Buenas noticias libias

Por Joaquín Hernández Alvarado
Guayaquil, Ecuador

Uno de los argumentos utilizados para sostener al tirano dictador de Libia, Gadafi, durante los cruentos enfrentamientos entre los rebeldes y sus tropas fue que su derrota solo traería más caos al país y que no existía ninguna fuerza política para reemplazarlo y mantener el «equilibrio» en esa región del mundo. Curioso sofisma de consecuencias trágicas para quienes tuvieron que morir o sufrir innecesariamente para derrocar al «tirano estrambótico» como lo llama Javier Valenzuela en su blog en El País de Madrid. Curiosa lógica también para mantener dictaduras. Pero realista si se piensa que el poder prescinde de todo para mantenerse a sí mismo: criterios morales y, por supuesto, ideologías. ¿No se aliaron Hitler y Stalin para repartirse Polonia? No importa que el pacto entre los dos dictadores no haya durado mucho. Lo verdaderamente infamante y que debiera ser lección para todos es que se firmó.

Al parecer, el ex ministro Mahmud Yibril, jefe de la Alianza de Fuerzas Nacionales, saldría vencedor en las recientes elecciones libias donde por primera vez en 60 años los ciudadanos pudieron votar para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional. El líder de los Hermanos Musulmanes le ha concedido ya la victoria a Yibril en vista de su triunfo en las grandes ciudades de Trípoli y Bengasi que fueron en su momento foco de la rebelión contra el dictador y sufrieron el hostigamiento a sangre y fuego de su ejército, sobre todo de mercenarios contratados para eliminar cualquier resistencia. En estas dos ciudades se concentra más de la mitad de la población de Libia. Sin la intervención, llamémosle así, de algunos países europeos y árabes, Gadafi seguiría imponiendo sus caprichos fuera del país y masacrando dentro a sus ciudadanos.

Javier Valenzuela recuerda, con motivo del estreno de la película de Sacha Baron Cohen, El dictador, que representa a Gadafi con el nombre de Almirante Aladin, el tragicómico personaje en que terminan los dictadores: «personajes muy risibles para todo el mundo, excepto por supuesto, aquellos que tenían que soportar su tiranía». Por ejemplo la lectura obligatoria de su Libro Verde. Valenzuela hace luego un breve recorrido por algunos dictadores de los últimos tiempos.

Los análisis de prensa muestran que Yibril goza del aprecio de los países occidentales. Sin pretender etiquetar su movimiento, podría ser visto como cercano a la corriente democrática y laica, aunque Yibril lo haya negado precisamente para mantener abiertas las puertas a otros partidos de línea islámica con quienes debe llegar a un diálogo para poder enrumbar la reconstrucción del país.

Uno de los problemas más importantes que deberá afrontar es la reforma administrativa del estado que responda al peso de la región de Cirenaica que, durante la dictadura de Gadafi, se sintió disminuida por Trípoli. Gadadi nunca tocó este problema y lo dejó crecer. Ese es otro secreto de las dictaduras: nunca dar una solución definitiva a los verdaderos problemas, sino dejarlos pendientes para poder manipular con ellos.

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1 Comment

  1. QUIENES SON LOS DICTADORES???????

    Libia: un negocio de guerra redondo

    Nazanín Armanian

    Publico

    En febrero de 2011,
    EEUU, Francia y Gran Bretaña aprovecharon el estallido de las protestas
    ciudadanas contra el régimen despótico de Muamar Gadafi para llevar a
    acabo su plan de apoderarse de Libia. Meses antes habían iniciado las
    operaciones encubiertas, armando a una oposición compuesta por
    desertores del régimen y mercenarios de Al Qaeda. Una oportunidad de
    poner a prueba el nuevo “concepto estratégico” de la OTAN adoptado en la
    cumbre de Lisboa que convirtió a la Alianza en una policía global
    autónoma. La guerra de rapiña, bajo la cobertura moral de “proteger
    al pueblo”, contó con la complicidad de los medios de comunicación que
    acusaron a Gadafi de cometer un genocidio que nunca se probó. La OTAN
    abusó de la resolución 1973 de la ONU sobre la exclusión aérea de Libia
    para terminar con la vida del que fuera líder del país. De esa forma se
    mostraba que el mundo no es multipolar y que los BRICS no pueden detener
    a EEUU. “Vini vidi vinci”. Hillary Clinton confesó su participación en
    el crimen de guerra dos días después de salir de Libia. Gadafi debía
    llevar a la tumba sus pactos secretos con los defensores de los derechos
    humanos, como, por ejemplo, cuando en 2007 invirtió 65 millones de
    dólares en la campaña electoral de Sarkozy.
    Aquella guerra,
    vendida como una liberación modélica del pueblo libio, dejó unos 70.000
    muertos, muchos sepultados bajo las 40.000 bombas lanzadas por la OTAN,
    que de paso, destruyó la infraestructura del país, para luego
    reconstruirla con el dinero de las víctimas.
    A continuación, algunos motivos reales de la guerra:

    La caída de Mubarak y Ben Alí generó en la OTAN el temor de perder la
    influencia en la estratégica Libia, que además es la principal reserva
    de petróleo de África. Ese “tesoro libio” por el que Francia e Italia se
    peleaban es de alta calidad, fácil acceso y está cerca de los mercados
    europeos. Sarkozy, a pesar de la crisis económica, gastó 200 millones de
    euros en esta guerra, hizo de Napoleón y se lanzó a la batalla apoyando
    a los opositores del Consejo Nacional de Transición libio a cambio de
    recibir el 35% del petróleo. Además, soñaba con la segunda reserva
    mundial de agua dulce (la primera es el lago Baikal en Siberia) que está
    situada bajo la superficie libia. Las empresas francesas controlan el
    40% del mercado del agua.
    – EEUU y sus socios europeos no podían
    admitir que Gadafi impulsara un Fondo Monetario y una moneda africanos
    perjudicando al dólar y al euro, sumidos en una profunda crisis. Es más,
    los bancos arruinados occidentales se hicieron con 150.000 millones de
    dólares y 144 toneladas de oro libios.
    – Expulsar a China de
    Libia, de África. Unas 70 empresas chinas trabajaban en el sector de la
    construcción de puentes, infraestructuras de transporte y gasoductos. El
    actual gobierno ha suspendido sus contratos, abriendo su mercado a las
    empresas de construcción europeas como Alcatel-Lucent o Total.
    – Establecer el dominio absoluto sobre el levante Mediterráneo (sólo falta Siria).
    De
    esa forma la Alianza Atlántica se estrenó en Africa. Libia dejó de ser
    el único país del norte del continente no subordinado a EEUU. El
    Pentágono ya le ha integrado en el AFRICOM -sucursal de la OTAN-, a
    pesar de la protesta de Argelia. Desde allí podrá observar y canalizar
    los cambios políticos que se producen en la región e infundir miedo en
    los ciudadanos que piden democracia para que vean que la guerra es peor
    que una dictadura.
    Conseguido el petróleo libio (e iraquí),
    Washington no sólo podrá regular la cantidad y el precio del mismo en el
    mercado, sino imponer su voluntad a Irán –otro país petrolero en la
    lista de ser asaltado-. Obama ha conseguido que Europa embargue el crudo
    iraní ahora que logra sustituirlo por el combustible libio e iraquí.
    Libia
    puede ser «somalizada»: el país, desde que el régimen centralista,
    tirano, próspero y semisocialista de Siad Bare fue derrocado en 1991 por
    los clanes armados, se desintegra sumido en el caos. Ya es un Estado
    fallido donde los “señores de la guerra” han provocado una crisis
    humanitaria descomunal. En Libia, hasta hace un año, no había hambruna,
    el 80% de la población estaba alfabetizado y tenía acceso a agua potable
    y a la sanidad. La esperanza de vida era de 79 años y la mujer tenía
    más derechos que en el resto de Africa.
    El despotismo laico
    paternalista de Gadafi ha sido reemplazado por el totalitarismo y
    fanatismo religioso apoyado por los demócratas saudíes. Libia es el
    quinto país musulmán -después de Irak, Afganistán, Yemen y Paquistán-
    agredido por EEUU y sus aliados. En la lista también están Siria e Irán.

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