El rostro de la crisis

Juan Jacobo Velasco
Santiago de Chile, Chile

Una cosa es hablar de las cifras de la crisis y otra, muy distinta, cuando se cambia el eje desde lo macro político y económico al perfil más micro, en el que la cantidad de historias que se entretejen representan familias y comunidades enteras devastadas por el peso de una situación insostenible. Entonces, el contexto de las frías cifras de las que se habla en las noticias toma una dimensión humanamente dolorosa. Por suerte, el periodismo ofrece –es su obligación- estas dos aproximaciones para tener un panorama, a la vez, global y cercano sobre lo que acontece en Europa, en general, y en España, en particular.

La edición europea de la revista Time en su última edición presenta el artículo «la vanguardia del desastre», una mirada profunda sobre Jerez de la Frontera, una de las ciudades más afectadas por la recesión en España. Las cifras de esta ciudad andaluza son estratosféricas: es la segunda mayor deuda municipal del país, luego de Madrid, y la ciudad española más endeudada por cada habitante. Como consecuencia de ese nivel de deuda y de la recesión del sector privado, en donde la construcción se había convertido en el gran generador de crecimiento –y, ahora, de crisis-, su tasa de desempleo se acerca al 40% y el municipio ha recortado todos los ítems de gasto, al punto de que la ciudad se queda sin suministro de luz la mayor parte del día. Al desempleo estrambótico que genera el ajuste se suma el atraso en varios meses de los salarios en las empresas que prestan servicios públicos y que no reciben ningún tipo de transferencia por parte del gobierno local. Es, a todas luces, una situación de desastre sin aparente solución para una ciudad que no alcanza el cuarto de millón de habitantes, quienes hacen milagros para subsistir desde la informalidad, la economía de trueque y una espera eterna por un cambio que no llega.

No menos precaria es la situación de Humilladero, un pequeño pueblo andaluz de 3 500 habitantes, también con serios problemas. Como cuenta la BBC en un reportaje de esta semana, todos se conocen y están conscientes de las dificultades. A su alcaldesa, Noelia Rodríguez, la situación de crisis pareja y generalizada, gatilló una novedosa propuesta: sortear los puestos de trabajo que se abren a nivel municipal. El ayuntamiento abrió tres bolsas de empleo: una para jardinero, otra para limpieza y otra para albañil. Hace tres semanas se hizo la rifa y se adjudicaron los puestos de modo que cada uno de los ciudadanos inscritos en la bolsa de empleo ya sabe qué puesto va a ocupar y qué mes le va a tocar. Con la cantidad de inscritos, las plazas estarán cubiertas hasta 2040. El azar decide cuándo le toca a cada quien.

Una crisis tan profunda puede generar desolación, como en Jerez, y humanidad, como en Humilladero. La gracia está en buscar una salida que convierta a esta última cualidad en la cara visible de una recesión sin aparente retorno.

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