quieren decir “eres un punto en esa infinidad de torres y calles alumbradas”. Hay una banda sonora extraordinaria que recurre a mucha música electrónica con ritmos pop de los años 80 y letras que podrían constituir la misma reseña del filme. “I’m gonna show you where it’s dark, but have no fear”, en el tema de Kavinsky, y los títulos de las otras dos: A real hero de College y Under your spell de Desire. Evocaciones claras a un cuento de hadas.

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