Mini-misa

Por Xavier Vizcaíno
Quito, Ecuador

Si es verdad que el ser humano es animal de costumbres, lo somos cada vez más. Más humanos, quiero decir, porque lo de animales nunca ha estado en duda. Ruego que no se ofendan las damas ni los caballeros elegantes, que ahora visten como dandis de cóctel diplomático, ya que cuando hago referencia a nuestra condición faunística me refiero exclusivamente al reino natural al que pertenecemos, que además de animal, resulta muy animado en razón de las frecuentes y divertidas animaladas que nos entretienen; tan habituales que ya nos hemos acostumbrado a ellas. Por favor, rebobine usted 24 segundos de lectura y encontrará que ha sido demostrada la proposición inicial de este artículo.

También nos hemos habituado a que el Rey del Reino de los Acostumbrados haga audiencias públicas a la inversa. Su Alteza se sienta en su trono vagabundo y en lugar de escuchar a los súbditos, dispone los asuntos de Estado para que sus súbditos lo escuchen a él. Cuando la saliva se vuelve escasa, alterna videos, sketches humorísticos y canciones para divertir a la clientela.

Estas especies de liturgia se realizan el fin de semana, cuando el público resetea su memoria RAM. Así, el Rey se queda con la última palabra, con la certeza de que pasará directamente al disco duro. Algunas veces la estrategia es exitosa, otras veces no tanto. El resultado depende del tema. Por ejemplo, si se trata de descalificar un disidente, que según Palacio ya son pocos, el asunto va a quedar flotando en el aire unos días más, hasta que el señalado calle o quiebre. El Poder sabe que, en la mayoría de los casos, basta con poner en riesgo la comodidad de sus opositores, nada más.

En los otros casos, en que la animada animalada tiene mayor peso, la estrategia de elección se llama “minimización”. El Monarca entonces “minimiza” el tema, se ríe con el ceño fruncido, luego frunce el ceño sin reír y entonces propone alguna explicación de la categoría: “el can de palacio ha devorado el ensayo”. Por ejemplo, clásicos como: “la secre con iniciativa”, “el juez time-traveler” o “la conspiración internacional”.

Y así, pasan las semanas, los meses, los años; cada vez más acostumbrados, animados y minimizados.

Más relacionadas

3 Comments

  1. La descripción suya se me hace bastante conocida, por ventura, caballero, ¿este sainete es acaso el que se repite sábado a sábado en la Soberanísima Republiqueta de Banania?

  2. Aunque me tílden de hereje, estimado Xavier… jamás asistiré a la «Misa del Reino de los Acostumbrados»… por muy mini-misa que sea. Amén

  3. Al parecer esa liturgia sacrílega que reciben penitentes los «inocentes feligreses revolucionarios»; calará en su espíritu no porque tengan algún mensaje revelador, sino porque los ha «encantado» con esa oratoria de parvulario, propia del maligno y que tan bien la domina el «economista».

Los comentarios están cerrados.