El ataque a la CIDH

Por Héctor Yépez Martínez
Guayaquil, Ecuador

La misión fundamental de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es investigar y denunciar ante la Corte Interamericana los abusos de derechos humanos que cometen los estados de América Latina. Lo lógico, por tanto, es que la CIDH sea un organismo que esté por encima de los estados: si estuviera debajo de ellos, no podría hacer su trabajo con eficacia. Y es lógico también que la tarea de este organismo sea particularmente incómoda para los gobiernos cuando violan los derechos de sus ciudadanos.

No debe, por tanto, sorprendernos que ciertos mandatarios latinoamericanos —especialmente célebres por su autoritarismo— hayan emprendido una campaña virulenta contra la CIDH para que “revolucione o desaparezca”, como dijo este lunes el Presidente Correa en Bolivia. Tampoco debe sorprendernos que los ataques provengan de gobiernos que han disminuido la libertad de expresión en sus respectivos países, que han manipulado el sistema electoral en su beneficio, que constantemente satanizan a sus opositores y que han estrechado lazos con los regímenes más totalitarios del planeta.

Menos nos debe extrañar si advertimos que esos mismos mandatarios controlan prácticamente todas las funciones públicas de sus naciones: la legislación, la administración y la judicatura. De modo que, en el esquema “revolucionario” que han construido mediante el constante recurso a la democracia directa para debilitar el sistema republicano, esos líderes no están acostumbrados a que nadie ejerza contrapeso a su poder absoluto, ni a que exista alguna entidad independiente que tenga la osadía de decirles que están haciendo algo mal.

La actitud de Chávez y Correa no es nueva. La CIDH ya sufrió antes la embestida de Alberto Fujimori a finales de los noventa. El discurso de ahora es que, como los actuales presidentes no empuñan las armas y fueron elegidos popularmente, entonces son automáticos paladines de los derechos humanos que no necesitan ser fiscalizados por nadie. Nada más falso: la vigencia de los derechos no está garantizada sin más por la existencia de una democracia popular.

Lo que Chávez y Correa pretenden, en realidad, es trasladar a nivel regional el mismo poder absoluto, libre de fiscalización, que hoy han logrado imponer en sus respectivas naciones. Por ello su eterna perorata sobre la soberanía como principio último y supremo, que no puede ser violentado ni aún en casos extremos de delitos de lesa humanidad, como los que hoy se cometen en Siria.

El objetivo es claro: sacar del camino a un sistema interamericano de derechos humanos que no pueden controlar, para ejercer su poder total sin el estorbo de lo que Correa llama “burocracia internacional”. Y el resultado también es claro: si esta propuesta vence —gracias a la actitud tibia y vergonzosa de Insulza y de otros presidentes, más demócratas, que no quieren contradecir abiertamente a sus colegas autoritarios—, entonces los latinoamericanos perderemos la única institución que hoy es capaz de defender nuestros derechos con independencia frente a los abusos del poder nacional.

* Publicado originalmente en el blog www.realidadecuador.com

Más relacionadas

5 Comments

  1. Es lamentable que tengan que venir gobiernos progresistas para descubrir cual ha sido en realidad,el papel que la CIDH ha venido desempeñando. Y es largo de mencionar los muchos acontecimientos graves y vergonzosos en gobiernos anteriores,tanto en el ecuador,como en toda america latina, en los que la CIDH simplemente se ha hecho de la vista gorda y ha querido mirar para otro lado, demostrando una actitud sumisa y de vergonzosa lealtad ante quienes ejercen el liderazgo en el mundo,los estados unidos..tan vergonzosa es esa relacion que estados unidos se permite tener votos y opinar  en asuntos  latinoamericanos sin ser signatario NI RECONOCER a la CIDH…sólo por mencionar un hecho vergonzoso de los tantos,en el cual la CIDH ha mantenido un silencio cómplice fué la salida del poder A LA FUERZA ,de un gobierno elegido democráticamente en Honduras ,elegido por El pueblo, en elecciones generales y cuyo triunfo fue avalado por la ONU…pero cuyo presidente no era del agrado del gobierno norteamericano, asi que terminó siendo derrocado…Un organismo cuando actúa de una manera no independiente, de una manera sesgada ,parcializada, al servicio de grandes capitales, al servicio de negocios privados, al amparo del gobierno norteamericano etc etc..es un organismo que ha desviado su cauce normal y está perjudicando a la humanidad deseosa de que ese organismo u otro, cumpla a cabalidad su funcion cual es el velar por los derechos humanos y por la verdadera libertad de expresión ….cometidos que la CIDH ha desviado…a la CIDH le quedan dos opciones: REVOLUCIONARSE O MORIR….pero asi como va la CIDH..va directo a lo segundo……..
    ADIOS CIDH CORRUPTA!!!

Los comentarios están cerrados.